En la UNT falta cumplir el legado de Peirano, dice Toledo

En la UNT falta cumplir el legado de Peirano, dice Toledo

El abogado fue nombrado ante el ente minero en reemplazo de Alfredo Grau Deberá cumplir tareas, junto a Domingo Marchese, en el marco de una relación conflictiva de la UNT con la minería.

CONFIANZA. Toledo cree que su experiencia va a ser útil en esta tarea.   CONFIANZA. Toledo cree que su experiencia va a ser útil en esta tarea.

La elección de José Roberto Toledo como representante de la Universidad Nacional de Tucumán en Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD) pareció un golpe de timón en el vapuleado vínculo que tiene la UNT con la minería. El año 2019 terminó con cuestionamientos a la tarea de los delegados de la UNT, Domingo Marchese y Alfredo Grau (quien ahora ha sido reemplazado por Toledo), por no haber informado a tiempo de las negociaciones de YMAD con mineras para el nuevo proyecto de Agua Rica, y por no haber participado activamente de la sesión de octubre en YMAD donde se aprobó esta propuesta. También ha quedado pendiente el debate sobre si debe la Universidad seguir comprometida con la minería, a la que está vinculada desde que Abel Peirano, descubridor del yacimiento de Farallón Negro en Catamarca, le cedió a la casa de estudios sus derechos de explotación. Así es que, por ley 14.771 (por la que se creó YMAD), los derechos de regalías mineras de este yacimiento le corresponden un 60% a la provincia de Catamarca, y un 40% a la UNT, destinados por esa ley a la conclusión de la Ciudad Universitaria. En 2008, cuando estaban llegando en abundancia fondos por la producción de Minera Alumbrera, el ex rector de la UNT, Juan Alberto Cerisola, firmó un acta con YMAD con la que declaraba la conclusión de la Ciudad Universitaria y el cambio de destino de las regalías: un 20% para la UNT, de libre uso, y un 20% para las demás universidades. La UNT, que luego dijo que Cerisola no tenía potestades para tomar esa decisión, querelló ante la Justicia Federal a YMAD para que se anule el acta. Aunque actualmente no hay llegada de dinero por producción minera, hace tres semanas la Cámara Federal de Apelaciones dictó una medida cautelar para que los hipotéticos fondos de ese 40% sean preservados.

En ese contexto asume Toledo, quien recuerda que ante problemas complejos como este que tiene la UNT con la minería no se puede ser indiferente. Los ignavos, dice, están en la antesala del Infierno del Dante, en el canto 3, echados del cielo y del infierno porque en vida no tomaron decisiones, por cobardía.

-¿Qué es lo inmediato que debe hacer la UNT en YMAD?

-Hay cuestiones que vienen de antes y hay cuestiones que están surgiendo. Antes que nada hay un legado histórico que hay que cumplir, que es el legado de Abel Peirano. Vamos a hacer todo lo posible para ser consecuentes con ese legado. Cuando uno piensa que un geólogo como Peirano llegó a Catamarca, abrió una farmacia y con lo que ganaba con la farmacia empezó a viajar, a hacer la retrospección, que consiguió los permisos de explotación y que en vez de ser usufructuario de los derechos de explotación decidió donarlos a la Universidad, estamos hablando de un patriota. De un tipo a nivel de un Belgrano, desprendido absolutamente de las cuestiones materiales, que dijo “señores esto que yo he descubierto, los frutos de esto van a ser para la educación pública, para que Tucumán y la UNT vuelvan a ser el faro del Norte y la iluminación de la conciencia y de la inteligencia”. Entonces, cuando uno toma conciencia de esto se da cuenta de dónde se ha metido. En un camino que, lamentablemente, con el correr de los años tuvo todos estos desacoples, estas desinteligencias, estas incorrecciones -para llamarlo de alguna manera- que dan la pauta de cómo aquello que fue el sueño de un patriota terminó así. Uno de mis objetivos es tratar de encauzarlo, reencontrarnos con el legado de Peirano.

Estamos debiendo a Belgrano y a San Martín sus designios patrióticos, a Alberdi sus designios arquitectónicos -no hemos podido hacer una república todavía- y estamos debiendo concretamente acá a Peirano, su sueño y su entrega superlativa de no haber podido hacer la Ciudad Universitaria como él quería.

-¿Ha conversado con el rector?

-Sí. La verdad que la designación fue toda una sorpresa y toda una definición. Sorpresa porque no hice vida política universitaria nunca; fui únicamente profesor dedicado exclusivamente a la docencia, titular de la cátedra Derecho Civil IV (Derechos Reales) y Teoría del Estado. Ahora aparece este ofrecimiento. Con una cosa clara: “tenemos muchos problemas en YMAD, en el Consejo con YMAD, con el medio ambiente. Necesitamos alguien que nos dé diagnóstico preciso de lo que está pasando y nos sugiera los caminos”. Esto fue todo lo que hablé con el rector, que me parece que es un mandato clarísimo.

