“Hallada”, un experimento para crear conciencia sobre la violencia de género

“Hallada”, un experimento para crear conciencia sobre la violencia de género

Comenzó en las redes sociales, aunque el mensaje de este “hilo” viral es el mismo que se escuchó ayer en el microcentro tucumano: no más femicidios.

“Hallada”, un experimento para crear conciencia sobre la violencia de género

Marianela Trejo dio enter en el buscador y al toque -dice- la recorrió una sensación rara por el cuerpo; como chispazos de electricidad. Pero a medida que avanza en los resultados, aquellos volteos se vuelven fuego. En realidad, los llama así en tono poético; aunque luego se corrige y tilda el efecto de bronca. De pena o de dolor.

Ya no sabe qué siente, pero lo siente. Y es tan íntimo que le basta para formular una certeza: hoy su nombre es parte de la protesta contra la violencia de género.

La historia no comienza en Tucumán con Marianela, sino en México. A raíz de un posteo en Facebook de la usuaria Denisse Novelo. “Te invito a hacer este experimento. Escribe tu nombre en Google junto a la palabra ‘hallada’ y dale buscar...”, fue la consigna impulsora que acabó -con el cambio de red social- en más de 19.000 comentarios vía Twitter. Durante el primer día de marzo, el hilo de capturas de pantalla hizo que aquel texto se convirtiera en el sexto más utilizado dentro del territorio latinoamericano.

Entonces fue ahí cuando ocurrió. En 2010, los titulares hablaban de una estudiante fueguina llamada Marianela Rago Zapata. La referencia es que murió el día posterior al partido en que Argentina disputaba su título en el Mundial de Sudáfrica contra la selección mexicana. Ella no fue a festejar los goles y su hermano la encontró degollada en el departamento que alquilaba en Buenos Aires.

Sección Policiales. Salvador Mazza (Salta). Tras 18 días de búsqueda, el cuerpo de Marianela Gracionis (21) aparece enterrado en el jardín posterior de una casa. La autopsia revela “traumatismo de cráneo cerrado, traumatismo de tórax y fractura del maxilar izquierdo”. “El shock fue descubrir la cantidad de femicidios que desconocía; sí o sí te conduce a tomar conciencia. Es difícil ver tu nombre en negrita junto al apellido y a la foto de la víctima. Te sentís abrumada por el ‘puede pasarme a mí también’ y un ‘no tendría por qué ocurrir’”, comenta la profesora.

La experiencia se repite con un nombre menos frecuente. A Maitana Amado las sugerencias web le recalcan el apellido Maidana y la violación de Lucía. “Ya van siete años sin culpables. En Tucumán o en Posadas (Misiones) las agresiones sexuales y el asesinato sistematizado de mujeres se repite. Nos sigue matando el patriarcado, el estado opresor y la ceguera de construcciones sociales arcaicas”, apunta la estudiante.

Puños y teclas

“Hallada” es apenas una de las tantas vivencias que llevan al plano digital la lucha feminista. “Acciones así colaboran visibilizando la dimensión de estas violencias. Como herramienta son positivas y necesarias, pero los cambios sólo pueden generarse con políticas públicas efectivas y presupuestos adecuados”, reflexiona Adriana Guerrero, miembro del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem).

La memoria trae al presente la práctica de contabilizar los “avisame cuando llegues” de WhatsApp y las consignas que se volvieron revolución. Unificadas bajo hashtags afines a #NoEsNo, #MeToo y #VivasNosQueremos. Quién hubiera pensado que -allá por mayo de 2015- un simple tweet entre dos periodistas llevaría a una movida nacional de 200.000 personas que clamaban #NiUnaMenos.

“Las redes sociales son un espacio de intercambio y de comunicación. Nos permiten expresarnos y organizar acciones; gestionar los reclamos. Que se vuelvan virales da cuenta de que estamos activas, atentas y movilizadas”, enfatiza Adriana.

Fernanda Rotondo alude al tema como una suerte de lucha discursiva en la cual los challenges son intermediarios. “Es necesario que la batalla se libre desde el plano comunicacional. Un ejemplo es la presentación del Proyecto de Interrupción del Embarazo. Ahí la comunicación funcionó no meramente como una forma de difusión sino como un espacio para visibilizar las voces y las experiencias de un montón de mujeres y/o personas gestantes que atravesaron el aborto en la clandestinidad”, afirma la integrante de la organización Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales.

Saldo pendiente

Aunque varias cosas hayan cambiado en estos años de movilización activa, la pelea contra la violencia sexista continúa. A medio camino, para Fernanda, “hallada” abre un nuevo interrogante sobre los desafíos a trabajar en el futuro.

“Pensar en esta iniciativa es pensar en los números que dejan los femicidios, los travesticidios y las desaparecidas. Implica direccionar la mirada a aquellos casos que son desconocidos y carecen de visibilidad mediática... A la cantidad de tipos de violencia que se mantienen ocultos porque siguen naturalizados”, resalta la militante. Entre sus peticiones está la creación de estadísticas estatales que contemplen el acoso callejero, la violencia institucional y las agresiones sexuales.

“Las mujeres movilizadas y organizadas somos un colectivo imposible de ignorar en cualquier lugar del mundo. Globalizamos nuestro reclamo e hicimos real y palpable el 'Ahora que sí nos ven'”, acota Adriana al hacer un relevamiento express del pasado.

“El hombre que dijo amarnos, esa pareja que tildan de tóxica, los pedidos de perdón después de golpearte y la revictimización mezclada con las inseguridades personales. Todo eso es un combo, es la canaleta de residuos por la que decido marchar cada 8 de marzo”, relata Marianela. Ayer, sus palabras se hicieron eco en la marcha. Y esta vez, el mensaje que comparte no es digital. “La indiferencia asusta”, enfatiza el cartel que sostiene entre ambas manos.

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