29 Abril 2020
IMAGEN TOMADA DE GOOGLE MAPS.
Menos de 50 kilómetros los separan de sus lugares de trabajo. Sin embargo, tienen que elegir entre cumplir con sus obligaciones laborales y abandonar a su familia hasta que termine la pandemia, o quedarse sin llevar el pan a su casa.
Es la dura realidad que viven muchos de los habitantes de la localidad de Arenales, perteneciente al departamento Jiménez de Santiago del Estero, quienes trabajan en Tucumán y esta semana se encontraron con la prohibición de traspasar la frontera entre ambas provincias.
El caso de Silvina Rojas, una enfermera que vive en Arenales y trabaja en el CAPS de La Ramada de Abajo, es solo uno de ellos. Ayer, cuando salió con su auto hacia ese centro asistencial la frenaron en la ruta. "Hay un control policial de Santiago que nos impide pasar, nos aclararon que si cruzamos hacia Tucumán nos tenemos que quedar ahí hasta que termine la cuarentena", contó.
De nada le sirvió a Rojas explicar que presta un servicio esencial. Tampoco les fue útil a otros tres enfermeros y cinco policías que trabajan en esta provincia y debieron quedarse en sus casas.
"Tengo una compañera, por ejemplo, que pasó y después no la dejaron volver, tiene un hijo de tres años y está desesperada porque no lo puede ver", relató.
Como Rojas también tiene un hijo chico, eligió quedarse. "Hablé con mi jefe y me dio vacaciones para que pueda no ir a trabajar porque no puedo dejar a mi familia, pero esas vacaciones en algún momento se me van a terminar", comentó, con preocupación.
Además de la imposibilidad de cumplir con sus obligaciones laborales, a los casi 2.000 habitantes de Arenales se les dificulta la vida diaria. "Acá no hay farmacias, no hay bancos, nada. Además, hay médicos que vienen de Tucumán a atender a Santiago y no los dejan ingresar. Incluso hay gente que necesita ir a diálisis a Tucumán y no está pudiendo pasar, estamos como en un estado de sitio", lamentó la enfermera, quien no puede prestar un servicio esencial en medio de la pandemia del coronavirus.
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