El Ojo Crítico: “Amor de gata”

El Ojo Crítico: “Amor de gata”

Un romance apurado y caprichoso.

FELINOS AL PODER. La película animada fue guionada por Mari Okada y producida por Studio Colorido. FELINOS AL PODER. La película animada fue guionada por Mari Okada y producida por Studio Colorido.

REGULAR

ANIMÉ / POR NETFLIX

El desamor puede despertar nuestros instintos animales y conducirnos a un trance de drama. Mientras hay quienes descargan esa frustración en las redes sociales, en el mundo de “Amor de gata” la solución es hacer un pacto con un espíritu ancestral.

La película animada -codirigida por Tomotaka Shibayana y Junichi Sato (una eminencia dentro del género girl-magic)- narra la historia de Miyo Sasaki. La joven estudiante decide transformarse en gato para llamar la atención del chico que le gusta, Kento Hinode.

A partir de esta impronta la línea entre el mundo de los felinos y el humano se trastoca. Cada vez que “Muge” (apodo que le dieron sus compañeros a la protagonista) se coloca una máscara adopta la forma de una pequeña gata blanca con ojos celestes.

Sus travesías en ese cuerpo prestado se basan en perseguir y consolar a su amor imposible en momentos tristes. No obstante, a la hora de los hechos, el guión se queda en un romance apurado y hasta caprichoso.

La trama presenta varios baches en su desenlace y un progreso en que las reglas de la magia y sus consecuencias jamás son descriptas en profundidad.

Para los seguidores de las producciones asiáticas, otro de los reproches es la falta de dialogos profundos. Un asunto que impide generar empatía con el personaje principal y su historia de vida.

En esta línea existen recursos reflexivos sin explotar. Como por ejemplo las emociones que despiertan el abandono materno, la adaptación a familias ensambladas y las consecuencias del acoso escolar.

En cambio, el encanto de “Amor de gata” está en los detalles artísticos. Los efectos de luz en el paisaje urbano y la calidez tonal enfatizan la dulzura de una producción ideal para un público adolescente.

Además, la película sorprende con algunas ideas divertidas para los catslovers. Entre ellas, la existencia de una isla gatuna en la que se bebe sake, se usa kimono (vestimenta japonesa milenaria) y la población consume hotdogs de ratones.

Este concepto también nos remite a un valor simbólico (asociado al folclore y la mitología japonesa) que enamora por su estética sobrenatural.

Es imposible pasar por alto el mensaje de cariño y de contención que pueden brindarnos los animales domésticos. Y al darle fin a la proyección por streaming algo es seguro: vamos a pararnos del sillón e ir a abrazar a la mascota más cercana.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios