El teatro musical tributa a uno de sus mentores

El teatro musical tributa a uno de sus mentores

Hace 45 años, Jorge Braude fue el director musical de “El hombre de la Mancha”, un hito en la historia de la escena tucumana.

DULCINEA Y EL QUIJOTE. Inolvidable escena que reunía a María Angélica Robledo con Ricardo Salim.  la gaceta / archivo DULCINEA Y EL QUIJOTE. Inolvidable escena que reunía a María Angélica Robledo con Ricardo Salim. la gaceta / archivo ARCHIVO

“Yo conocía a Boyce Díaz Ulloque (el recordado director teatral) quien me convocó. Me encontré con un grupo fenomenal, de excelentes actores de alto nivel cultural e intelectual que amaban el teatro. Tengo recuerdos muy vívidos del trabajo previo y de lo que significó cada función. Los actores terminaban llorando y yo miraba al público, a los que todavía podían soñar con ser quijotes y a los que ya se les había pasado el turno. Y a mí mismo. Cada noche había escenas y textos que golpeaban fuerte”.

Jaime Braude se expresa con su pasión por el teatro musical intacta, y con un nivel de detalle asombroso. Recuerda un hito en su carrera: hace 45 años fue el director musical de “El hombre de la Mancha”, a la vez un hito en la historia del teatro tucumano.

Puestas memorables

Las X Jornadas de Investigación Teatral, que se desarrollan desde ayer hasta mañana en la sala Paul Groussac de la UNT (Laprida 71) bajo la dirección de Teresita Terraf, rinden homenaje a puestas memorables: “My fair Lady” y “El hombre de la Mancha”. A la vez que al director musical de esta última, el maestro Braude, por su legado.

“La concepción del teatro musical es unitaria, quiero decir: el texto se manifiesta en ciertos momentos a través de la música, y en otros es verbalizado. Y no debe haber interrupción, que es lo habitual (se detiene la acción para que canten y se vuelve a parar para que retome el parlamento). Con ‘El hombre...’ , así como en todas las otras puestas trabajé en el concepto de no interrumpir el desarrollo dramático”, define.

Otros musicales

“Hace poco vi Los miserables, por TV, en una puesta imponente que celebraba los 25 años del estreno en Londres, con excelentes trabajos musicales y actorales. Me impresionó el enfoque. Es cierto que tanto en EEUU como en Inglaterra la formación del actor de musical es completa; canta, baila... También me gustó que no se interrumpía en ningún momento la acción, si bien Los miserables es una obra integral cantada”.

El que sepa decir

Braude resalta que en el teatro musical “interesa más que el cantante profesional aquel que sepa decir. En EEUU pude ver a la compañía que interpretaba ‘El violinista sobre el tejado’, y el que hacía de lechero era un serrucho cantando ¡pero decía con tal expresión su texto! También recuerdo a Rex Harrison en My fair Lady. En aquel entonces en ‘El hombre...’ no había cantantes, pero eran muy buenos actores. María Angélica Robledo tenía una voz pequeña, pero cuando se transformaba en Dulcinea producía un momento mágico”.

“Recuerdo que (a Robledo) tuve que convencerla para que siguiera hasta el estreno, porque quería abandonar los ensayos; no le gustaba el rol. Uno tiene que tener la distancia del personaje. La entrega no debe obnubilar la conciencia de que es el personaje lo que uno está interpretando. No creo en la objetividad total. La objetividad siempre se da a través de lo subjetivo. Pero tiene que haber una cierta distancia, para poder saber lo que se está haciendo. Ese es el enfoque, que comparto con gente que concibe la obra de teatro como una unidad”.

Reencuentros

Al cabo de los años, Braude se encontró en algunas ocasiones con miembros del elenco de ‘El hombre...’ Era secretario de Cultura de la Nación, en el 84, cuando se reencontró con Ricardo Salim. En aquella época el maestro integraba el grupo que redactó la plataforma cultural del gobierno de Alfonsín y dirigió el primer concierto en democracia. “Una vez vine a dirigir un concierto; otra vez vine a dirigir Luisa Fernanda con Ricardo. Pasaron muchos años. En cambio recién en estos días me reencontré con Raúl di Lullo. Fue un gran impacto; reviví muchas cosas, porque además en aquel entonces en el país estábamos viviendo un momento tremendo, y no nos imaginábamos lo que vendría después. A propósito, en en ‘El hombre...’ se decían cosas que podían aplicarse perfectamente a aquel duro momento”. Tampoco se explica cómo se salvó de la censura la zarzuela “Luisa Fernanda”, un éxito que Braude dirigió en Buenos Aires a lo largo de 86 funciones en coproducción con el teatro Colón, “en pleno proceso. Había público que volvía a verla una y otra vez. Me decían que iban porque era una puesta excelente, pero además porque era una oportunidad de cantar junto a otra gente”.

Reconocimiento

Acerca del homenaje en las Jornadas, afirma: “creo que todos necesitamos una palmada. No es cuestión de trabajar pensando en eso, no en mi caso. Cuando subo a dirigir no pienso en eso sino en hacer la música. No esperaba este reconocimiento; me interesa participar porque en mi carrera ‘El hombre...’ es el trabajo que guardo en un lugar especial. Son momentos que atesoro; que hacen sentir que lo que uno hace en el arte tiene sentido. Y lo emocionado que estoy, creo que lo demuestro con estas palabras”.

Tayectoria

Violinista y director, Braude estudió y dirigió orquestas en varios estados de EEUU. En Tucumán dirigió la Sinfónica de la UNT. Condujo invitado las principales orquestas nacionales. En Buenos Aires dirigió ópera, zarzuelas y musicales. Fue secretario de Cultura de la Nación.

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