-Han estado como representantes personas vinculadas con la geología o con la administración económica. Usted es abogado. ¿Cómo ve su tarea?

-Yo tengo 47 años de abogado. He jugado todos los partidos en todas las canchas, públicos y privados. Tengo vivencias de los dos lados del mostrador; además, he hecho mucho derecho público administrativo, y derecho civil y comercial. Todo eso creo que forma un bagaje importante de conocimiento que es lo que se ha visualizado para la designación. Alguien que vaya a hablar con autoridad de cuestiones jurídicas legales y las relaciones que a veces son tan desiguales con terceros más poderosos. Y hacer valer básicamente los derechos universitarios, que habían quedado incluso relegados al 20% hasta el fallo este de la Cámara Federal que suspende la distribución de regalías.

-En el Consejo esperan que haya una mejor relación entre lo que quiere ese organismo y lo que hacen los delegados…

-El Consejo es el órgano de gobierno de la Universidad. No me animaría a decir, porque jurídicamente no es correcto, una relación mandante mandatario, pero sí yo soy un representante. Hay una cuestión jurídica que es muy técnica entre mandato con representación y mandato sin representación, pero es el órgano de gobierno y tiene las potestades para las grandes decisiones. En este sentido mi obligación es trabajar escuchándolo, debatiendo, informando. Yo siempre llamo a sustituir los caudillismos, las voluntades individuales, los secretismos por la inteligencia colectiva, tratar de formar el consenso de la inteligencia colectiva. Creo que hay un smog que está enturbiando la visualización de las cosas esenciales. ¿Queremos cumplir con el legado de Peirano o vamos a utilizar YMAD, su pasado por cuestiones políticas, rencores y especulaciones? Si vamos a cumplir el legado de Peirano, tenemos claro dos consecuencias. 1) Todo lo que está mal, deberá castigarse y ser objeto de la Justicia; en ese sentido vamos a ser implacables y no sólo lo vamos a apoyar, sino que lo vamos a encabezar. 2) Quiero que logremos aunar realmente criterios sobre cuál es el futuro de la Universidad con respecto a la minería.

-Ese es un debate que ha quedado de la sesión del año pasado del Consejo. Se podría dejar la minería?

-Hay una ley a la que uno puede renunciar realmente, pero hay una ley y hay un legado ¿Quién se va a animar a cuestionar ese legado? Yo creo que la minería en sí misma no es pecaminosa. Es una actividad como cualquier otra. Lo que es pecaminoso y absurdo es que vengan de afuera y nos saquen la riqueza y nos dejen un hueco y contaminación: no sólo es pecaminoso, sino que es obsceno, desde el punto de vista cultural, moral y económico. Ahora, una minería hecha cumpliendo con todos los cánones y estándares necesarios de preservación del medio ambiente; una minería que diga “lo que yo saco lo devuelvo creando la infraestructura necesaria, las condiciones generales para que ese pueblo sea tributario de las extracciones que le hemos hecho y tenga la posibilidad de desarrollarse de otra forma; crearle las condiciones, otras expectativas de vida de esa gente”. Porque ese es el derecho básico que tienen ellos. Ahí hay que hacer polos de crecimiento muy importantes. Pero toda esta discusión tiene que darse en el Consejo, de cara a la gente, sin hipocresías y con absoluta buena fe. Señores, la Universidad necesita dinero, tiene inconcluso su sueño, su legado y tiene la posibilidad de hacerlo con la minería. ¿No la va a hacer? Si no la va a hacer quiero razones suficientemente fundadas porque creo que hay otras formas de hacerlo sin caer en el demérito moral o ético de la contaminación del medio ambiente.

-El fallo de la Cámara Federal ha abierto expectativas con respecto a la nulidad del acta de 2008. También en el juicio penal contra el ex rector Cerisola se va a tratar la cuestión del acta. ¿Puede haber interferencia entre un proceso y otro?

-No creo. Acá se está discutiendo en sede contencioso administrativo la validez o no de un acto administrativo; se ha pedido la nulidad de ese acto y ahora se ha pedido en una medida cautelar que ante la eventual declaración de nulidad de ese acto como medida precautoria se tutelen los eventuales derechos y entonces preventivamente se suspenda su distribución a las otras universidades y se deposite en plazo fijo. Pero no veo una incidencia directa entre una cosa y otra.

-YMAD siempre tuvo problemas de funcionamiento para la producción de mineral, excepto con la gran producción de Minera Alumbrera. ¿Habrá algo parecido con Agua Rica?

- Agua Rica no está dentro de YMAD. Lo que se está tratando de hacer con Agua Rica es un convenio de prestación de servicio de infraestructura. Es una cosa absolutamente distinta: ahí no hay regalías. Si se hace Agua Rica, YMAD no hace minería, alquila infraestructura. Digo para no mezclar las cosas, digamos las cosas como son. Como decía Heidegger en el concepto de la casa del ser. Cada palabra tiene que expresar lo que significa y entonces acá Agua Rica no es actividad minera de YMAD.

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