Ideas para que rinda más la tarjeta Alimentar: cómo preparar un desayuno que sea saludable, rico y barato

Ideas para que rinda más la tarjeta Alimentar: cómo preparar un desayuno que sea saludable, rico y barato

La primera comida es la más importante de todas, porque nos da la energía para todo el día.

DICHO CON DIBUJOS. Un buen desayuno permite pensar, trabajar y jugar, según la gráfica de Iván Ríos. DICHO CON DIBUJOS. Un buen desayuno permite pensar, trabajar y jugar, según la gráfica de Iván Ríos.

Con el plan “Argentina contra el Hambre” y de uno de sus instrumentos, la Tarjeta Alimentar, el Gobierno nacional busca garantizarles a los más chiquitos su derecho a la alimentación. La pandemia, no estaba prevista en la agenda (en la de ningún gobierno del mundo), sacudió un poco el horizonte, pero se está trabajando para conseguirlo: con la tarjeta ya se llegó a 2,8 millones de niños de hasta 6 años. Claro que no basta con que no se pase hambre; es indispensable lograr una alimentación saludable. “Observamos en comedores y en escuelas -y lo confirman las costumbres de buena parte de los tucumanos- que no se tiene en cuenta la importancia del desayuno”, destaca la licenciada en Nutrición Alejandra Rodríguez, jefa del Departamento Nutrición del Ministerio de Desarrollo Social de Tucumán. “Y cuando hablo del desayuno me refiero a mucho más que un café (o un mate cocido) con algo de pan”, agrega.

Romper el ayuno

“Al despertarnos, el cuerpo lleva al menos ocho horas sin ‘combustible’ -explica Rodríguez-. Justo cuando vamos a arrancar con las actividades del día se da con que viene de un largo ayuno. Y necesita obtener energía de algún lado. Si no recibe alimento, tratará de cuidar la grasa, pues es la reserva para sobrevivir en emergencias. Y entonces empezará a romper otras moléculas, como las proteínas del músculo, para obtener energía”. “Por eso -agrega- no sólo hay que desayunar, sino desayunar bien. Y, como plantea la campaña de educación alimentaria y nutricional de “Argentina contra el Hambre”, que sea ‘rico, sano y barato’”. Es, también, la invitación que nos hace la gráfica de la campaña, diseñada por al artista tucumano Iván Ríos.

Llenar el tanque

El cuerpo necesita que esa primera comida, que “nos carga el tanque de energía”, sea completa: “proteínas como lácteos (leche, yogur, quesos) o huevos; frutas y cereales integrales”, enumera Rodríguez y resalta: “conviene evitar productos de bollería de las panaderías (tortillas, facturas) y reemplazar por pan francés, o pan casero sin grasa, galletas caseras con frutas (buena idea si tienen avena), copos de cereales sin azúcar...”.

Sumar probióticos

Los chicos acostumbrados al mate cocido suelen resistirse a la leche. “El yogur es buena alternativa, y es fácil de combinar con frutas; así se logra doble impacto”, agrega la experta y cuenta que un trabajo de Cerela (Centro de Referencia para Lactobacilos-Conicet) en 2007 con comedores que dependen del Ministerio mostró que los chicos que recibieron probióticos sufrían menos infecciones respiratorias que los que no. “Con yogur se logra aporte de nutrientes y de probióticos, que mejoran las defensas. Es muy fácil hacerlo; más barato y sin conservantes”, resalta. Y antes de cerrar la entrevista agrega: “Les comparto la receta de mi suegra, María Severa Muñoz Talavera, andaluza que -siempre cuenta- vino a la Argentina en 1951. Así hacía el yogur en su pueblo, Santiago de la Espada, en la provincia de Jaén, España”.

Yogur casero (en manta): es más barato y más sano que el comprado, aporta proteínas y fortalece las defensas

“Para preparar el yogur no necesitamos aparatos; basta con una frazada para lograrlo. Lo que hay que hacer primero es poner a hervir la leche. Por cada litro necesitaremos un pote de yogur”, indica María Severa Muñoz Talavera, una andaluza que vino a la Argentina en diciembre del 1951, tuvo aquí tres hijos y fue docente en el colegio San Francisco. Hoy está jubilada y tiene cuatro nietos, fanáticos de su yogur. “Cuando la leche haya hervido, dejar entibiar (que esté calentita  pero no queme). Si no se tiene termómetro de cocina, puede usarse el meñique (que es más sensible) para saber si la temperatura está”, explica y completa: agregar a la leche tibia el yogur natural, remover muy bien,  tapar el recipiente y envolverlo con una manta para que conserve el calor. Guardar en un lugar donde no haya corriente de aire para que no se enfríe  por ejemplo dentro del horno, apagado y frío) Unas 10 horas después está listo. Si se desea un  más firme, se agrega a la leche tibia, antes de ponerle el yogur, 3 cucharadas soperas de leche en polvo. Y al final, si no se quiere de sabor natural, puede agregarse unas gotas de vainilla (u otro saborizante para cocina) o puré de frutas.

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