"Mate Cosido", el monterizo que es leyenda

"Mate Cosido", el monterizo que es leyenda

Fue uno de los bandidos rurales más famosos.

EL BLANCO PREFERIDO. Segundo David Peralta asaltó en varias oportunidades los establecimientos de la empresa La Forestal que tenía en Chaco. EL BLANCO PREFERIDO. Segundo David Peralta asaltó en varias oportunidades los establecimientos de la empresa La Forestal que tenía en Chaco.

“Bandidos rurales, difícil de atraparles; Jinetes rebeldes por vientos salvajes; Bandidos populares, difícil de atraparles; Igual que alambrar estrellas en tierra de nadie”. El fragmento de la canción “Bandidos rurales” que inmortalizó León Gieco lo tiene como uno de sus protagonistas. El delincuente más buscado durante décadas era tucumano. Nació en Monteros, hace más de 121 años. Muy pocos recordarán a Segundo David Peralta, pero nadie pudo olvidar la leyenda de “Mate Cosido”, un bandolero sobre el que se erige un mito que ni el paso del tiempo pudo destruir.

1. La historia de su vida

Peralta nació el 3 de marzo de 1898 en Monteros, al sur de la provincia, cuando la localidad comenzaba a convertirse en ciudad. Hijo de Julio Blanco Peralta y Rosa Díaz Integró una familia criolla y trabajadora, donde la educación y el trabajo eran mandamientos sagrados. Él, al igual que sus cinco hermanos, terminó la primaria y comenzó con un oficio que, en un principio, le serviría para el futuro. Desde muy joven se desempeñó en una imprenta y soñaba con ser un trabajador gráfico. También alimentó su mente devorándose los libros que llegaban a sus manos. Varios de sus biógrafos explicaron que allí comenzó a acercarse a las ideas anarquistas que terminaron marcando el camino de su vida.

POLÉMICO SOCIO. Juan Bautista Bairoletto, otro bandido rural. POLÉMICO SOCIO. Juan Bautista Bairoletto, otro bandido rural.

2. El amor y la clandestinidad

En Monteros casi nadie se acuerda de este singular personaje. “Se habla mucho de él, pero no conocemos mucho porque siempre fue un personaje muy polémico. Dicen que se fue de muy jovencito de acá y que no volvió nunca más. Que era un delincuente, pero que robaba para los pobres y siempre atacaba a los ricos”, aseguró Luis Pastrana, monterizo de 74 años. Y las razones de su exilio fueron otra pincelada a una leyenda increíble. A los 21 años entabló una relación sentimental con una joven. No era una mujer más; era la esposa del comisario del pueblo, por lo que la pasó muy mal. Varios historiadores confirmaron que, por ese amorío clandestino, le “inventaron” un robo y terminó en un calabozo. “Esta escena se repitió varias veces, ya que entre 1918 y 1920 pasó pequeñas estadías en la cárcel. Finalmente, fue acusado de ejercer la homosexualidad, práctica que estaba vedada por la ley en esos años, en el contexto de una sociedad tradicional y, su permanencia en la celda abarcó 2 meses en esa oportunidad”, escribió María Soledad Cabo en su tesis de licenciatura titulada “Bandoleros rurales, una visión desde la incipiente narrativa de David Viñas”.

3. El origen de un apodo

La leyenda de la vida de Peralta cruzó las fronteras. Decenas de historiadores se enamoraron de su vida. Pero aún así, hay varias dudas y misterios en torno a su figura. La más increíble de todas es el origen de su apodo. La más convincente es la de “Mate cosido” (con s) porque tenía una importante cicatriz que le cruzaba parte de la cabeza y que había sido producida por el garrote de un policía en una de sus tantas detenciones. La otra, con menos adhesiones, indica que en realidad se lo conocía como “Mate cocido” por su aberración a esa infusión que en ese tiempo, para muchas familias, era el plato principal. Sí fue confirmado que el bandido usó al menos siete identidades distintas para desarrollar su actividad delictiva, que comenzó en 1921 y terminó en 1940. Durante esos casi 20 años fue detenido en varias oportunidades por delitos contra la propiedad, pero a partir de los años 30 nunca más fue detenido. Entre otros nombres, usó Segundo P. Miranda, Alberto Córdoba, Rosas T. Torres, Julio Blanco, Juan de la Cruz Soria, Julio del Prado, José Amaya y Manuel Bertolatti.

UN MITO. “Mate Cosido” nació el 3 de marzo de 1898, en Monteros. UN MITO. “Mate Cosido” nació el 3 de marzo de 1898, en Monteros.

