16 Febrero 2020
UNA FORMA DE AUTOBIOGRAFÍA. Además de su oficio como periodista especializado en deportes, Burgo apela a los recuerdos de su niñez, como los actos iniciáticos de un hincha en ciernes. radio cut
TESTIMONIO
RIVER PARA FÉLIXANDRÉS BURGO (Planeta - Buenos Aires).
¿Qué es ser hincha de un club de fútbol? ¿Cómo se transmite ese gesto de generación en generación? ¿Los glóbulos de la pasión futbolera pertenecen al torrente de consanguinidad? ¿De qué va la relación padre-hijo cuando se talla desde la tribuna de un estadio o frente a la pantalla verde de un televisor? En ese largo tren: ¿qué es ser hijo, qué es ser padre?
Algunas de esas respuestas busca Andrés Burgo en River para Félix. El fútbol como causa colectiva, obsesión e identidad, espacio de la ética, culto sustitutivo y borrosa justificación para la efímera estadía en este universo: “no son 22 tipos corriendo detrás de una pelota así como la literatura no son letras desparramadas sobre tinta”.
Y las dificultades para comunicarse con un padre que no empatiza, que desconoce la ternura, que opera desde la distancia emocional y que irá viendo cómo modificar esa táctica cuando compruebe que el partido de su vida se va terminando: “para que mi viejo fuera hincha mío, yo empezaría siendo hincha de su equipo”. Como quien corre una carrera de posta, “soy hincha como una forma de seguir estando con mi viejo y para que, más adelante, mi hijo (el Félix del título) continúe estando conmigo”.
Huellas
Burgo acude a los recuerdos de la niñez, los actos iniciáticos de un hincha en ciernes, la primera vez que pisó el Monumental, la primera chica que le habló en un tablón, la vida tracción a sangre de los abuelos inmigrantes, el primer trapo, el club como una cuerda invisible que anuda castas, la muerte de un padre como descenso, la paternidad como forma de la conquista de América.
Estructurado como un partido de fútbol (“Silbato inicial”, “Primer tiempo”, “Entretiempo”, “Segundo tiempo”) River para Félix puede verse como una forma de la autobiografía (donde el autor desnuda crisis de pareja, replanteos existenciales, deschava historias de amigos), como una pintura social de la Argentina de los 80 hacia acá y, a su vez, como un work-in-progress (si bien comienza con el triunfo en Madrid, el relato crece en el tiempo a medida que es escrito).
Autor de Ser de River en las buenas y en las malas, El partido. Argentina-Inglaterra 1986, La final de nuestras vidas y, en coautoría, El último Maradona y Diego dijo, periodista especializado en deportes, Burgo apela a la emoción, desembarra los diferentes grados de empatía tribunera, indaga en el interior del ser argento pero, sobre todo, busca respuestas a esas preguntas iniciales: qué es ser hincha de un club de fútbol, qué es ser padre y qué es ser hijo cuando una banda rojo sangre te cruza el alma.
© LA GACETA
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