Un virus que potencia la solidaridad

Un virus que potencia la solidaridad

Distintos sectores de la sociedad aportan su granito de arena para hacerle frente a la crisis.

Es por todos conocido que se entiende por solidaridad a la adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, comprometidos o difíciles. Por estos días, esta palabra que contiene en sí misma a una de las facetas mejores de la humanidad, se potencia a partir del avance de la pandemia de coronavirus. Solidaridad es hoy muchas cosas y al mismo tiempo, una sola: amor por el prójimo.

Es en este campo en el cual se intensificaron los esfuerzos de distintos actores de la sociedad, desde que la enfermedad se convirtió en una amenaza letal. De manera paulatina, hubo reacción para sumarse a los requerimientos que los sistemas de salud dieron a conocer para el futuro mediato, partiendo de estadísticas actuales.

Nadie sabe a ciencia cierta qué nos puede deparar esta enfermedad que, por el momento, no tiene cura. Pero sí se sabe que, con previsiones adecuadas, respetando las medidas de aislamiento y entendiendo el rol social que cada uno ocupa, las proyecciones sobre sus alcances pueden ser mejores.

Pero hay que permanecer en alerta. Programar y programarse. Es en este punto en el que todo lo que se pueda dar y ofrecer tiene un valor incalculable por estas horas. Desde el deporte, hubo señales inequívocas de compromiso ante la necesidad. Así, surgieron cesiones de predios tales como complejos y albergues para contener a personas en situación de calle. También hubo pronunciamientos de clubes que ofrecieron sus instalaciones al Ministerio de Salud, ante la eventualidad de un agravamiento de la situación.

Desde el fútbol, Atlético y San Martín hicieron punta, al abrir las puertas de sus albergues a quienes están en situación de vulnerabilidad.

En el caso de los “Decanos”, sumaron un servicio importante: un consultorio virtual, a cargo de los médicos del club, para atender dudas, inquietudes y dar respuestas a asociados y ciudadanos en general acerca de la enfermedad que acecha. En el contexto nacional, los clubes de Primera división también operaron en la misma sintonía. Incluso, la Asociación del Fútbol Argentino habilitó en la cancha de futsal de Ezeiza una especie de hospital de campaña, con camas, respiradores e insumos.

Desde el deporte de la ovalada también hubo reacción. La Unión Argentina de Rugby instó a las uniones provinciales y a los clubes a sumarse a la red solidaria. La URT recogió el guante y se puso a disposición. Y hubo clubes que también se manifestaron dispuestos a abrir las puertas de sus instalaciones para lo que sea necesario frente al avance de la enfermedad. Estos esfuerzos grupales se suman a los que efectúan a diario incontables deportistas, que desde el anonimato trabajan en la contención, la ayuda, el aporte, el fortalecimiento físico y espiritual de quienes se encuentran en situación precaria y están más expuestos a los efectos de un enemigo silencioso como lo es el coronavirus.

La solidaridad es una condición del ser humano que complementa las actitudes sociales. Cuando una persona es solidaria con los demás, mantiene la naturaleza social en el entorno en el que se desarrolla. La solidaridad conduce al desarrollo sustentable de las sociedades. Es fundamental que sea empleada en pro de los beneficios que puede ofrecer a una determinada causa. Esta causa que todos enfrentamos en estos días nos pone frente a una necesidad y a una obligación. Desde el deporte, hay claras señales de haber entendido el mensaje.

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