Instituto de masculinidades y cambio social: interpelando a los hombres por una sociedad feliz

Instituto de masculinidades y cambio social: interpelando a los hombres por una sociedad feliz

Desde hace dos años que trabaja buscando problematizar la temática del machismo y generar incidencia política a partir de capacitaciones, charlas y campañas.

JUAN ESCOBAR, referente del Instituto de Masculinidades y Cambio Social. JUAN ESCOBAR, referente del Instituto de Masculinidades y Cambio Social.
13 Julio 2021

“En un taller en donde participaban chicas y chicos, un adolescente que participaba activamente dijo: ´si vas a una marcha feminista y le tocás la cola a una chica, te rompe la cara. Pero si lo hacés en un boliche, no pasa nada´. Ese comentario me impactó, porque ahí retomamos el registro que tienen los adolescentes de que, según el contexto, se puede hacer cualquier cosa sin consentimiento de la mujer. Pareciera entonces que en boliche todo vale pero ahí vemos que las chicas son las que ponen el límite, ese chico no registró que quien no puede hacer lo que quiera sin consentimiento del otro, es él”, explica a LA GACETA Juan Carlos Escobar, médico pediatra y de adolescentes y miembro del Instituto de Masculinidades y Cambio Social.

“Cuando hablamos de masculinidades nos paramos desde ciertas prácticas, normas y discursos  que tienen los varones cis heterosexuales que lo hacen desde una posición privilegiada respecto de las otras identidades. Esa posición es la que nos constituye desde que nacemos y ese privilegio se traduce en libertades sexuales, en poder tener hijos y hacerse cargo o no sin demasiadas consecuencias, tener varias parejas sexuales y que sea festejado -a diferencia de una mujer- y hasta libertades de movimiento dentro de un espacio público. Desde que somos chicos se nos permite movernos mucho más que a las mujeres y esas libertades y privilegios se palpan desde pequeños. También se naturaliza el modo de socialización violento que tiene el varón que, inclusive cuando saluda y muestra afecto, lo hace con golpes”, desarrolla Escobar. “Eso forma parte de una cultura masculina, que se da a base a tres negaciones, es decir, vamos a ser más varones si no nos comportamos como mujeres, niños u homosexuales. Siempre estará presente la mirada de los otros que avalará nuestra hombría”.

El instituto acompañó, en estos años, varias campañas que se viralizaron en redes sociales como “Amigo date cuenta” para frenar la violencia machista y los lazos de complicidad; “Yo me ocupo”, que busca problematizar los cuidados domésticos tema que se visibilizó mucho en pandemia; “Padres pintados”, que habla sobre la relación de la paternidad  y el cuidado. Recientemente lanzaron para el día del padre “Paternar”, una campaña que busca juntar firmas para ampliar las licencias por paternidad en el país, de dos a 30 días.

“El movimiento feminista viene produciendo diferentes reacciones en los varones desde el acompañamiento silencioso a replantearse la propia masculinidad y también reacciones violentas y conservadoras. Por eso es importante pensar cómo involucrar a quienes se sienten interpelados y están entre el ´yo no fui´ y ´no se puede hacer o decir nada´. Ese desconcierto propio de saber de qué lado estás es el camino para pensar alternativas”, analiza Escobar y agrega: “El feminismo nos propone ser más felices a todos. A los varones para que no carguen determinadas mochilas que producen sufrimiento y, a las mujeres, que no carguen con el yugo machista”.

¿Cómo trabaja el instituto de Masculinidades y Cambio Social?

Es una organización que retoma recorridos y trayectoria de un grupo de compañeros de Rosario, La Plata y Buenos Aires. Ya veníamos trabajando en el campo de las masculinidades en diferentes ámbitos como la academia, militancia, gestión pública y organizaciones sociales y, a partir de un encuentro que tuvimos, vimos que hacía falta un espacio en donde problematizar la temática y generar incidencia política a partir de capacitaciones.

Está conformado por profesionales de diferentes campos como la antropología, psicología, comunicación, ciencias sociales y medicina. Básicamente buscamos aportar al involucramiento de los varones en la construcción de cierto cambio social a partir de políticas de sensibilización e interpelación que habiliten a erradicar la violencia machista, la naturalización de privilegios, el ejercicio de micromachismos para poder incidir en disminuir la brecha de género.

Recientemente se creó Rema, una red de espacios de masculinidades de todo el país que engloba a quienes trabajan en diferentes provincias como Mendoza, Salta, Tucumán, y tiene proyección en Río Negro y Neuquén. Desde ahí buscamos articular diferentes experiencias generando espacios que sean atractivos para otras organizaciones.

¿Cuáles consideran que son las medidas más urgentes para cerrar esa brecha?

Poder poner un límite y frenar la violencia machista sobre todo a las mujeres y otras identidades que no se ajustan a la norma. Los femicidios y el acoso sexual son unos de los temas fundamentales a trabajar y que requieren un abordaje complejo con disposición de recursos económicos. También el acceso de la mujer a puestos de trabajo formal, a la política, educación y en los gremios.

Desde este espacio buscamos mayor involucramiento de los varones en las tareas de domésticas y de cuidados. Es un punto central para que las mujeres puedan acceder a un mayor rédito económico.

¿Qué acciones llevan adelante por la igualdad de género?

Trabajamos basándonos en tres ejes: la educación sexual integral con varones, la ESI, en donde incluimos salud, políticas de cuidado y violencia machista. Con respecto a la ESI trabajamos sobre las conductas y prácticas abusivas como el acoso escolar, los vínculos socio afectivos, micromachismos, consentimiento, reciprocidad en el cuidado, masculinidades y diversidades sexuales, corporales y funcionales como para generar un ambiente de igualdad en las aulas.

El punto más complejo es en relación a la violencia machista. Los varones heterosexuales son educados para sostener posiciones de dominio y eso naturaliza la socialización de la violencia. Lo fundamental es pensar en cómo involucrarlos para generar cuestionamiento y erradicar esos lazos de complicidad, naturalización de los privilegios, el ejercicio de abuso o acoso y violencia contra las mujeres y disidencias sexuales.

En la línea de salud, que es mi tema, algunos de los tópicos tienen que ver con derecho a la salud sexual reproductiva y no reproductiva, uso de preservativo y vasectomía.

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