Un cumpleaños emotivo y distinto en un albergue de aislamiento preventivo

Un cumpleaños emotivo y distinto en un albergue de aislamiento preventivo

Luisana (11) regresó de Río Negro con sus padres, trabajadores golondrina. Lejos de quedarse sin festejo, personal de Salud Pública y del Ejército sorprendieron con tortas y regalos a “Lulú”, que se emocionó hasta las lágrimas.

Un cumpleaños emotivo y distinto en un albergue de aislamiento preventivo

Luisana celebró los 11 años de una manera tan atípica como emotiva. La pandemia de coronavirus hizo que tuviera que recibir esta fecha especial en la Escuela Técnica del barrio Juan XXIII, que se transformó en un albergue de aislamiento preventivo de trabajadores golondrina repatriados sin síntomas de covid-19. Llegó allí hace más de una semana junto con sus padres, en un contingente proveniente de Río Negro. Con su frescura, sus ocurrencias y su dulzura se ganó el afecto del personal de Salud Pública y del Ejército, que ayer la emocionó hasta las lágrimas con festejos sorpresa.

La institución donde la cumpleañera come, duerme y juega hace casi 10 días está ubicada la avenida Ejército del Norte al 1.300, entre Chile y Bolivia. Consta de dos plantas, 24 aulas, un laboratorio y tres talleres que forzadamente se transformaron en dormitorios y comedores. En estos espacios -no inaugurados aún- están alojadas 195 personas que llegaron del sur. Fueron divididos en cuatro grupos, según las fechas de arribo, y a su vez separados por sexo. Para cada sector se dispuso un color distinto de mascarillas para evitar que se mezclen entre ellos. Allí esperan los resultados de los hisopados que les hicieron médicos centinelas con la esperanza de poder ir pronto a sus casas a continuar con el aislamiento obligatorio.

Lágrimas de Rapunzel

Dos payaterapeutas sorprendieron a Luisana mientras descendía de la planta alta. Un barbijo de friselina morada ocultó su sonrisa, pero no la de sus ojos marrones. Luego de confirmar con un salto cada deseo pedido y de revelar que Rapunzel es su princesa preferida, la agasajada fue invitada a salir. Acompañada por el contingente que viajó con ella desde el sur, descubrió en una mesa con tres tortas que le enviaron la ministra de Salud, Rossana Chahla, y su equipo para celebrar su día. Luego de cantar el cumpleaños feliz, las lágrimas no tardaron en desbordar sus ojos y en humedecer los de los demás.

Luis Méndez, padre de “Lulú”, trabajó en la cosecha de manzanas y peras en Río Negro. Su madre, Alejandra, en una planta de empaque de frutas. Allí fueron hace cuatro años en busca de un mejor porvenir, pero el brote de coronavirus en el sur los obligó a pegar la vuelta ya que Luisana padece asma crónico y temían por su salud. “En el lugar donde vivíamos había muchos contagiados, entonces no queríamos correr el riesgo”, confesó la mujer.

ALEGRÍA. Personal del Ejército le acercó una docena de regalos a la agasajada en su día, entre ellos un crucifijo. ALEGRÍA. Personal del Ejército le acercó una docena de regalos a la agasajada en su día, entre ellos un crucifijo.

Con una verborragia que no conoce confinamiento, la cumpleañera se definió como buena alumna. Contó que le encanta estudiar Inglés y Lengua, pero que tiene “cero onda” con Matemáticas. Reveló que les hizo una cartita para cada uno de los doctores y enfermeros que la atendió.

La segunda sorpresa del día llegó a la hora del almuerzo. Un equipo de siete militares cocina a diario para el contingente, con mercadería que reciben del Ministerio de Desarrollo Social. Al conocer del cumpleaños de Luisana, pidieron autorización a sus superiores para agasajarla. Así que antes de servir el guiso de fideos para la gente que ya hacía fila, desplegaron una docena de regalos sobre una mesa, entre ellos una cartita que escribió la hija de uno de ellos y la acompañó de una magdalena. Luego, encendieron una bengala sobre una torta y le cantaron el cumpleaños feliz acompañados de una guitarra. La niña agradeció el gesto a los militares, que contuvieron su emoción en silencio.

Albergue y contención

Karina Marteau, directora y coordinadora general de la escuela, ratificó que allí les brindan contención a los trabajadores repatriados que no presentan síntomas. Los alimentan y les hacen controles de temperatura diarios en doble turno. Luego del quinto día de estada, se les realiza el hisopado. Y si el resultado es negativo (se conoce entre 24 y 48 horas después), se los envía a sus casas a aislarse de manera obligatoria por dos semanas. “Si el resultado diera positivo o alguna persona tuviera un síntoma, se la traslada a los hospitales y allí se activan los protocolos determinados para la continuidad del seguimiento y el cuidado de las personas”, aclaró la doctora. Agregó que en los contingentes encontraron solidaridad y una contención mutua.

FESTEJO. Profesionales de la salud acompañaron a la niña y le obsequiaron tres tortas para compartir. FESTEJO. Profesionales de la salud acompañaron a la niña y le obsequiaron tres tortas para compartir. LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARÁOZ

La subdirectora de Red de Servicios, Beatriz Chehuan, contó que un equipo interdisciplinario atiende y brinda un control médico y psicológico a cada una de estas personas. Y remarcó que no son pacientes, dado que ninguno cuenta con síntomas de coronavirus. El director general de Salud Mental y Adicciones de Salud Pública, Walter Sigler, explicó que buscan trabajar con las emociones de los repatriados y en especial con los sentimientos y la incertidumbre que genera la pandemia.

El contingente que viajó con la familia Méndez aguardaba ayer los resultados de las muestras que les tomaron el viernes. Así que es probable que hoy Luisana y sus padres ya estén de regreso en Monteros, ciudad que habían dejado en busca de un sueño patagónico que se truncó por un virus extranjero.

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