Una golondrina no hace verano

Una golondrina no hace verano

El Gobierno cierra un período con fuertes excedentes fiscales. Pero esa fortaleza se contrastó con la debilidad para "rescatar" a obreros desde el sur.

Las preocupaciones oficiales se tomaron vacaciones; las contradicciones no. José Alperovich pasó un verano sin grandes contratiempos. Su gestión se desenvolvió sin inconvenientes: primero, debido al receso masivo que licenció las quejas salariales sindicales y, luego, porque alimentó el juego de los acoples, en el que él siempre es banca. Las finanzas públicas tampoco tuvieron complicaciones. El primer bimestre del año será tan líquido como cuando cerró 2010, un año de bonanza que dejó bastante dinero en la caja del Estado.

Entre enero y este mes que se va se acumuló no menos de $ 30 millones. Es lo que los técnicos llaman superávit. No hubo tantas erogaciones: por imperio de la refinanciación, Tucumán sólo abona un 20% de los vencimientos del endeudamiento público; tampoco hubo complicaciones en materia salarial -el esquema estaba cerrado ya en noviembre, cuando se dispuso el pago masivo de planillas salariales-. "Se gastó lo debido", dice una fuente oficial que, con sus palabras, avala un ahorro del 15% de lo presupuestado.

El desenvolvimiento de las finanzas le permite a Alperovich concentrarse en la campaña. Su discurso del próximo martes será un resumen de lo que luego vendrá: comparaciones sobre cómo recibió, en 2003, la Provincia y cuáles fueron sus logros en casi ocho años al frente del Poder Ejecutivo. Muchos de ellos se sustentaron en esa gran mano que le dio el kirchnerismo: desde la refinanciación de casi el 80% de la deuda pública (unos $ 2.500 millones), pasando por las partidas extrapresupuestarias para ejecutar obras, hasta llegar a la asignación de planes sociales como el Programa Argentina Trabaja que, según el Indec, prácticamente terminó con el desempleo en el Gran Tucumán-Tafí Viejo, con una tasa del 5,4% al cerrar 2010.

He aquí algunas contradicciones de la gestión: por un lado resalta un dato sobre la mejora que hubo en el mercado laboral tucumano, fruto del crecimiento económico y de las asistencias sociales oficiales. Por otro, oculta bajo la alfombra roja la evolución del índice de precios al consumidor. A Alperovich le incomoda que le sugieran que la inflación en la provincia puede ser muy distinta a la del Indec. Alguna vez esbozó la posibilidad de reconstruir un índice local. Fue sólo una promesa preelectoral. Nada más. Esa incomodidad fue la misma que sintió cuando los citricultores plantearon su inquietud acerca del cortocircuito diplomático con los Estados Unidos por el caso del avión de ese país, varado en Ezeiza. El gobernador no quiere salirse de la sintonía kirchnerista. Prefiere desafinar ante las consultas como lo hizo el martes cuando respondió que el problema era el lobby de productores californianos y no los roces con EEUU. La causa no era la cuestión; sí el efecto de un choque diplomático.

El primer trimestre es un período de baja actividad productiva. A tal punto que las principales industrias están en receso y, por ende, un ejército de obreros queda desocupado. Sin embargo, la tasa de desempleo proyectada alcanza al 7,4%. Claro que en el camino, unos 27.000 tucumanos salen a otras provincias, en calidad de golondrinas, en busca del sustento económico para su familia. Y, en este aspecto, el Ejecutivo ha mostrado poca reacción frente a los desarraigados. Si bien cada uno es dueño de su destino laboral, resultó insólito que desde el Gobierno poco y nada se hiciera por los 32 tucumanos que fueron encontrados hacinados en un viñedo pampeano. Muchos miraron hacia el costado; el Ejecutivo de La Pampa no. Se encargó de gestionar el cobro de los jornales, les dio asilo mientras se tramitaba una causa judicial y hasta les alquiló un colectivo para que esos tucumanos pudieran volver hoy a sus hogares.

Tal vez el Gobierno tucumano tenga preocupaciones mayores que algo que puede ser considerado como un granito de arena en la montaña de problemas y conflictos locales. Pero ese granito también forma parte de esta bendita tierra llamada Tucumán.

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