Cartas de lectores

Adulto mayor

Tengo casi 80 años. He vivido de todo, cosas negativas y períodos muy felices. En estos días me sentí vacío, sin esperanzas ni motivaciones. Cobro $ 19.800. Sigo adelante porque amo la vida. A veces caigo en pozos depresivos, también me siento frustrado por cosas de la vida. Vivo solo, todo, absolutamente todo sólo depende de mi y de lo que lo hago. Cuando cada seis meses me hago estudios de alta complejidad me dicen que vaya acompañado, ¿con quién? Me pasa a mi y a miles de adultos mayores. El Presidente dice que se preocupa por nosotros, ¿en qué momentos? Hemos trabajado más de treinta años para asegurarnos una vejez tranquila y hoy con lo que gano no puedo cubrir mis necesidades primarias. Somos viejos, no magos. Las jubilaciones mínimas no llegan a los $ 16.000. Es una vergüenza lo que debemos soportar los sin voz, ni fuerzas. Muchos tenemos hijos con vidas holgadas, ¿dónde están cuando más los necesitamos? Para estas cosas de la vida no hay leyes, nada que los llame al deber. En el día que se produjo el desastre bancario el Banco de la Nación Argentina, de Maipú y San Martín, estaba cerrado. Me dijeron que vuelva el viernes. Volví, seguía cerrado. Terminé cobrando en el Banco de La Nación, sucursal Ciudadela. Los traslados en auto de alquiler me costaron casi $ 900. Cumplo con la cuarentena, pero de la manera más inconsciente me sometieron al riesgo de contagio del coronavirus. En ese laberinto de los que querían cobrar, trataba de no aproximarme a nadie. ¡Imposible! Dicen que el Presidente se enojó, y mucho. Volví a mi casa desengañado, estafado. Lloré como un niño por estas cosas de la vida. Tengo un juicio contra el Anses desde hace diez años. Cuando voy a preguntar, la misma respuesta: “estamos haciendo todo lo posible, tenga paciencia”. En estos días sentí desesperación. Soy un viejo humanamente normal, pero ante tantas adversidades comencé a recordar y a meditar sobre las cosas que viví con felicidad, me di cuenta que no todo esta perdido y que mientras sienta que la vida aún palpita en mi, no pienso traicionarme.

Héctor Leonardo Bravo
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Encierro

Esta época, donde la globalización nos tiene conectados a todos, nos permite pensar que en tiempos de cuarentena nos mantendremos estables; si al fin y al caso tenemos nuestra sala el cine mundial, la música que queremos y horas de entretenimiento. Sin embargo, ¿hasta dónde puede llegar ese ciclo de ocio? Vemos que es muy limitado, aun teniendo el mundo en la palma de la mano. Por más que veamos mapas virtuales, lugares como la Antártida, el universo en 3D, nos damos cuenta que teniendo todo eso al final del día solo queremos salir a la plaza de la esquina, tomar un mate con amigos y escuchar la voz en persona de un amigo. Nos dimos cuenta que como humanidad somos muy frágiles y débiles, que no importa qué teléfono tengas, cuánto entretenimiento dispongas en casa, si al final valoramos más el abrazo de un ser humano que horas y horas de estar en cama. ¿Será esto una cachetada a tiempo para darnos cuenta de que debemos depender menos de la tecnología? Habrá que ver qué pasa al final, o si es sólo un paranoia que nos agarró por no poder tener algo que otros tienen. Al final el ser humano no valora lo que tiene y cuando lo pierde, lo extraña.

Carlos Pastrana
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Posnet

Se aconseja pagar con tarjeta de débito todas las transacciones comerciales que se efectúan. Sistema simple, seguro y práctico, sin dudas. Pero he aquí, en especial en el interior, que son pocos los establecimientos que cuentan con postnet, y así todo se complica para quienes son poseedores de la tarjeta mencionada. Pregunto: ¿no sería apropiado determinar su obligatoriedad para todas las actividades que signifique compras o pagos de servicios? Reitero: en el interior provincial ese servicio es limitado o quizás nulo. La AFIP tiene la palabra ya que es la encargada de recaudar el IVA. Muchas ventas importantes se hacen sin extender facturas ó tickets formales.

