Cartas de lectores

Leyendo la carta de la turista bonaerense del 9/9, vino a mi memoria la obra de Amalia Prebisch de Piossek, que inmortalizó a estas tejedoras tucumanas con sus versos, dedicados al Gobernador de Tucumán, Ernesto Padilla. Este estilo criollo en épocas de antaño era canto oficial de las escuelas tucumanas, lástima que todo esto se haya perdido. Siendo niña la escuché cantada por mi madre y así la aprendí. Transcribo dos estrofas: “Era morocha y garrida / graciosa sagaz y franca; tenía los ojos negros / y negras las crenchas lacias / sobre el ceñido corpiño / las gruesas trenzas jugaban / si caminaba ondulando / la randera tucumana. Entre las manos ligeras / pasaba sutil, la malla… / La aguja, en ella, al antojo / bordaba cosas soñadas… / y luego, piadosa y triste, / con randa altares ornaba / para que el novio volviera / la randera tucumana”. Creo que el único pueblo de Tucumán que aún conserva esta hermosa tradición artesanal de las randas es Monteros. Sería loable que mediante el apoyo oficial se rescatara esta parte de la historia que pertenece a nuestro patrimonio cultural.

 

 

 

Cuando estuve en Francia, me sorprendí porque los perros que acompañaban a sus dueños, por pequeños que fueran, iban con el bozal colocado. Les permitían entrar en bares y lugares públicos. Todos usaban su collar. Supe que cada mascota renueva papeles de vacunación y control veterinario anualmente. Hay un seguimiento estricto por parte de las autoridades. Las razas consideradas peligrosas, cualidad relacionada con cuestiones físicas del animal -tamaño, problemas de mandíbula (algunos tienen una mordedura que la traba), pérdida de olfato y oído en la vejez (esto les sucede a algunas razas por razones genéticas en la formación de la raza)- son inconvenientes que producen en el animal un estado de irritación constante por lo que es de prever que reaccionen ante situaciones inesperadas y en la que otros perros no lo harían. Las personas con antecedentes penales, aunque mínimos, no pueden tener por mascotas animales que pertenezcan a estas razas peligrosas. Se piensa que no tendrían la suficiente capacidad para criar debidamente y socializar un animal con estas características, ya que en la vejez los canes  y cualquier otra clase de animales, deben concurrir con más frecuencia al veterinario y requieren cuidados más intensivos. Por otra parte, en cada región de Francia, hay un lugar que pertenece a los municipios, y que tiene la función de recoger perros callejeros. Allí los curan si es necesario, y si acaso no son buscados por sus dueños, los adiestran para cumplir, entre otras tareas, guías de ciegos, de niños con capacidades diferentes, guardianes de galpones, etcétera, según la capacidad natural del animal. Es común que la gente busque adoptar perros en estos lugares. Los perros, por supuesto, felices.

 

 

 

Refiriéndome a la carta del lector Luis Akel, jefe del Departamento Informes del Ente Tucumán Turismo (12/9), quisiera disculparme y felicitar a los responsables por la atención que recibí en la Oficina de Información Turística ubicada en la Terminal de Omnibus. Pero debo reconocer que si no fuera porque en su carta me informaba de su ubicación, no hubiera llegado con facilidad o sin preguntar dónde estaba esa dependencia, dado que no vi ningún cartel indicador, excepto uno grande, pero situado justo sobre ella. Sería de suma utilidad que en los mismos carteles que indican los números de plataformas, la ubicación de los baños y demás dependencias de la estación, estuviera escrito y señalizada la ubicación de la Oficina de Información Turística. Todos sabemos que se trata de un servicio esencial para el turismo.