Reporte Rural: no hay que cejar la lucha contra el delito rural

Reporte Rural: no hay que cejar la lucha contra el delito rural

Los ilícitos cometidos en el campo no son nuevos, pero en los últimos años se incrementaron y se agravaron. Productores, actores de todos los niveles del Estado y la Justicia deben trabajar en conjunto para erradicarlos. Existen herramientas tecnológicas, como el uso de drones y de dispositivos tipo GPS para monitorear animales. Todo es poco para solucionar el flagelo.

Los delitos rurales no son algo nuevo ni desconocido por la gente de campo. Vienen sucediendo desde hace mucho tiempo. Sin embargo, durante los últimos años se recrudecieron de manera considerable, lo que generó mucha preocupación en todo el arco productivo regional y provincial.

Como en todo ámbito, en las zonas rurales también se cometen todo tipo de delitos. Incluso llegaron a ocurrir de los más graves, con asesinatos de personas, además, por supuesto, de otros que dañan la propiedad privada, como son los casos de robos de animales, de insumos, de granos, de semillas, de agroquímicos, de maquinarias y de frutas, entre otros productos.

Al tratarse de una problemática endémica en todo el país, los productores de diferentes provincias buscan la forma de organizarse y de trabajar de manera conjunta con las Policías locales, buscando la forma de mitigar los efectos de estos delitos, que son cada vez más violentos y graves.

Como hemos dicho, no sólo preocupan debido a su crecimiento numérico -incremento que resulta mucho mayor al registrado, debido a que muchos de ellos ni siquiera son denunciados-, sino también a raíz de la alevosía, de la violencia y del sadismo que guían a sus ejecutores. Esta situación siembra el desaliento y el temor entre la población rural y entre los productores.

Entidades locales

Ante este escenario, la Sociedad Rural de Tucumán y la Asociación de Productores Agrícolas Ganaderos del Norte (Apronor) -entre otras asociaciones de productores- vienen trabajando en buscar la forma de traer algún tipo de solución a esta situación, que crece día a día. En este sentido, en numerosas oportunidades representantes de estas entidades de ruralistas se reunieron con miembros del Gobierno provincial, con el objetivo de proponerse para colaborar y para generar acciones que sirvan para disminuir estos delitos.

Todos coinciden en que se deben elaborar planes de acción efectivos, pero con la indispensable colaboración de las diversas áreas involucradas en la seguridad.

Resulta importante precisar que los delitos rurales han recrudecido en todo el país; y que a medida de que pasa el tiempo van adquiriendo características cada vez más peligrosas.

Evolución

Antes se conocía el clásico abigeato, consistente en el hurto o robo de animales. Pero en la actualidad, los nuevos delitos van acompañado por despiadados métodos, que perfecciona día tras día una delincuencia que cuenta con una ventaja fundamental: la distancia que separa a las víctimas del auxilio de la fuerza pública.

Hoy, los productores y sus empleados quedan en manos de los victimarios en establecimientos, domicilios y depósitos de maquinarias, de herramientas, de plaguicidas, de semillas, y en todo otro lugar que sugiera algún tipo de valor para delinquir.

El maltrato a golpes y las amenazas ya eran moneda corriente. Desde hace tiempo eran utilizados por los delincuentes para asegurarse de que la víctima entregue sus bienes. En el caso de los animales, los ladrones cortan alambrados y, llegado el caso, matan a los animales. Pero ahora también se registran robos de plantas, de agroquímicos, de insumos varios y hasta de maquinarias. Todos estos representan un gran daño para el productor, debido a que suelen comercializarse en dólares.

Las amenazas ya dejaron de ser lo más habitual. Actualmente peligra incluso la vida de las personas. En el caso de nuestra provincia, de hecho, ya se dieron víctimas fatales.

¿Qué se puede hacer para frenar esto? Sin dudas que seguir buscando la forma de generar soluciones en conjunto, entre los productores, los actores de los distintos niveles del Estado y la Justicia. Todos deben comprometerse para trabajar en conjunto en pos de hallar las mejores soluciones. Pero, a la vez, cada uno debe hacer lo que le corresponde, con el objetivo de evitar el agravamiento de la situación.

En general, los delitos que suceden en el campo no tienen la exposición mediática que con la que sí cuentan los que ocurren en escenarios urbano. Pero tanto unos como otros duelen de la misma manera a quienes los padecen.

Actualmente existen soluciones tecnológicas, que están disponibles en el país. Y seguramente se están analizando o se analizaran otras. Una de las posibilidades que se ofrecen está orientada hacia el abigeato: mediante un sistemas de trazabilidad animal uno puede conocer exactamente dónde se encuentra un animal, en tiempo real, y rastrear sus movimientos en forma remota.

Otra de las opciones disponibles en el país es la utilización de drones para el monitoreo de grandes superficies, que fue implementada en algunas provincias.

Contra el delito rural se debe seguir trabajando, buscando herramientas y estrategias en conjunto que le permitan al productor producir seguro.

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