¿Qué es el sexo kinky? Animate a intentarlo

Hay muchas opciones para cortar con la monotonía en la intimidad. Fetiches y fantasías populares que prefieren los tucumanos.

DISTINTAS FANTASÍAS. Hombres y mujeres tienen sus particulares fetiches, expresión de la diferencia de género. DISTINTAS FANTASÍAS. Hombres y mujeres tienen sus particulares fetiches, expresión de la diferencia de género.

Imaginemos que estamos en una heladería. Después de tantos años de consumir el postre, cada vez que nos paramos frente al mostrador, el combo de gustos que elegimos es el mismo. Sabemos qué sabores funcionan y no hay motivos para cambiarlos.

A la mayoría, les pasa algo similar en la intimidad. Lo clásico está perfecto, pero también existen otras experiencias que podríamos probar al menos en una ocasión. Entre las antítesis de este “sexo vainilla” se encuentra el kinky.

El término hace referencia a todas las prácticas sexuales que quedan fuera de lo convencional y añaden un toque de novedad o picardía a las relaciones. “Hablamos de una especie de sexo atrevido, espontáneo, explosivo y algo pervertido. Por ejemplo, como alternativa para escapar de la rutina y jugar, acá se incluyen los fetiches”, explica la sexóloga Agustina Soria Gómez (@psicoagus).

En el fetichismo, la excitación se produce en respuesta a algún objeto, prenda de vestir o una parte del cuerpo atípicamente sexual.

“Hay fetiches muy comunes como la atracción por los pies, los zapatos, el látex o cuero y el uso de lencería; mientras que otros escalan de nivel (sadomasoquismo, juego de roles, voyeurismo, etcétera) y nos desafían a explicárselos a nuestra pareja de una forma más seria y racional”, agrega.

Pare aquí

Al intentar visualizarnos en una escena kinky (con juguetes, palabras sucias, poses peculiares…) un pensamiento automático tiene que ver con los límites.

¿Qué pasa si mi compañero/a desea algo bastante extraño, “perturbador” o que transgrede mis valores morales? Vamos a aclarar los tantos.

“Las fantasías sexuales son, en la mayoría de los casos, sólo representaciones mentales que generan placer. Ellas no están necesariamente destinadas a ejecutarse; además tampoco suelen haber muchas barreras a la hora de fantasear porque gozamos de cierta libertad en comparación al mundo real y sus barreras”, agrega.

Por otro lado, la psicóloga enfatiza la diferencia que hay entre aquellas cosas que imaginamos y nos hacen palpitar y las parafilias.

“Las segundas aluden a comportamientos sexuales no convencionales en donde el placer se encuentra en objetos, actividades, individuos o situaciones atípicas (igual que los fetiches). Sin embargo, estas requieren de asistencia profesional porque causan malestar en la vida del individuo y lo exponen a situaciones de riesgo”, resalta.

La bandera roja aparece cuando ese fetiche se vuelve 100% elemental para disfrutar en la cama y resulta imposible vivenciar placer sin él.

Gustitos

Las dudas o los pedidos de ayuda para cumplir fantasías sexuales representan uno de los temas más recurrentes en los consultorios tucumanos.

“Los tríos, la apertura de la pareja o las propuestas swingers son tres ideas que se repiten con cierta frecuencia. En parte, vivir en un contexto sociocultural tan conservador impulsa a que estas fantasías tengan más auge. Cuando algo se concibe como 'mal visto' para una fracción de la población, se vuelve el doble de tentador”, comenta Soria Gómez.

Sobre el tipo de fantasías o fetiches que preferimos, la profesional destaca algunas diferencias de género. “Las mujeres fantasean con vivir experiencias sexoafectivas más intensas; como con tener vínculos de amantes o ser parte de grandes historias de amor en las cuales se sientan deseadas. En cambio, los hombres suelen decantarse por pensar en prácticas sexuales grupales y con menos exposición emocional”, contrasta.

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