4. Un contexto social complicado

La figura de “Mate cosido” creció en un momento complicado del país. Sus andanzas se hicieron famosas en las clases sociales más bajas, especialmente entre los trabajadores rurales que sufrían de la explotación de sus patrones o de empresas extranjeras que estaban aniquilando los recursos naturales de distintas provincias del país. Sobre el tema se escribieron a lo largo de estos años numerosos ensayos para tratar de explicar el fenómeno. El historiador Hugo Chumbita, por ejemplo, afirmó: “el bandido social es aquel, que a diferencia del bandido común, es solidario con su comunidad, se cree que roba a los ricos para ayudar a los pobres, por lo tanto recibe la protección y es exaltado por su gente”. En tanto que Gustavo Álvarez, autor de “Mate cosido, el ladrón de los pobres, explicó: “el bandolerismo es social cuando quienes lo practican respetan las normas de justicia y códigos de convivencia emanados por la propia comunidad en la cual se encuentran insertos, al margen de la opinión y de los dictados de aparatos ideológicos y represivos del Estado”. Otras de las características de estos delincuentes era mantener una especie de código. Por ejemplo, las mujeres y los niños debían ser tratados con dulzura y delicadeza y el dinero de los más necesitados nunca se tocaba. Una de las anécdotas del bandido tucumano es que en un asalto a un establecimiento ganadero se llevó todo el dinero, menos el efectivo que estaba ensobrado para el pago de los peones.

5. Una banda considerada peligrosa

Peralta, después de haber cometido varios robos, en esta provincia, Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe y Chaco, se dedicó a formar una banda integrada por varios hombres pesados y rudos. Los más reconocidos fueron Pascual “El Tato” Miño; Eusebio “El Vasco” Zamacaola; Mauricio “El Indio” Herrera; Antonio “El Calabrés” Rossi y Pedro “El Alemancito” Fitz, entre otros. La mayoría de ellos eran hijos de inmigrantes perseguidos por las policías provinciales y simpatizantes de las ideas anarquistas que se trató de imponer en esa época. Como líder del grupo, “Mate cosido” se destacaba por ser un hombre calculador, precavido y desconfiado. Planificaba cada golpe con los datos que le aportaban peones, prostitutas y uniformados corruptos. Los asaltos, en la mayoría de las veces, los perpetraba en contra de las firmas Bunge&Born, Dreyfus, La Forestal y cualesquiera de los grandes estancieros que tenían grandes propiedades en esos lugares. El grupo de bandidos rurales tenía como base operaciones Chaco, que en esos tiempos no era una provincia, sino estaba considerado como territorio nacional. Los asaltos a trenes, empresas, viajantes, productores y los secuestros a los ejecutivos de las firmas transnacionales habían generado tanta preocupación que el Gobierno se vio obligado a crear una fuerza especial para combatirlos. Así nació Gendarmería Nacional.

6. La sociedad con otro bandolero

Gieco, en su canción “Bandidos rurales”, habla de otro personaje de la época: Juan Bautista Bairoletto, otro delincuente que pasó a la clandestinidad por haber asesinado a un policía con quien se disputaba el amor de una bella mujer de Cañada de Gómez, la tierra donde había nacido. Pero los que pocos saben es que este delincuente se unió con “Mate Cosido” para cometer varios ilícitos en Chaco. Algunos historiadores cuentan que la sociedad se formó en Buenos Aires. Algunos dicen que fue en un prostíbulo, otros en el templo masónico de la logia “Los hijos del trabajo”, ambos ubicados en el barrio de Barracas, Buenos Aires. Los historiadores sí coinciden en que el tucumano se vistió con un traje negro y el santafesino, de gaucho. Después de hablar durante un par de horas, brindaron por las ideas anarquistas y por la suerte, ya que habían decidido unirse para vengarse de los extranjeros que se quedaban con todas las riquezas y repartir las tierras entre los chacareros. En marzo de 1938 asaltaron a un ejecutivo de Quebrachales Fusionados, una subsidiaria de La Forestal. En mayo de ese año, intentaron hacer lo mismo en otro establecimiento de la misma empresa. Pero en el grupo había un traidor y cuando llegaron, se produjo un fuerte tiroteo. En el ataque murió el mayordomo Oscar Mieres. Los bandidos huyeron por caminos separados y nunca volvieron a trabajar juntos. La desconfianza aniquiló la amistad.

RECOMPENSA. Durante años, el monterizo fue el más buscado por Gendarmería. RECOMPENSA. Durante años, el monterizo fue el más buscado por Gendarmería.

