Los médicos del sur se preparan para la epidemia

Los médicos del sur se preparan para la epidemia

Adriana Bueno, jefa de Clínica Médica del Hospital de Concepción, transmite el compromiso de los trabajadores de la salud.

En los pasillos del hospital Regional de Concepción. FOTO DE OSVALDO RIPOLL En los pasillos del hospital Regional de Concepción. FOTO DE OSVALDO RIPOLL
26 Marzo 2020

Tucumán ingresa en fase dos. En febrero, el Ministerio de Salud de la Provincia elaboró un plan de contingencia para afrontar una potencial epidemia de neumonías por covid-19. El programa contemplaba una primera fase de prevención pre-epidemiológica, pero el virus ya ha comenzado a circular y con su circulación llega el turno de la segunda fase de la emergencia sanitaria.

Así, la reorganización del Sistema Provincial de Salud para priorizar la atención de cuadros respiratorios ya está en marcha. Por eso en Concepción los médicos y las enfermeras están preocupados y ocupados. Adriana Bueno, jefa del Servicio de Clínica Médica del Hospital Regional y secretaria general del Sindicatos de Trabajadores Autoconvocados de la Salud, cuenta que allí están trabajando en la refuncionalización de cada una de las unidades, porque en los próximos días todos tendrán que concentrarse en los enfermos con síntomas compatibles con la covid-19. Pero también cuenta, con sinceridad, sus temores y los de sus compañeros.

Soldados de la salud

Antes que nada, Bueno cuestiona a los funcionarios que muestran una excesiva autoconfianza. “Muchas veces nos dicen: ‘estamos preparados’ -atestigua-. Pero yo les preguntaría: ‘¿qué es estar preparados, si en países con mucha mayor disponibilidad económica están atendiendo a la gente en el piso?’. Hay que asumir que somos un país pobre, un país donde no hemos podido garantizarles agua potable y cloacas a todos los ciudadanos. Pero es en este país donde los trabajadores de la salud pública, con la colaboración de los servicios privados, vamos a asumir la obligación de conservar a la mayoría de nuestros compatriotas sanos”.

Así, si bien observa que los recursos aquí también son escasos, ella exhorta a sus colegas a dar la batalla contra el virus. Y viceversa, aunque habla con orgullo de los soldados de la salud, también pide el esfuerzo del frente interno, de quienes en esta lucha ocupan el rol de los civiles. “Mientras más desoladas estén las calles, mientras más nos quedemos en casa, mientras más prudentes seamos en el uso de los barbijos, mejor nos vamos a poder defender”, dice, advierte, ruega.

Cuidar los insumos

Además, pide que el Gobierno y los ciudadanos traten a los trabajadores de la salud con el respeto y la empatía que merecen. Insiste en que también ellos son padres, hijos y hermanos. “Nosotros somos seres humanos como nuestros pacientes -expresa, recuerda-. También sentimos temor por nuestras propias vidas y nos preocupa poner en riesgo a nuestros familiares. Y ellos muchas veces sienten terror por nosotros”.

Por esta razón, Bueno pide que la gente no ceda ante el pánico y no agote insumos que dentro de poco podrían volverse preciosos: “no puede ser que todo el mundo ande por la calle con barbijo, porque no es necesario. Si se hace un uso indiscrimnado de objetos de protección personal, si se gastan cientos de miles de barbijos para obtener una falsa sensación de seguridad, lo que va a ocurrir es que van a faltar cuando el agente de salud, el soldado en el campo de batalla, los necesite. Es lo que ha pasado en Nueva York, en Italia, en España”.

Respetar los derechos

De esta manera ella les pide a todos los tucumanos que confíen en que los profesionales de la salud estarán a la altura de la epidemia, pero remarca que necesitarán apoyo social y estatal. “La Provincia tiene que respetar nuestros derechos y sobre todo cuidar a los que no están en condiciones físicas -exige-: hay trabajadores de la salud con cáncer, diabéticos, transplantados o mayores de 60 años. Sus derechos no pueden ser negados en el contexto de una pandemia”.

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