En la pandemia, la unión entre vecinos fue el salvavidas de muchos tucumanos

En la pandemia, la unión entre vecinos fue el salvavidas de muchos tucumanos

Una investigación conjunta del Conicet y de una universidad de Minnesota revela que el "capital social" de esta provincia ayudó a aguantar los confinamientos.

VACUNACIÓN CONTRA LA COVID-19. La gente de esta provincia vivió los confinamientos con menos incertidumbre y angustia que ciudadanos de otras partes. GENTILEZA MINISTERIO DE SALUD DE TUCUMAN VACUNACIÓN CONTRA LA COVID-19. La gente de esta provincia vivió los confinamientos con menos incertidumbre y angustia que ciudadanos de otras partes. GENTILEZA MINISTERIO DE SALUD DE TUCUMAN

Una nueva investigación sugiere que durante la peor parte de la pandemia de coronavirus, a los tucumanos que vivían en vecindarios unidos les ha ido mejor. Al parecer, el capital social se constituyó en un recurso de resiliencia que redujo el impacto de los factores estresantes de 2020, según el estudio llevado a cabo de manera conjunta por investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Universidad Privada Macalester College, de Minnesota, en Estados Unidos.

Los primeros resultados del muestreo, dados a conocer recientemente, revelan que aquellas personas que residían en barrios o zonas donde los vecinos se conocían, tenían confianza los unos en los otros y estaban relacionados entre sí, tuvieron una mejor experiencia en los confinamientos.

"Los países latinoamericanos presentan condiciones socioeconómicas que los han hecho especialmente vulnerables a las cuarentenas. Y esta provincia, en particular, afronta múltiples debilidades estructurales. Pese a eso, ha quedado en evidencia que las fortalezas comunitarias pueden compensar la balanza", plantean Eric Carter -doctor en geografía con cátedra en salud global y licenciado en historia- y Laura Cordero -investigadora del Conicet, especialista en salud social y comunitaria y doctora en ciencias sociales-.

El concepto de barrio unido hace referencia a aquel en el que la confianza, la amistad y la solidaridad sobresalen en las relaciones humanas. "Nuestra forma de relacionarnos, confiada, ha sido una ventaja. Nos ha servido para sobrellevar la crisis sanitaria de una mejor manera", reflexiona Cordero.

La investigación fue efectuada en distintos sectores del Gran San Miguel de Tucumán, uno de los 11 aglomerados con más de 500.000 habitantes del país. Los científicos trabajaron a través de dos vertientes principales: una encuesta on line y con referentes comunitarios.

"Esto que ocurre aquí, que si nos falta el comino para las empanadas agarramos el celular y lo pedimos en el grupo de vecinos de WhatsApp, por ejemplo, no es habitual ni en otros países ni en otras provincias de la misma Argentina. Constituye una característica cultural particular", añade la investigadora.

Desde la mirada de Carter, el proyecto ha demostrado que cuando los vecinos cuentan con muchas conexiones, se produce una especie de autogestión. Es decir, la gente se contiene y comparte información. "El capital social de los tucumanos los ha ayudado a aguantar la pandemia", resume el catedrático, también autor de un libro sobre el paludismo y las políticas de salud pública y de otro volúmen sobre la medicina social.

- ¿Qué ha observado en Tucumán que le haya resultado llamativo en comparación con otros sitios?

- En primer lugar, he visto que los vecinos están acostumbrados a ayudarse entre sí. En segundo, aquí atan las cosas con alambres si es necesario; esta capacidad de responder de manera flexible ha sido una gran herramienta ante una situación límite. Tercero, quizás se pueda decir que la tendencia individualista de los estadounidenses se intensificó en la pandemia. En contrapartida, la tendencia sociable de ustedes también se intensificó: al no poder desplazarse, se unieron entre quiénes vivían cerca.

- ¿En qué sentido les fue mejor a los barrios unidos?

- Creo que sus habitantes estuvieron menos estresados y menos angustiados, en relación a ciudadanos de otras partes del mundo. Incluso, hubo menos ansiedad. Para ustedes, la pandemia fue un problema colectivo; no en todos lados se vivió de esa manera.

Otro hallazgo que contrasta con experiencias de Europa y de Estados Unidos es que se ha destacado un amplio acuerdo hacia la vacunación, entendida como un deber cívico. "Mientras en algunos países sufren nuevas olas y duros rebrotes debido a la baja aceptación de las campañas, aquí la gente ha expresado confianza", retoma Cordero.

La investigación se compone de varios bloques temáticos. Un descubrimiento relevante que también puede mencionarse es que aunque los entrevistados dijeron que no percibieron mejoras en su situación personal, sí expresaron una amplia fe en sí mismos a la hora de resolver problemas, de lidiar con la incertidumbre, de participar en acciones solidarias y de salir adelante.

Finalmente y pese esta serie de buenas noticias, el trabajo revela que en el contexto tucumano el devenir de la pandemia se ha traducido en una agudización de las condiciones de desigualdades preexistentes, como el incremento de la pobreza; el mayor riesgo de padecer inseguridad alimentaria severa en los hogares con muchos integrantes y el aumento de las demandas asistenciales.

"En un primer momento, se pensó en la pandemia como un fenómeno igualador. No obstante, hemos visto que se ha desarrollado de diferentes maneras. Y en estas manifestaciones participan diversas condiciones estructurales de los territorios", concluyen los científicos, quiénes aprendieron, tras este trabajo, que lo que realmente mantiene unidas a las sociedades en tiempos de crisis extrema y generalizada es la capacidad de empatizar con el otro.

Si llegaste hasta aquí, quizás quieras dejarnos tu opinión: ¿cómo viviste la pandemia en tu barrio? ¿te uniste a tus vecinos? ¿Estás de acuerdo con el resultado de este trabajo? Esperamos tu comentario.



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