El "Michael Jackson" que pasó de los adoquines de las peatonales tucumanas a romperla por Sudamérica

El "Michael Jackson" que pasó de los adoquines de las peatonales tucumanas a romperla por Sudamérica

Durante años, Roberto Miguel Fuenzalida se consolidó como el número favorito entre los transeúntes. Cómo es hoy su vida.

El Michael Jackson que pasó de los adoquines de las peatonales tucumanas a romperla por Sudamérica

A mediados de la década del 2000, los adoquines de las peatonales tucumanas fueron la tarima que albergó los exquisitos pasos de baile del talentoso, excéntrico, controvertido y aséptico Michael Jackson de nombre Roberto Miguel Fuenzalida, oriundo de San Ramón de la Nueva Orán, Salta.

El desembarco de este bailarín e imitador cautivó a los espectadores de arte callejero del microcentro tucumano. Durante años se consolidó como el número favorito entre los transeúntes. Y hoy, varias décadas después, Fuenzalida (35) se encuentra en Búzios, Brasil, donde también trabaja como artista callejero.

“De vez en cuando vuelvo a Tucumán y actúo en la peatonal, pero ahora tengo otro personaje. Sin embargo, algunas personas me reconocen y me cuentan que cuando eran niños me venían a ver. ¡Y son tipos de más de 20 años!  Ahí dimensiono la cantidad de años que pasaron”, revela el artista.

SU VIDA CAMBIÓ. Fuenzalida hoy se destaca en distintas partes. SU VIDA CAMBIÓ. Fuenzalida hoy se destaca en distintas partes.

Fuenzalida se convirtió en un viajero que lleva su show de ciudad en ciudad, sin embargo recuerda con nostalgia a la capital tucumana, que reconoce como el lugar donde se afianzó como artista. 

En diálogo con LA GACETA, cuenta las circunstancias que lo llevaron a imitar al “rey del pop” y los senderos que lo trajeron hasta las peatonales tucumanas.

“Cuando era niño, y hasta la adolescencia, pasaba mucho tiempo solo dibujando o creando juegos; me concentraba por horas en cada cosa que me atraía y eso, quizás, tuvo mucho que ver a la hora de practicar los pasos”, recuerda. Y agrega que también soñaba con llamar la atención y  tener un público: "siempre me repetía que en algún momento iba a ser famoso”.  

El Michael Jackson que pasó de los adoquines de las peatonales tucumanas a romperla por Sudamérica

El comienzo de todo

La magia llegó en el año 99, en forma de VHS. Fuenzalida tenía 14 años y vivía en un mundo sin internet. Ese año le compró a un compañero de secundario el casete de History on film, volumen II, que es una colección de videos musicales del famoso cantante. 

La estrella de música pop más exitosa del mundo cautivó intensamente al adolescente, que sintió la necesidad de imitarlo: con una rigurosidad implacable, pero asistida por un talento natural, comenzó a practicar los pasos dando play y rebobinando la cinta hasta el cansancio. Sólo un par de meses después, ya estaba listo para su primera presentación en público en un concurso de baile de su colegio.

“Me hice el vestuario  y me anoté en el concurso para hacer la rutina de Michael Jackson. Tenía muchos nervios pero arranqué. Cuando salí al escenario me sentía él, y bailé. El público explotó”, recuerda. El novel bailarín de aquel momento se quedó con el primer premio, pero sobre todo se quedó también con los aplausos que había soñado de niño.

En los años siguientes las intensas prácticas de baile continuaron, aunque sólo por diversión y sin fines profesionales. Pero cuando cumplió los 20 años decidió viajar a Salta capital para buscar trabajo. Unos amigos lo hospedaron hasta que pudiera conseguir un empleo. 

En esa búsqueda estaba ocupado cuando -justamente- unos de esos amigos, Alejandro Leiva, le planteó un interrogante: “che, vi en la peatonal a un tipo disfrazado de estatua y la gente le deja plata por estar inmóvil; ¿cómo puede ser que no ganes plata vos, que bailás como Michael Jackson?”, lo increpó.

Y así fue como comenzó todo. Durante un año trabajó en Salta y luego decidió venir a Tucumán con la intención de estudiar danza contemporánea: “a Tucumán llegué en febrero de 2006 y fue un boom”, asegura Fuenzalida. “Hasta el día de hoy es el escenario que más disfruto, donde más cariño recibí de la gente, donde me sentí más cómodo. Yo no podía creer la cantidad de personas sacándose fotos, colaborando con el show, haciéndome notas, contratándome para eventos: creo que he recorrido todos los salones de Tucumán y del interior de Tucumán. Fue increíble”.

Un bello recuerdo

Como síntesis de ese cariño, el artista tiene presente un suceso de una tarde, en plena peatonal. Una joven de unos veinte años, fanática de Michael Jackson, se acercó hasta él y le preguntó si lo podía tocar; había mucha gente y el show estaba a punto de comenzar, pero él asintió. La joven se acercó, le tocó el rostro y luego el pecho: “que suavecito”, le dijo. La vio tan conmovida que por un momento sintió la necesidad de recordarle que era un imitador.

Del testimonio del bailarín se intuye que la mayoría de sus experiencias como artista fueron positivas. Sin embargo recuerda dos momentos penosos. Uno fue la muerte de Michael Jackson, hecho que le generó mucha tristeza. Otra situación incómoda fue en Mar del Plata, cuando un colega de Boston, EE. UU., que trabajaba en la calle haciendo clown, le dijo en un precario español: “esa persona que tu imitas en otros países no gusta”. El hombre hacía alusión a las acusaciones de abusos que recaían sobre Jackson.

Su propio personaje

Con los años Fuenzalida fue dejando de lado su faceta como imitador para construir su propio personaje. Actualmente su espectáculo combina el “popping”  -estilo urbano de movimientos robóticos que caracterizaron las coreografías de Michael Jackson- con técnicas de expresión corporal y clown. Fue creando un show en base a la improvisación y una mayor interacción con el público.

Su vida de artista le permitió conocer todo el país y trasladar su espectáculo a Bolivia y a varias ciudades de Brasil. “Seguro en algún momento vuelvo a Tucumán, estoy muy ligado a la provincia y la siento como mi punto de partida”, cuenta el bailarín mientras reconoce que está muy feliz de haber elegido ese estilo de vida. “Voy a seguir bailando hasta que el cuerpo me dé; cuando me preguntan qué haré cuando sea viejo y no pueda bailar, yo respondo que eso será una sorpresa para mí también”, bromea el artista.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios