Educación: la brecha digital sigue ahondándose

El Observatorio de la Pobreza de fundación León muestra cómo la virtualidad amplió la brecha entre chicos con y sin acceso a la educación durante la pandemia. El Estado debe apurar la ayuda.

UN SOLO DISPOSITIVO. Rosana Lescano, del barrio Juan Pablo II (El Sifón) tuvo que correr a comprar un celular para que sus hijos puedan estudiar. la gaceta / fotos de Analía Jaramillo UN SOLO DISPOSITIVO. Rosana Lescano, del barrio Juan Pablo II (El Sifón) tuvo que correr a comprar un celular para que sus hijos puedan estudiar. la gaceta / fotos de Analía Jaramillo

De los seis hijos de Rosana Lescano sólo dos van a la escuela. Nacho, de seis y Tiziana, de ocho años. Su mamá compró un celular para que ellos puedan estudiar. “Al anterior me lo han robado. Ahí yo tenía todas las tareas”, cuenta desde su casa construida con pulcritud, con maderas, lonas y chapas. A ese lugar del barrio Juan Pablo II (El Sifón) se mudó hace tres meses. Está cerca de la vía del tren, en un callejón oscuro porque le robaron los focos. Hay basurales alrededor. Pero el frente de su casa luce con macetas colgantes hechas de botellas plásticas. Debajo de la única ventana, una canaleta vieja estrena su nuevo rol de cantero con flores amarillas.

Con su trabajo de cocinera en dos comedores comunitarios, Rosana alimenta a su familia Hace tres años trabajaba en el programa Ellas Hacen “pero me sacaron, porque no podía ir a la escuela ni podía llenar los formularios que me pedían”, se lamenta. Con lo que aprendió hasta 5° grado ayuda a hacer la tarea de su hijo Nacho, pero se le queman los papeles al momento de guiar a su hija que va a 4° grado. La manda a maestra particular y paga $850 al mes.

En los barrios vulnerables la brecha digital ha hecho estragos durante la pandemia y lo sigue haciendo. A pesar de la anunciada presencialidad en las escuelas, el sistema mixto continúa en vigencia. Un informe del Observatorio de la Pobreza de fundación León, titulado “ Los jóvenes, la educación y las TIC en entornos de vulnerabilidad” recoge la experiencia de 149 becados de su programa “Futuros Egresados”.

Diego Aguilar, director ejecutivo de fundación, presentó los datos en la Casa León, de Yerba Buena, e invitó a rectores y decanos de la UNT, la UTN, la Unsta y la universidad San Pablo T. También se encontraba el nuevo secretario de Vinculación con Organizaciones de la Sociedad Civil, con quien firmó un convenio.

El trabajo presentado y coordinado por Julio Picabea, magister en Políticas Públicas, contó con la colaboración de Valentina González Navarro y María Sol Aldonate, estudiantes de las carreras de Economía de la UNT y de Ciencias Políticas de la Unsta.

¿Qué deja la pandemia?

Para entender el mundo que nos está dejando la pandemia, la fundación realizó un análisis de coyuntura social, económica y política. Pecabea contextualiza el trabajo en el último informe del Banco Mundial, que plantea que esta tragedia mundial podría dejar 100 millones de nuevos pobres en el mundo. “Esto revertirá una tendencia de 30 años de reducción sostenida de la pobreza”, lamenta. Pero además también hace peligrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas titulado ‘Fin de la Pobreza’. Ese informe dice que las tres regiones más afectadas del mundo serán África del Norte, el África Subsahariana y Medio Oriente.

En el plano regional, Picabea observa una América Latina sumida en una crisis social, económica y política. En seis años de estancamiento en el crecimiento de la región, la pandemia ha ocasionado “una profundización de la desigualdad social que se ha transformado en malestar social. Hay fragilidad democrática, crisis de representación y pérdida de la cohesión social”, señala.

Remarca que según el último informe de la Cepal, la pandemia ha sumido a 30 millones de personas en la pobreza en la región en 2020. Actualmente, un tercio de la población en América Latina vive en situación de pobreza.

En Argentina hace hincapié en una década de estanflación agravada por el impacto de la pandemia. Recuerda que en 2020 la pandemia dejó 42% de pobres en el país y 10.5% de indigencia (en Tucumán 43.5% de pobres y 7.7% de indigentes). Un 58% de los menores de 14 años viven en situación de pobreza en Argentina.

En Tucumán el 64% de los niños menores de 10 años son pobres. El Gran San Miguel de Tucumán es el aglomerado más pobre del NOA y el cuarto a nivel país. Tucumán es la segunda provincia con mayor tasa de desempleo (14.4%). En ese marco, 2020 dio un golpe a la educación y amplió la brecha digital que ya existía entre los sectores con más y menos posibilidades económicas.

El informe del Observatorio de la Pobreza intenta visibilizar la realidad de los jóvenes de 13 a 17 años de entornos vulnerables de Tucumán en relación con la tecnología. “Es fundamental que el Estado garantice la inversión en infraestructura digital en toda la provincia para que los niños y jóvenes puedan educarse y desenvolverse con autonomía”, concluye Picabea. Fundación León cuenta con varios programas para combatir la pobreza, y uno de ellos (el Observatorio) está dedicado a visibilizar la realidad, para poder cambiarla, con el aporte de los distintos estamentos de la sociedad.

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