Desafío de pandemia: cómo alfabetizar en contextos vulnerables

Desafío de pandemia: cómo alfabetizar en contextos vulnerables

El Conicet y el Ministerio de Educación de la Provincia se unieron en estrategias para que la educación alcance adonde es más difícil llegar. Distribuyen materiales que no necesitan computadora a más de 300 alumnos.

DESDE UNA ESCUELA. Gran parte del trabajo, incluida la organización de la logística, se hizo a distancia. DESDE UNA ESCUELA. Gran parte del trabajo, incluida la organización de la logística, se hizo a distancia.

Además de crear un nuevo (y grave) problema de salud, y en muchos casos agudizar los que teníamos, el SARS-Cov-2 puso el mundo “patas para arriba” en muchos otros ámbitos. La educación, sin ir más lejos. Y más allá del debate sobre presencialidad o no en las aulas, hay buenas nuevas en nuestra Tucumán.

Como se vino contando desde marzo de 2020, la ciencia tucumana no paró por pandemia. Y trabajó en muchos casos de la mejor manera: interdisciplinaria e interinstitucionalmente. Eso ocurrió también en esta propuesta, que se cuenta a varias voces, desde la distancia necesaria para cuidarnos.

Es la historia de un equipo muy grande que le buscó la vuelta a una situación compleja y creó herramientas para que chicos de 12 escuelas tucumanas que tenían poca (o ninguna) conectividad contaran con material que les permitiera avanzar en su proceso de alfabetización.

El desafío lo asumieron investigadoras del Instituto de Investigaciones sobre el Lenguaje y la Cultura (Invelec), codependiente del Conicet y de la UNT, dirigidas por Constanza Padilla y un equipo del Área Académica del Centro de Innovación e Investigación para el Desarrollo Educativo, Productivo y Tecnológico (Ciidept), del Ministerio de Educación de Tucumán, a través de su programa Más Ciencia, coordinado por Dolores de Zelaya.

Hubo muchos otros protagonistas, como el personal de la Dirección de Educación Primaria del Ministerio, encabezado por Adriana Alonso y Alicia Adad, que sumó sus especialistas en alfabetización a las del Invelec (Silvia Camuña, Paola González Soria; Denisse Oliszewski y Elisa Alonso Olivera) y en conjunto produjeron material diseñado especialmente para niños y niñas de 1° y 2° grado.

Y a toda esta gente se sumó aún más: “50 docentes, 20 profesionales involucrados en la logística, las responsables de las cinco zonas de supervisión involucradas en el proyecto, la locutora María Marta Pichi Matías, integrante del CCT-NOA Sur, y más personal técnico del Invelec, como José Manuel Villafañe, que hizo la edición de audio”, resalta Padilla.

El proyecto recibió financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (Mincyt), por el Programa de articulación y fortalecimiento federal de las capacidades en ciencia y tecnología Covid-19 y también del Proyecto UE del Invelec "Estrategias para la inclusión socioeducativa". “Y está dando respuesta a la problemática de aprender a leer y escribir en época de pandemia”, destaca Zelaya.

En el principio...

“La idea surgió a partir de atar cabos. La directora de Educación Primaria de ese momento, María Teresa Vallejo, nos pidió ayuda a mí y a otra colega para solucionar el problema de niñes vulnerabilizados que estaban totalmente desconectados y debían hacer primer grado”, recuerda Oliszewski. “Yo formaba parte del equipo Más Ciencia, del Ciidept, y con mis cinco compañeros decidimos que podíamos pedir financiamiento al Mincyt; la idea era conseguir tecnología sencilla que pudiera hacer llegar a esos niños audios con los contenidos a los que no estaban pudiendo acceder”, evoca.

A Zelaya y a Alejandra Sánchez, sus coordinadoras, les pareció una gran idea. “Así, desde Más Ciencia, empezamos a idear la propuesta y a ponernos en contacto con quienes considerábamos fundamentales: la Dirección de Educación Primaria como destinatarios y el Proyecto UE 'Estrategias para la inclusión socieducativa' a cargo del Invelec como marco institucional”, agrega Oliszewski.

Ellas dijeron que sí, claro, y todos se pusieron manos a la obra.

La primera etapa

Desafío de pandemia: cómo alfabetizar en contextos vulnerables

Para septiembre de 2020 sabían que podrían y arrancaron. Comenzaron diseñando una encuesta que se administró, entre el 12 de noviembre y el 10 de diciembre de 2020, a docentes y directivos de Nivel Inicial y Primario de 12 escuelas de la zona metropolitana de San Miguel de Tucumán. Necesitaban conocer cómo eran el clima educativo y la disponibilidad de recursos tecnológicos en los hogares de los alumnos de esas escuelas, 317 chicos en total.

