Falleció Carlos Fernández, un visionario que deja huellas en la UNT

Falleció Carlos Fernández, un visionario que deja huellas en la UNT

Apasionado defensor de la calidad académica.

APASIONADO. Fernández luchó por una universidad más digna. APASIONADO. Fernández luchó por una universidad más digna.
01 Octubre 2008

Siempre es penoso cuando una universidad pierde a uno de sus mejores hombres. El doctor Carlos Fernández murió ayer a los 78 años. Entregó su energía más vital a engrandecer los horizontes de la Universidad Nacional de Tucumán. Primero al frente de la Facultad de Medicina, de la cual fue decano en dos oportunidades, y luego como vicerrector durante la gestión de Mario Marigliano, cargo que desempeñó durante dos períodos consecutivos. "Yo soy lo que soy por la universidad pública. Primero fue la de Buenos Aires, donde estudié, y luego la de Tucumán, donde hice docencia y gestión. Yo siempre me siento en deuda con la universidad pública; sólo siento gratitud", solía decir el destacado cardiólogo, que fue hasta hace pocos meses rector de la universidad privada San Pablo-Tucumán.
Nacido el 5 de setiembre de 1930, Fernández tuvo inquietudes reformistas ya en la década de 1960, cuando comenzó a vislumbrar la necesidad de cambios en la currícula de Medicina, en el sentido de que el médico estuviese más inserto en la comunidad. Pudo concretar estas modificaciones cuando fue decano. El último año de la carrera se convirtió en un practicantado rural e incluyó, entre otras cosas, el estudio de la Salud Pública. La tarea de reforma fue continuada por sus sucesores.

Solidario y comprensivo
"Medicina es una carrera que requiere mucha dedicación, muy exigente, que toma todo el tiempo y no deja espacio. Los estudiantes saben como nadie lo que es estudiar fuera de horario. Una de las condiciones que debe tener un médico es un nivel intelectual muy alto, necesario para estudiar una carrera con tanta exigencia. El médico debe tener una personalidad especial; debe ser solidario, comprensivo. Lo que la diferencia con otras carreras es el contacto con el dolor, el sufrimiento de la gente", sostenía.
A lo largo de su trayectoria, obtuvo importantes distinciones que no ensombrecieron su humildad. Se especializó en España en Clínica Médica. Fue docente de esa disciplina, de Semiología y de Patología en la UNT. Presidió la Asociación de Facultades de Medicina de la República Argentina; fue miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Médicas y de la Academia Nacional de Medicina.

La misión
"La autonomía universitaria no pasa por aislarse entre los sectores. La misión de la UNT está muy relacionada con el desarrollo regional. La Universidad debe dejar de ser la acompañante dócil de situaciones impuestas por un proceso rutinario, sin ideas, sin futuro y que se mantiene sólo por inercia, y ensaye propuestas creativas e innovadoras que la impulsen a transformarse en líder de un cambio que la sociedad necesita y reclama", aseveraba.
Admirador de Sarmiento, de Juan Pablo II, de Bach y de Beethoven, hincha de San Martín y de River, Fernández era un apasionado lector de libros de medicina y de educación. "El esfuerzo de compatibilizar la Universidad y la Provincia que soñamos para empezar a sentirnos una ciudad universitaria; que la Universidad nos atraviese, que la comunidad la sienta propia, que se apropie de ella. Que no la piense sólo como el lugar donde sus hijos se forman, sino como un espacio estratégico para el presente y para el futuro de la región traducido esto también en una mejor calidad de vida", afirmó en una ocasión. Fernández tuvo la inteligencia de mirar el bosque y no el árbol. Era un hacedor. Sus restos son velados en una empresa fúnebre del pasaje Padilla.

Tamaño texto
Comentarios