29 Septiembre 2010
ABSTRACCION. Una de las obras emblemáticas de Carmelo Arden Quin.
BUENOS AIRES.- El movimiento Madi revolucionó el arte en Argentina cuando en la década del 40 creó la abstracción. El lunes falleció -a los 97 años- uno de sus fundadores, el pintor y poeta uruguayo Carmelo Arden Quin, en Savigny-sur-Orge, localidad de las afueras de París. Allí residía.
Arden Quin fue mucho más que un pintor, porque se interesó por la filosofía y por la teoría desde que conoció a quien consideraba su maestro, Joaquín Torres García, el padre del constructivismo rioplatense.
Defensor en su arte de las formas planas y de los colores primarios, Arden Quin expuso sus creaciones en la materia por primera vez en 1936, en el marco de una exposición colectiva organizada a beneficio de los intelectuales españoles antifranquistas.
Presentó en agosto de 1946, junto con otros artistas como Kosice, Rothfuss, Martín Blaszko, Diyi Laañ y Elizabeth Steiner, la primera exposición Madi y el manifiesto del movimiento, que se publicó en la legendaria revista "Arturo". Un documento que subrayaba cómo la abstracción esencialmente expresiva ocupa su lugar cuando en los países llegados a una etapa superior de desarrollo industrial, el viejo estado de cosas del realismo burgués desaparece casi por completo. Justamente, cuando la representación plástica de la naturaleza se bate en retirada y se defiende débilmente.
Eran los tiempos de las vanguardias y Arden Quin, un militante confeso de ellas.
Al resumir el "arte antes de Madi", sus fundadores lo encontraban como un historicismo escolástico, idealista; una concepción irracional; una técnica académica; una composición unilateral, estática e incoherente; una obra carente de hallazgo y esencialidad.
Madi aspiró a interpretar e inventar, con optimismo, la utopía de un mundo mejor. Una nueva manera de ver y estar en una sociedad en transformación, después de la II Guerra Mundial.
Por eso quiso ser un movimiento que abarcara todas las artes (pintura, escultura, diseño, teatro, música, danza, arquitectura) en contacto con la realidad de su tiempo. Madi se propuso dejar atrás la tradición artística y en especial la pintura, romper con el canon del cuadro-ventana renacentista, utilizando colores puros y planos y con el marco irregularmente recortado. (Especial)
Arden Quin fue mucho más que un pintor, porque se interesó por la filosofía y por la teoría desde que conoció a quien consideraba su maestro, Joaquín Torres García, el padre del constructivismo rioplatense.
Defensor en su arte de las formas planas y de los colores primarios, Arden Quin expuso sus creaciones en la materia por primera vez en 1936, en el marco de una exposición colectiva organizada a beneficio de los intelectuales españoles antifranquistas.
Presentó en agosto de 1946, junto con otros artistas como Kosice, Rothfuss, Martín Blaszko, Diyi Laañ y Elizabeth Steiner, la primera exposición Madi y el manifiesto del movimiento, que se publicó en la legendaria revista "Arturo". Un documento que subrayaba cómo la abstracción esencialmente expresiva ocupa su lugar cuando en los países llegados a una etapa superior de desarrollo industrial, el viejo estado de cosas del realismo burgués desaparece casi por completo. Justamente, cuando la representación plástica de la naturaleza se bate en retirada y se defiende débilmente.
Eran los tiempos de las vanguardias y Arden Quin, un militante confeso de ellas.
Al resumir el "arte antes de Madi", sus fundadores lo encontraban como un historicismo escolástico, idealista; una concepción irracional; una técnica académica; una composición unilateral, estática e incoherente; una obra carente de hallazgo y esencialidad.
Madi aspiró a interpretar e inventar, con optimismo, la utopía de un mundo mejor. Una nueva manera de ver y estar en una sociedad en transformación, después de la II Guerra Mundial.
Por eso quiso ser un movimiento que abarcara todas las artes (pintura, escultura, diseño, teatro, música, danza, arquitectura) en contacto con la realidad de su tiempo. Madi se propuso dejar atrás la tradición artística y en especial la pintura, romper con el canon del cuadro-ventana renacentista, utilizando colores puros y planos y con el marco irregularmente recortado. (Especial)
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