“La armamos con un formulario de Google, y la respondieron los docentes del nivel inicial (que tuvieron a cargo niños y niñas de sala de cinco años durante 2019), los de primer grado (que tuvieron contacto irregular y/o interrumpido con niños y niñas durante 2020), y directivos de cada escuela. Y todo el equipo brindó así la información necesaria de cada uno de los alumnos y alumnas previamente identificados”, relata Sánchez, que es la coordinadora académica del Ciidept, y cuenta que con todos esos datos arrancaron la producción.

El material

Los primeros efectos tangibles (y fundamentales) de tanto trabajo ya están llegando a las manos de los chicos.

“La primera entrega salió del Ciidept el 21 de mayo y el equipo de la Dirección de Educación Primaria lo entregó a las zonas de supervisión. De allí lo retiraron los directores de las escuelas, y luego se citó a los padres de los chicos de las escuelas para entregarles el material”, cuenta Sánchez y destaca que se prevén cinco entregas.

Lo que están recibiendo (ver foto superior) es una bolsa que contiene un cuadernillo de tareas y dispositivos tecnológicos simples (un pendrive, un reproductor de audio y un adaptador que permite conectarlos entre sí sin necesidad de tener computadora). En el pendrive hay archivos de audio.

“Esos audios sostienen pedagógicamente los respectivos cuadernillos de tareas, y están armados como diálogo entre dos docentes que leen cuentos y poemas, cantan canciones y van guiando las actividades”, explica Camuña.

“Fue muy importante el rol de dos de las docentes, Mariela (Segura, de la escuela Agustín Justo de la Vega) y Patricia (Lazarte, de la Delfín Jijena), que pusieron sus voces y su buena onda para grabar, sin tener experiencia en radio, ni ser locutoras”, agrega Camuña, y la alegría se le escapa en la voz .

“Yo me encargué, en ese momento del proceso, de la dirección de voces; tuvimos varios ensayos antes de grabar y fue un gusto trabajar con ellas”, agrega.

En primera persona

“Las docentes siempre tuvimos que adoptar distintos personajes en el aula para motivar a los niños, pero esta experiencia fue diferente... ¡Tuvimos la ayuda de Silvia (Camuña), que estudió teatro! -cuenta la seño Patricia-. Siempre pensé que cada docente es la oportunidad que tienen los niños de un futuro mejor... ¡imaginate ahora! ¡Yo soy una oportunidad para los niños que no están conectados! Saber que estas personitas van hacer su tarea con mi ayuda me llena de placer. Es un orgullo, y también una responsabilidad enorme”.

“Al principio tenía vergüenza... Bah, no exactamente; un poco de temor, quizá, por lo novedoso. Pero cuando me animé a postularme me sentí muy bien. Era una gran oportunidad de responder a las necesidades de los alumnos; que no sólo tienen problemas de conexión. La pandemia también agudizó muchos otros en la casa. Y siento que, de algún modo, además de ayuda para aprender, les estamos llevando un rato de alegría”, describe la seño Mariela.

Como un radioteatro

El gran desafío de Camuña -y lo que más la emociona- fue lo que describe como la preproducción. Fue lo más creativo, asegura: había que escribir el guión literario (armar los diálogos entre las seños e incluir el material didáctico), y se sintió “en su salsa”.

“Soy escritora y tengo obritas de teatro para niños; así que fui feliz con este trabajo, una mezcla de escritura literaria (con ingredientes de dramaturgia) con guión técnico... Queríamos llegar a los chicos con material que los invitara a participar, dinámico, divertido, así que el guión tiene ingredientes teatrales y radioteatrales”, cuenta. “Salió muy entretenido”, agrega.

Lo primero que se arma es la secuencia didáctica, que es la planificación que hacen los y las docentes para una clase cualquiera. “Y con esa base, había que escribir el guión literario, como si fuera para teatro”, explica Camuña.

Por su parte, la seño Mariela recuerda y ríe: “ensayamos varias veces y fue muy divertido, y ya estamos ensayando el segundo guión. Espero que los ayude a los chicos, y les traiga un poco de alegría. Creo que grabaremos el miércoles”. Justo cuando la primera bolsa empezaba a llegar a los chicos que -hasta ahora- por la pandemia, no tenían a su alcance herramientas para aprender sus primeras letras.

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