El estado del canal de Yerba Buena desata la bronca de los vecinos

El estado del canal de Yerba Buena desata la bronca de los vecinos

Residentes de los countries Los Azahares, Vera Terra, Las Jarillas y de la calle Las Garzas advierten que la intensidad con la que baja el agua podría derrumbar el camino. Frente al colegio Pucará, el guardarraíl quedó flotando en el aire.

NEURÁLGICO. El canal Yerba Buena nace a la altura de la calle Colón, donde encauza las aguas del río Muerto, y pasa frente a varios countries, como Las Yungas, Laderas y Las Jarillas, entre otros. Pese a su importancia, se encuentra saturado. En la imagen, el tramo del canal que se encuentra frente al Pucará. NEURÁLGICO. El canal Yerba Buena nace a la altura de la calle Colón, donde encauza las aguas del río Muerto, y pasa frente a varios countries, como Las Yungas, Laderas y Las Jarillas, entre otros. Pese a su importancia, se encuentra saturado. En la imagen, el tramo del canal que se encuentra frente al Pucará. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO

Un canal cuyas paredes se están derrumbando, un camino paralelo que en consecuencia también se está viniendo abajo y una obra mortalmente quieta. Esos son los ingredientes que han desatado la indignación de los vecinos de los countries Los Azahares, Vera Terra, Las Jarillas y de la calle Las Garzas, en el límite suroeste de la ciudad de Yerba Buena. “Estamos hartos de que no nos consideren”, dice Beatriz López Domínguez.

Todos esos problemas giran en torno al canal Yerba Buena, uno de los principales colectores pluviales de esa ciudad, cuya construcción data de la década del ‘60 y hoy afronta dos inconvenientes graves: la falta de capacidad para conducir los caudales que recibe y el estado de colapso en el que se encuentra. Así lo revela un documento de la Dirección Provincial del Agua (DPA), elaborado entre 2006 y 2007. En ese informe se consigna como única solución que se aumente la capacidad del acueducto.

De hecho, la obra que, según los vecinos, ha sido abandonada es -justamente- la ampliación de un tramo, al que el organismo gubernamental ha definido como tercera etapa. Esa parte atraviesa el frente de esos barrios. En septiembre de 2019 contrataron una empresa para que intervenga el trecho. Sin embargo, cuando llegó la Navidad -precisa López Domínguez- la contratista se marchó (”levantaron los hierros y se fueron”).

La etapa tres consiste en la colocación de muros de hormigón, para que el canal sea más ancho y profundo. Además, el puente que cuza hacia Las Garzas debe ser demolido y sustituido por otro. El empresario Hugo Marcantonio hace foco en esa otra arista: “se va a caer en cualquier momento y nadie hace nada. Este lugar es un paraíso. Pero sin agua sin gas y sin calles. Los accesos están destruidos. Se rompen los autos cada seis meses”. Sus lamentos no son nuevos. Hace cinco años que en este diario se vienen leyendo reclamos similares.

Daniel Cebe, otro residente y directivo de la Federación Económica de Tucumán, piensa, sencillamente, que se ha llegado a esto debido a la falta de inversión y mantenimiento de la infraestructura. “Nunca se hizo nada. Nunca”, recalca. Y ese abandono no es una ocurrencia. Cualquiera que concurra al nacimiento del canal Yerba Buena, en el punto en el que el río Muerto es encauzado, por ejemplo, podrá observar islas de ripio y árboles muertos en su interior.

Juan Navarro preside el consorcio del country VeraTerra. Recuerda que hace unos años el canal desbordó. Agua y barro acabaron adentro de las casa. Transcurrió el tiempo y el Gobierno no ha tomado medidas para evitar que eso vuelva a suceder. “El riesgo está latente. De alguna manera, tenemos conculcado nuestro derecho a vivir seguros”, advierte. Al dirigirse a su trabajo, Luciano Pinello pasa una y otra vez por ese camino de sirga. Camino que alguna vez él y otros residentes ayudaron a pavimentar. Ahora, de ese pavimento queda apenas un carril (siendo generosos): el otro sucumbió en el demoronamiento. Según sus observaciones, es probable que la parte que aún subsiste se encuentre socavada. “Esa calle no tiene sustento. En cualquier momento puede colapsar”, aventura.

Todo empezó (o se agudizó) el 7 de marzo de 2015, cuando una tormenta destrozó los revestimientos del canal. Desde ese día, las paredes han ido desmoronándose lentamente. A su vez, ese derrumbe ha estado descalzando el camino de sirga.

Crecer sin control

A la altura del colegio Pucará, el deterioro también genera inquietud. Los primeros días de febrero, el guardarraíl quedó flotando en el aire debido a que un aguacero se llevó una pared completa. Y aunque el talud fue reconstruido con ripio, los vecinos piden una respuesta. “¿Quién nos garantiza que eso esté bien hecho? ¿Qué el agua no se llevará la calle otra vez?”, pregunta Beatriz Colombres de Terán, cuyos hijos concurren a ese establecimiento educativo.

La embocadura del canal Yerba Buena se encuentra a la altura de la calle Colón, al final del cementerio San Agustín. Desciende aguas abajo, hasta desembocar en el canal Sur. Sesenta años atrás, cuando se lo construyó, en esa zona no había poblaciones. Hoy, se suceden los countries y barrios cerrados. La DPA dividió en etapas su reconstrucción, pero el único tramo que fue completado es que el pasa por el country Las Yungas.

Además, existe un proyecto que se encuentra aprobado pero carece de financiamiento para construir un canal al que llamarán La Rinconada y que servirá para desviar las aguas del canal Yerba Buena hacia la localidad de El Manantial.

En el otro extremo del municipio piedemontano, al noroeste, en el límite con la comuna de Cebil Redondo, los vecinos de los barrios Alto Verde viven una situación idéntica, con el canal Caínzo - Las Piedras convertido en una amenaza. Para peor, en esa zona los taludes poseen varios metros de profundidad. En uno y otro punto, los ciudadanos peregrinan para que los gobernantes tomen medidas.

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