Beckham desafía a la historia

Beckham desafía a la historia

DISPUTA LEGAL. ¿Podrá Beckham imponer el nombre de Inter a su club? Los italianos ya reclamaron. DISPUTA LEGAL. ¿Podrá Beckham imponer el nombre de Inter a su club? Los italianos ya reclamaron.

Cuando en los años ’60 jugaba mis primeros partidos en plazas, escuelas y campeonatos más o menos formales, Inter de Milan era uno de los mejores equipos del mundo. Tricampeón de Italia de (1963 a 1966), bicampeón de Europa y de la Intercontinental (1964 y 1965). Era dirigido por el argentino Helenio Herrera, primer DT que se asumió como una celebridad (“El Mago”) casi a la misma altura que el gran número 10 que tenía el equipo (Sandro Mazzola). Su camiseta, franjas verticales azules y negras, era un imán para todos los que decidíamos formar un equipo y pensar con qué colores jugaríamos (debían ser internacionales, para evitar disputas entre quienes eran de River, de Boca, de Banfield o del que fuera). Muchos copiábamos entonces camiseta y nombre del Inter de Italia. No copiábamos el juego del gran Inter italiano, porque aquel Inter amaba el catenaccio y en las plazas y patios, cuando éramos niños, nosotros siempre jugábamos a ver quién hacía más goles, no quién los evitaba. El Inter de Italia (es Internazionale, pero todos decíamos y decimos Inter) gozaba de su fama y no le preocupaba si otros usurpábamos colores y nombre.

¿A qué viene el recuerdo? A que sí tiene problemas de patente el equipo más nuevo y de mayor inversión de estos días en el fútbol mundial. Hablo de Inter Miami manejado por David Beckham, que debuta esta noche en una nueva edición de la MLS (Major League Soccer) de Estados Unidos. El debut será en Los Ángeles, justamente la ciudad a la que el Beckham jugador arribó en 2007, fichado por el Galaxy con un contrato global de 250 millones de dólares que le dejaba 6 millones anuales de ganancia al excapitán de la selección inglesa. Fue un arribo tan resonante acaso como el de Pelé cuando llegó a Cosmos, de Nueva York, en los años 70. El Beckham-jugador era discutido (“no le pega con la izquierda, no cabecea, no defiende y no marca muchos goles, aparte de eso está bien”, ironizó una vez George Best sobre el Brad Pitt de las canchas). Pero el Beckham marketinero sí fue un éxito. Como quiere serlo ahora a los 44 años el Beckham dirigente con su creación de Inter Miami. Curioso que el proyecto, millonario, iniciado en 2014 y creado en 2018, no haya contemplado que ya no estamos en los años ’60, que la industria ha crecido de modo notable y que la nueva franquicia de la MLS no jugará precisamente en una plaza o en el patio de una escuela. Y mucho menos en un potrero.

El Inter italiano, hoy de propiedad china y que tiene como vicepresidente a “Pupi” Zanetti, demandó y logró un primer éxito ante la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos (USPTO). El Inter de Miami, apoyado por la MLS, argumentó que “Inter” ya es de “uso generalizado” y no asociado a un único equipo. Recordó que hay equipos que llevan el nombre de Inter en muchas partes, en Brasil, Alemania, Finlandia y hasta en Haití. Pero la USPTO invitó al Inter de Beckham a que defienda mejor su postura. Caso contrario, el 4 de mayo lo obligaría a cambiar de nombre y parte de su escudo. Seguramente el Inter de Miami también mudará su estadio cerca del aeropuerto, aunque todavía existen disputas legales. Y también su fútbol seguramente será provisorio, porque el DT uruguayo Diego Alonso, de lucido paso en México en Pachuca y Monterrey, bicampeón de la Liga de Campeones de la Concacaf, fue fichado el 30 de diciembre pasado y tiene poco tiempo de trabajo. Más aún para su fútbol de presión alta, parecido al que impuso en River Marcelo Gallardo, el primer DT que, según cuentan, buscó Beckham para su proyecto. El volante mexicano Rodolfo Pizarro, fichaje estrella, llegó hace solo dos semanas. Acaso Beckham habla por eso de que su Inter pujará en la cumbre de los grandes clubes del fútbol mundial recién dentro de 10 años. Siempre fue muy optimista. Pero es probable que tal vez tengamos que llamarlo con otro nombre. Y no dentro de 10 años, sino dentro de unos meses.

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