7. Un cronista de lujo

“Mate cosido” fue un personaje fuera de serie. En sus tiempos, la gente lo apreciaba mucho porque pensaba que robaba para los pobres. Pero no existe registro alguno que compruebe que él había dividido los botines que conseguía entre los más necesitados. Sí sabe que pagaba mucho dinero por protección, por datos para cometer más ilícitos y por silencio. Pero su fama no sólo se agigantó por el aspecto económico. Él, marcando clara diferencias con el resto de sus colegas, le enviaba de tanto en tanto cartas al desaparecido diario “Ahora” para cronicar algún hecho que había cometido o explicar una situación en particular. “Yo llevo a la práctica dos normas de conducta; la primera, evitar la violencia todo lo posible, dentro de mi realidad, para alejar toda posibilidad de homicidios y comentarios desfavorables, desprestigiándome a mí y a los camaradas que me acompañan; y esta otra: extremar las energías en el combate forzoso cuando se trata de defender la libertad o eliminar algún delator”, escribió bajo el nombre de Bartoletti. “Muchas veces intenté rehacer mi vida y volver al camino que un día me descarrilé. ¡Vano intento! Caerá en un craso error y pecará de utopista aquel que crea que es posible realizarlo donde la policía conozca sus antecedentes; lo primero que hacen es quererlo conquistar como delator, si no acepta vienen las persecuciones”, destacó en otra misiva publicada hace más de 100 años y que, pese al tiempo transcurrido, no perdió actualidad.

8. Nunca se olvidó de sus pagos

El historiador monterizo Julio Albarracín explicó que en esa época la ciudad natal de “Mate Cosido” tenía una población aproximada de 4.000 habitantes. “Eran tan pocos que todos se saludaban con un ‘hola primo’, puesto que casi todas las familias tenían algún tipo de parentesco”, indicó. El especialista recalcó que Peralta, cuando podía, visitaba a su pueblo. “Una vez mi abuelo, estaba de visita en la casa un hermano mayor, y allí lo vio. Se dio cuenta de que era él porque una vecina lo increpó al dueño de casa por haberlo recibido. ‘El es un delincuente que fuerza (sic) a las mujeres’, le dijo. El bandolero la escuchó y, casi en el acto le respondió: ‘señora nunca hice algo así. Es cierto, soy ladrón, pero robo porque la vida me llevó a hacer eso’”, recordó Albarracín. El historiador recalcó que el bandolero, mientras era buscado en todo el país, visitaba Monteros. “En la ciudad había dos momentos muy especiales: las fiestas patronales y los carnavales. ‘Mate Cosido’ aprovechaba esas fechas para visitar a sus seres queridos y amigos, que eran muchos y lo protegían. Se disfrazaba para que nadie lo descubriera”, explicó.

9. El último ataque de la banda

En un caluroso 22 de diciembre de 1940, “Mate Cosido” dio su último golpe delictivo. Ese día dirigió a su banda en el secuestro al estanciero Jacinto Berzón. Luego de haberlo privado de la libertad, pidió una importante suma de dinero para liberarlo. El rescate, según las instrucciones que les dio a los familiares del cautivo, debía ser arrojado desde un tren antes de que llegara a la estación de Villa Berthet, Chaco. El encargado de cuidar al hacendado traicionó al grupo. Liberó a la víctima y dio detalles sobre cuáles serían los movimientos del grupo para quedarse con el dinero. El tren, que debería haber llevado dinero, estaba cargado de gendarmes. Se detuvo el 7 de enero en el lugar pactado y, cuando Peralta y sus hombres se aproximaron, abrieron las puertas y comenzaron a disparar. Todos fueron heridos, menos el tucumano que, con un balazo en la cadera, se las ingenió para escaparse del asedio de los hombres de Gendarmería.

10. Su paso a la inmortalidad

Ese 7 de enero de 1940, la figura de “Mate Cosido” se terminó de convertir en un mito. Esa noche, supuestamente, se ocultó en el monte, pero nunca lo encontraron, pese a que los gendarmes peinaron cada centímetro del lugar. A partir de allí se realizaron numerosas hipótesis sobre su paradero. Sí hubo indicios de que huyó hasta Añatuya, Santiago del Estero, donde los investigadores encontraron la bombacha que usó esa noche con manchas de sangre. Pero ahí perdieron el rastro, para siempre. Las versiones sobre su destino fueron varias. Algunos creen que se refugió en la casa que tenía en Córdoba y donde vivía Ramona Romano, la mujer de toda su vida; la que visitaba cada vez que podía y la que le dio un único hijo, Ricardo Fernando. Otra indica que se refugió en Santa Fe y que con el dinero que había conseguido a lo largo de su carrera se dedicó por el resto de su vida a la compra y venta de ganado. La otra alternativa es que huyó a Paraguay, país que lo mantuvo oculto hasta su muerte. Lo único cierto es que nunca más se supo nada de él después del fallido intento de cobrar un rescate. Esa incertidumbre sobre cuál fue el destino de “Mate Cosido” alimentó aún más la leyenda del monterizo.

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