Ramón H. Acosta
San Martín 303
Lules

Cuarentena

Tengo en mi poder el relato de un italiano que fue prisionero de guerra en la Segunda Guerra Mundial. Tomé un fragmento. “En el nuevo campo, dos sargentos armados me conducen hacia una jaula estrecha y alta de alambres de púas. Una vez dentro, desnudo, me doy cuenta que no puedo sentarme por la estrechez del espacio; aprieto los dientes, tengo que resistir por orgullo y nada más; tengo que resistir desde la hora 20 de hoy, hasta la hora 20 de mañana; tengo rabia sorda, la sensación que mis nervios van a estallar, me tengo que sosegar. Mi objetivo es resistir, resistir… no me resulta fácil, entiendo que no tengo que flaquear; me brindo mentalmente conferencias, desarrollo temas científicos, doy clases, trato de contar las estrellas, pero los números se me entreveran y algunas nubes las ocultan. Por el frío nocturno me vino ganas de orinar, y lo hice a espalda del centinela; en la tentativa de descansar, apoyo lenta y suavemente la espalda en las puntas del alambre, y de a poco las nalgas… todavía tengo las marcas, ¿podrá el tiempo mitigar estos recuerdos?...”. Este breve relato viene a cotejar con el encierro que nos impone hoy la cuarentena. Este hombre sufrió en carne propia el dolor del encierro, por una guerra que él no provocó, pero que sufrió inevitablemente. Lo que la realidad nos exige no se iguala a lo vivido por el prisionero, pero se asemeja en cuanto a la responsabilidad con la que se debe actuar para evitar el contagio de la covid-19, que viene sembrando muerte en todo el mundo desde hace casi cuatro meses. Resistir con la mayor dignidad posible, de eso se trata, viviendo el encierro de la mejor manera, no como en un campo de guerra; por nuestro bien y el de todos los que nos rodean. El tiempo dirá si nuestro esfuerzo valió la pena.

Daniel E. Chávez
Pje. Benjamín Paz 308
San Miguel de Tucumán

Barbijos

Ayer me di con la novedad que estaría por imponerse el uso obligatorio del barbijo. Me parece una acertada decisión. Ahora bien, pregunto a las autoridades ¿no saben que no se pueden encontrar barbijos? Recorrí mas de 10 farmacias y no hay. Entonces, busquen primero la manera de proveerlos y luego dispongan su obligatoriedad. Seguimos actuando sin tener en cuenta la realidad. Eso sin contar cuando se cobraban $ 200 los barbijos, sin que interviniera la Dirección de Comercio. Se vive una pandemia muy grave. No se puede obligar a usarlos cuando no se pueden conseguir, un poco de cordura.

Augusto José Paz Almonacid [email protected]

Aprender

Como docente considero que el mayor pecado es no aprender de la crisis. Con impotencia observo que la “clase política” sigue sin aprender. En un momento en que el aporte de todos es indispensable, nuestros representantes, oficialistas y opositores, están en cuarentena total. Esperando la decisiones de un Presidente que, al parecer, tiene la suma del poder. Así, cuando haya equivocaciones siempre será fácil aducir que no se les permitió participar, opinar, sugerir. En Tucumán, ademas, se observa esta actitud en el desarrollo del período lectivo. Sólo se siguen lineamientos de Nación a rajatabla, sin realizar el trabajo de contextualización. Sería interesante saber si se cuenta con información sobre el número de alumnos que tienen acceso a internet, una PC, o el móvil que es indispensable para poder aprender en el sistema actual. También si se pensó en alternativas para que los alumnos de zonas rurales, aisladas, tengan igualdad de posibilidades que los de zonas urbanas. Pero, en fin, pareciera que en el futuro nuestros representantes afirmarán que sólo obedecían lineamientos de la Nación. Frase muy conocida en la historia de la humanidad. Señores políticos, están desperdiciando una inmejorable oportunidad de aprendizaje. Aunque, sinceramente, confío en que los ciudadanos llevemos la delantera, y que ya estemos transitando, por fin, el camino de reconocer que la democracia no significa dejar hacer.

Hilda Cristina Ponce
[email protected]

Ansiedad

Es muy factible que por la situación que vivimos los argentinos y el mundo, nuestro cuerpo ordenado por la mente nos haga sentir síntomas característicos de “ansiedad”. Pude leer y escuchar a muchos profesionales de la salud aconsejar evitar el abuso de redes sociales y medios de información constantes. Más aún, si tal información es errónea o falsa, muchas veces compartimos material pensando que hacemos un aporte y resulta ser todo lo contrario, el receptor puede estar en crisis emocional y sufrir consecuencias perjudiciales para la salud mental. No se olviden que quien recibe la información puede ser un adulto, un joven y hasta un niño, simplemente pueden ser ustedes o alguien de sus afectos. Cada día que pasa es un día menos para reencontrarnos y tratar de ser mejores.

Williams Fanlo
Azcuénaga 980
San Miguel de Tucumán

Ingenio popular

Los argentinos, pero especialmente los tucumanos, tenemos un ingenio popular único para resolver situaciones problemáticas que se nos presentan a diario. Antes que salga la obligatoriedad del uso del barbijo, en mí barrio andaban vendiendo unos fabricados con las cajas de vino y otras con los envases de soda y gaseosas transparentes; todos con su correspondiente traba regulable, además de los de tela en colores variables. Para todos los gustos.

Francisco Amable Díaz
[email protected]

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