El cine chileno lleva a la pantalla un guión de Agustín Toscano

El cine chileno lleva a la pantalla un guión de Agustín Toscano

El realizador, que obtuvo varios premios con “El motoarrebatador”, escribió una historia de engaños y misterio que se estrenará este año

PROYECCIÓN INTERNACIONAL. Toscano ya es reconocido fuera de las fronteras del país por su creatividad. cannes PROYECCIÓN INTERNACIONAL. Toscano ya es reconocido fuera de las fronteras del país por su creatividad. cannes

Agustín Toscano se define, apelando al humor, como cineasta de dos países. Es que el director tucumano (y por ende argentino) le agregó a su currículum el título honorario de ser chileno también, por lo menos en la pantalla grande, a partir de su contribución como guionista en una película que se estrenará este año en el país trasandino.

“Hace dos años me llamó por Skype mi gran amigo Moisés Sepúlveda, quien es director y mago chileno y que desde ese día es mi representante como guionista. Me propuso escribir una película que quería producir y que sería la ópera prima del realizador Nicolás Postiglione, también chileno y con experiencia en cortometrajes”, le cuenta a LA GACETA.

A partir de esa invitación comenzó una historia que está próxima a ser proyectada. El guión transcurre en un día en un lago. “Un señor sale de paseo en yate con sus dos hijas jóvenes. En el medio del lago descubren un bote que se hunde con tres jóvenes. Por desconfiado, no los ayuda y decide irse. Pero una de sus hijas lo obliga a volver más tarde y colaborar con ellos. Así se involucran en una trama que está llena de misterios y engaños, que se oscurece mientras cae la noche”, describe el autor de “El motoarrebatador”.

- ¿Escribir para otro director es más complicado que hacerlo para filmarlo vos mismo?

- No, el encargo simplifica mi trabajo como guionista. Las pautas me organizan y limitan. Así trabajo más rápido. A los encargos les dedico poco tiempo de mi agenda, son casi como un descanso de los guiones escritos para mí mismo, que me absorben todo el tiempo del que dispongo para sentarme a escribir. Esta historia del bote la escribí los domingos a la tarde.

- ¿Dónde queda el aspecto creativo en esta clase de realizaciones?

- Lo creativo del proyecto es responder a las exigencias de los demás. Director y productores fueron muy exigentes y entrometidos. Pero eso aporta. En la escritura es necesario tener interlocutores que vean la cosa de un poco más afuera; sino la misma cercanía con el material te marea.

- ¿Quién tiene la palabra final en caso de discusiones sobre hacia dónde debe ir el relato?

- La palabra final la tiene el director en el rodaje. Pero en el guión peleo mucho para que las ideas me cierren. Para mí es un gran ejercicio. Me aporta a mi propia obra, porque puedo ver con otros ojos. Son historia que me gustan, que tienen algo que yo no haría como director, pero que me seducen guionar. Escribir cine es fascinante también en su especificidad.

- ¿Hay proyección a futuro para seguir en esta clase de trabajos?

- En este proyecto fueron cuatro productores que se asociaron a la película, porque les gustó el guión. Después me llamó cada uno por separado para contarme que tienen proyectos estancado que quisieran que yo lo saque a flote. Y económicamente me ayuda a subsistir hasta que mis propias propuestas encuentren fondo y pueda volver a ser director, sin dudas mi rol favorito.

- ¿Cómo se viene el año?

- Tengo depositadas en 2020 todas mis expectativas cinematográficas. Quiero filmar en Tucumán una película ambientada en 1974. Y quiero seguir filmando un documental que vengo desarrollando desde hace años, pero que recién en los últimos meses empecé a rodarlo.

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