Con los pies en la tierra

No importa la disciplina, el color de camiseta ni las rivalidades. Cuando se habla de solidaridad, contribuir al cambio es lo único que importa. En el último tiempo, muchos deportistas fueron noticia por las acciones benéficas que emprendieron y emprenden en la provincia. Es que no todos tuvieron una infancia fácil y el recuerdo se vuelve el móvil de sus actos.

Ir a la escuela en sulky, como le pasó a Lucas Ischuk; vivir en la calle sin que nadie te espere en casa, como le pasó a Adrián Arregui; no tener para comer a diario, jugar con botines prestados, pensar en dejar el fútbol para llevar de alguna forma plata a su hogar, los ejemplos son interminables y se repiten en la historia de muchos deportistas que hoy son reconocidas figuras. Es justamente el recuerdo constante de esas vivencias el que los moviliza hoy -plantados en una posición económica totalmente diferente- a ayudar a otros que viven en ese contexto que ellos lograron dejar atrás.

Los ejemplos, sólo de los últimos meses, son muchos. Ya jugando en Colón, “Pulga” Rodríguez organizó un evento a beneficio para recaudar donaciones para la gente humilde de Simoca; además mantuvo la cita anual de “El juego de las estrellas”, el partido a beneficio en el que varios famosos participan. Otro de los más solidarios es “Pigu” Romero, quien organiza varias subastas de objetos preciados y reparte el dinero recaudado a distintas fundaciones.

Justamente esos dos representantes tucumanos no nacieron en cuna de oro. Ambos crecieron en casas muy humildes y, desde abajo, comenzaron a formarse. Saben bien lo que es llegar a casa y no tener un plato de comida y por ello tratan de evitar que más personas, sobre todo chicos, pasen por lo mismo. Y como vemos, el fútbol no es el único que aporta: el golf, el voley, el tenis y el enduro, son otras de las disciplinas que dejan su granito de arena.

Más allá de la actividades de solidaridad institucionales, muchos jugadores de los planteles de Atlético y San Martín, toman la iniciativa a diario de colaborar presencialmente con organizaciones o fundaciones y visitan los barrios más pobres de la provincia llevando un aliento de esperanza a los tucumanos que menos tienen. Es que el gozar de una mejor vida, no sólo se vuelve un disfrute sino también una responsabilidad.

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