Maternidad, sexualidad y la experiencia personal que revela el mundo

Maternidad, sexualidad y la experiencia personal que revela el mundo

Frente a una época que desgastó la verdad de los relatos, la literatura recurre a la realidad para pensar el mundo. Con la honestidad como premisa, las crónicas reunidas en Primera persona de la escritora colombiana Margarita García Robayo y el ensayo autobiográfico Apegos feroces de la norteamericana Vivian Gornick abordan la experiencia personal para descubrir las nuevas formas de la maternidad, los vínculos, la sexualidad, la familia y la identidad.

20 Octubre 2019

Por Verónica Boix

Para LA GACETA - BUENOS AIRES

Apegos feroces (Sexto piso, 2018) es una especia de memoria reflexiva, y a la vez, un ensayo sobre la relación entre madres e hijas. La activista feminista camina con su mamá anciana por las calles de Nueva York, y a través del diálogo, desanda el camino de ese vínculo. Así consigue dos cosas, por un lado narra las escenas de su vida desde la infancia en el Bronx hasta la madurez como intelectual soltera en Manhattan; y por otro, explora con lucidez las distintas ideas que restringen el lugar de las mujeres a lo largo del tiempo.

En Gornick hay sabiduría, pero también ternura. El vínculo con su mamá está cargado de tensión, puede ser cruel, y la vez compasivo. Y, a medida que conversan, surgen los mismos desencuentros de siempre, se enlazan a las escenas del pasado de la muerte temprana del padre, el duelo interminable de la mamá, la política de izquierda, el judaísmo, los encuentros sexuales, el descubrimiento del universo intelectual.

Hay que decirlo, la autora conoce bien el pasado que explora, solo que lo visita con la claridad de lo ya entendido. De ahí que compone el ensayo como si fuera una novela; contrapone la historia central del vínculo, la represión de la madre y sus ideas conservadoras, con la sexualidad a flor de piel de Nettie, una vecina que no solo es dueña de su deseo, también se vale de la belleza para subsistir. “Nettie se dedicaba a seducir, yo a leer y mi madre a sufrir”. Así reconstruye la historia de una época, los modelos ambivalentes de mujer y la doble moral.

Es la primera vez que Apegos feroces se traduce al castellano, a pesar de haberse publicado originalmente en 1987. Treinta años más tarde mantiene una vigencia impactante; la historia se eleva más allá del contexto para hablar, en el fondo, de temas centrales como los vínculos filiales, el deseo de las mujeres y el ideal de amor romántico.

Identidad propia

Es curioso, Primera Persona (Marea, 2019), las crónicas de García Robayo, recorre temas similares, solo que se vale de un camino casi opuesto. La escritora radicada en la Argentina hace más de diez años escribe mientras aún transita los hechos que narra. Desde ese presente se hace preguntas, entre el ensayo y la autoficción, hasta dar con el hueso de la vivencia. De ese modo, el conjunto de los textos trama una búsqueda permanente por descubrir una identidad propia. Aquí la clave de su mirada irreverente.

En ese sentido, la maternidad es uno de los ejes de las crónicas. El otro es la sexualidad. Ya desde el primer texto “El mar” queda claro que detrás de las anécdotas en la playa se dibuja el tema “Dicen que sumergirse en el mar es lo más parecido a volver al útero”. Un útero que aparece demencial en “Rapto de locura”, el relato sobre una mamá con un trastorno mental naturalizado por los demás miembros de la familia. Con el primer hijo la obsesión se desplaza al cuerpo y el mandato es la lactancia en la crónica infernal y liberadora de “Leche”. Recién cuando la madre se aleja parece empezar la exploración en “Educación adolescente”, un relato de autoficción sobre un grupo de amigas en el secundario y su iniciación sexual.. Es decir, ya sea desde el rol de hija, nieta, madre o amiga, la narración desarma todas las etiquetas que envuelven la maternidad y el deseo sexual.

Pensándolo un poco más, tanto los ensayos de Gornick como las crónicas de García Robayo ponen la maternidad y la sexualidad como dos lados de un mismo cuerpo. Cada una a su modo quita los velos que romantizan la experiencia de maternar, y peor aún, ocultan la sexualidad femenina bajo mitos ridículos, prohibiciones, castigos y consecuencias que muchas veces tienen que ver, precisamente, con una maternidad no deseada.

En el fondo, Apegos feroces y Primera persona comparten una cualidad esencial: el impulso temerario de quebrar todas los supuestos de época y mirar la experiencia personal hasta pulverizarse los ojos.

© LA GACETA

Verónica Boix -

Periodista cultural.

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