Punto y a la bolsa para San Martín

Punto y a la bolsa para San Martín

Pese a no jugar bien, el “Santo” sumó, sigue líder en su zona y terminó el sábado con sonrisas. Video.

Cumpleaños feliz de San Martín. Aunque se presentó sin su traje de gala y no pudo armar la fiesta deseada en Floresta, el empate 1-1 con All Boys se valora positivamente: en su peor partido en la Primera Nacional, el “Santo” se llevó un punto del difícil “Islas Malvinas” y se aseguró la punta en soledad de su zona por una fecha más.

Vacío de fútbol, sobre todo a partir de la expulsión de Gonzalo Rodríguez, el equipo de Favio Orsi y Sergio Gómez tuvo que ponerse el overol para no volverse a Tucumán con las manos vacías. Es cierto: desaprovechó un penal que cayó como un “regalo” cerca del final. De haberse traducido en gol, habría significado un premio excesivo ante un rival que le hizo más fuerza que lo que demuestra la tabla.

“Fue un partido extraño”, definió Gómez lo sucedido en la primaveral siesta de sábado porteña. Responsabilidad importante le cupo al polémico árbitro Diego Ceballos, un juez que habitualmente no hace justicia (recordar la escandalosa final de la Copa Argentina 2015, entre Boca y Rosario Central).

Ceballos fue la “anti-figura” del encuentro. Difícil de entender que ignorara en primera instancia una clara mano penal de Sebastián Martínez, que desde el piso intentó evitar que un cabezazo de Luciano Pons llegara a la red. Lo salvó su asistente número 2, Matías Bianchi.

Seis minutos se consumieron desde la mano penal hasta que Pons -máximo artillero del torneo, ahora con 10 tantos- con su habitual frialdad lo cambiara por gol. En el ínterin hubo un tumulto generalizado y hasta un conato de rebelión local, que amenazó con hacer la “gran San Jorge” y abandonar el campo de juego. Y All Boys quedó con diez, por la expulsión de Martínez, por la ley del último recurso.

Se veía venir que Ceballos compensaría para calmar a las “fieras” en que se habían convertido los hinchas del “Albo”. Y su víctima fue el “Turbo”, que se fue a las duchas por una supuesta falta que en otro contexto apenas si hubiera merecido cobranza.

San Martín, con la formación que empieza a salir de memoria, esa que repitió por cuarta vez consecutiva, cometió un pecado capital: dilapidó ese cuarto de hora en el que tuvo un hombre más, le faltó apretar más y mejor el acelerador en la contra para hacer leña del árbol caído.

Ya sin Rodríguez, 10 contra 10, todo se le hizo cuesta arriba. San Martín sucumbió al desorden generalizado de un partido que, sobre todo en el primer tiempo, fue ordinario y muy cortado. Soporífero, en resumen.

El empate

Presionado por su gente y por su incómoda posición en la tabla, All Boys mejoró su prestación tras el intervalo. Empezó a desbordar al “Santo” por todos lados. En el 1-1, la pelota quedó boyando ante cierto desconcierto generalizado de la defensa visitante y Facundo Cardozo sacó un zurdazo desde ángulo cerrado que se desvió levemente en Emiliano Amor y se incrustó en la red.

Para entonces hacía rato que Pons había dejado su lugar a Ramiro Costa (un cambio difícil de entender) y Matías Fissore había ingresado por Juan Mercier.

El partido estaba para empate. Pero Joaquín Pucheta pareció querer sumarse a los festejos de su rival y derribó torpemente en el área a Costa. Para fortuna de los anfitriones, el rosarino anunció su remate. En el rebote que dejó el arquero no hubo suerte: Emiliano Purita rompió el palo.

Estuvo bien así. “Fue nuestro peor partido”, admitió con crudeza Gómez ante una pregunta de LG Deportiva. Antes de subirse al micro que lo llevaría a Aeroparque, el plantel “santo” no se mostró proclive a lamentos por las dos unidades perdidas, el punto valió como feliz cumpleaños.

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