Anticuerpos que el virus dejará en el deporte

Anticuerpos que el virus dejará en el deporte

01 Abril 2020

Hasta que alguien se tomó el trabajo de chequearlo, durante mucho tiempo se sostuvo como verdad el mito de que en el idioma chino escrito, el kanji (caracter) correspondiente a la palabra “crisis” se conformaba en parte con el de “oportunidad”. Lo cierto es que no, pero eso no quita que en el fondo haya algo de verdad: las crisis, hasta las más amargas (como la que hoy nos toca enfrentar a todos), encierran una oportunidad de crecer. ¿Cómo? Aprendiendo, templando nuestro espíritu, poniendo nuestra voluntad a prueba y estimulando nuestra creatividad. En los tiempos que corren, la vertiginosa propagación de ese virus cuyo nombre ya nadie quiere escuchar y que nos tiene a todos atrincherados (o a la mayoría) en nuestros hogares, nos ha impuesto el desafío de buscar maneras de continuar con nuestra vida en condiciones mucho más limitadas de lo habitual. Como quien dice, hay que darse maña.

La transversalidad del problema abarca también al deporte, que justo en un año olímpico se ha visto sacudido hasta sus cimientos. Si bien hay ciertas previsiones, todavía no es posible dimensionar con límites precisos el impacto que provocará la paralización total de la competencia en todos sus niveles, amén del descalabro que tanta postergación y reprogramación producirá en los ya apretados calendarios. ¿Puede haber un lado positivo para el deporte en semejante escenario? Sí. Puede haberlo. Y lo habrá.

En esta pandemia se han generado ciertos “anticuerpos” que servirán para el futuro. Serán una ganancia cuando todo vuelva a la normalidad. Por caso, sin un virus que nos obligara a funcionar separados, no nos hubiéramos visto en la necesidad de buscar maneras de interactuar a la distancia. En esa búsqueda surgieron herramientas muy útiles que estaban ahí, pero que no se habían aprovechado tanto, como las videollamadas múltiples de la aplicación Zoom, que le han permitido a equipos enteros (verbigracia, el seleccionado tucumano femenino de hockey Sub19) entrenarse en simultáneo desde sus casas. Por supuesto, no será necesario cuando se reabran los campos de entrenamiento, pero quedarán como una valiosa rueda de auxilio para otras situaciones de emergencia. Incluso admiten otros usos: “estamos pensando en utilizarla cuando brindemos alguna charla.

También podría ser una solución para las reuniones de padres: a veces vienen sólo tres o cuatro. Con esta herramienta podríamos facilitarles la participación a los que no pueden venir hasta el club”, apunta Martín Bellomio, presidente de Cardenales. Son solo algunas de las posibilidades que ofrecen las nuevas formas de comunicación.

Los audios y videos de Whatsapp, o las historias o transmisiones en vivo de Instagram le han permitido a muchos continuar con sus rutinas de ejercicio o entrenamiento valiéndose de muebles, bidones con agua y otros elementos de entrecasa en reemplazo de bancos o mancuernas.

La distancia incluso ha agilizado el uso de las redes sociales como canal de comunicación entre los clubes y los socios, un puente que no muchos han sabido aprovechar hasta ahora, pese a que desde hace tiempo ya el celular es un objeto de permanente consulta.

Otro de los puntos positivos es que se han reforzado las medidas de higiene, un aspecto descuidado en muchos establecimientos deportivos. Será cuestión de sostenerlas incluso cuando ya no haya una pandemia mundial en curso. Hay otras plagas con menos impacto mediático que también están al acecho y se cobran víctimas fatales.

Por otro lado, este tiempo de pausa servirá también para replantear ciertas cosas de cara a un futuro que seguramente será diferente. Entre ellas, qué cambios podrían introducirse en los calendarios para mejorar las competencias o hasta qué punto la televisión podrá seguir imponiendo condiciones a fuerza de billetera, aún a costa de la integridad de los deportistas.

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