14 Sep 2017
El empeño de los olvidados
Al barrio Los Vázquez lo rodean los dos ex basurales más grandes de la provincia, y el río Salí, de color negro, quizás, en su tramo más contaminado. Lo envuelve el humo negro que lanza el horno de residuos patológicos de la Empresa 9 de Julio. En la barriada, donde la autopista parece empujar al destierro a quienes viven ahí, se pisa bosta, barro, aguas cloacales, basura y se convive con el lucro del narcomenudeo. Sin embargo ahí se respira esperanza. El optimismo y la perseverancia de los jóvenes adictos en recuperación, que semana a semana se organizan y hacen funcionar el merendero para los niños que ahí crecen, como crecieron ellos. Lo reivindican cada vez que se les pregunta: “no somos el basural, no somos basura”. Cada uno sabe y ocupa su lugar de trabajo. Desde amasar, buscar agua, prender la leña, limpiar las tazas y organizar la rifa para pagar el flete que llevará la mercadería desde la Secretaría de Adicciones de la Provincia. Se demuestran que, pese a la exclusión y el olvido, son capaces de vencer sus dolencias y la injuria. El merendero. Su terapia.
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