Cartas de lectores
13 Octubre 2019

Elecciones (I)

Las razonablemente quejosas clases media y obrera, que estamos sufriendo el apriete del gobierno actual, cuya disconformidad se lo hicimos saber en las urnas en las elecciones PASO de agosto, tendremos el 27 de octubre, en las presidenciales, la oportunidad histórica de disponer -a través del gobierno que elijamos-, la dirección conveniente a los intereses de los argentinos. Aunque, mal que nos pese, no tenemos más que dos opciones para echar nuestras cartas. Porque, o votamos el pasado conocido del kirchnerismo, o el incierto futuro del errático gobierno macrista. Respecto a los mismos, considero que tanto el presidente Macri como todo su gabinete, se hicieron eco de la protesta del pueblo e intentarán en lo sucesivo no repetir el escandaloso apriete que venían realizando a los bolsillos de la gente. Apriete que no dejó ver las obras realizadas durante los casi cuatro años que lleva de gobierno, puesto que, irremediablemente, las aludidas clases sociales pensamos con y desde el bolsillo más que con la cabeza, porque las necesidades no esperan. En cuanto al kirchnerismo, no hay mucho más que decir de todo lo que se ha visto, leído y oído.

Daniel E. Chávez

Elecciones (II)

Como pueblo en ejercicio de su soberanía tenemos el deber y la responsabilidad de saber elegir, de ser muy conscientes de a quiénes se les dará las “facultades” para gobernar los próximos cuatro años. Ya que todos sabemos que es imperioso salir de una buena vez del flagelo de “más de lo mismo”. Por lo tanto como pueblo soberano debemos saber votar a quienes tengan probada ética pública, plena conciencia de que deben cumplir fielmente con la tarea sagrada de respetar y hacer respetar nuestro Estado de Derecho y garantizar la genuina vida republicana. O sea que su tarea primordial y fundamental es la de “servir y no servirse del pueblo”. Si no, nuevamente estaremos condenados a continuar con las divisiones, con las estériles confrontaciones, con la violencia en sus múltiples expresiones, a seguir privilegiando las apetencias particulares o las de grupos de amigos, a costa de muchas víctimas que sufren cada vez más el hambre, a postergación yel abandono.

Miguel Ángel González Fidani

Un ángel humano

He tenido la suerte de haber compartido con Gladis Camargo todo el secundario en el Colegio Nacional de nuestro Tafí Viejo. Supe de su determinación de comprometerse con el servicio al prójimo cuando se inscribió en la recién creada Escuela de Nurses, en una casa de Maipú al 600, esquina con Marcos Paz. Ninguna expresión sobre su apasionada entrega al servicio del sufriente en su especialidad será completa  para definirla profesiomal y humanamente. Gladis Camargo, un ángel humano, al cuidado de quienes la necesitaban. Sus ex compañeros-amigos la recordaremos con cariño y agradecimiento por su servicio  a los demás. Un orgullo para nuestra ciudad ferroviaria y del limón.

Carlos Duguech

La fama

Hay muchas maneras de alcanzar la fama. Una de ellas es tratar de matar a un papa. Ricardo Canaletti cuenta que Benjamín Mendoza Amor, nacido en Bolivia en 1935, vivió diez años en Buenos Aires, hasta 1970. Aquí estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes. De notable talento, este pintor surrealista no tuvo suerte ni en su país ni en la Argentina. Los críticos no valoraban sus obras, y alcanzaba a vender muy pocas. Ese año, el 27 de noviembre, el papa Paulo VI visita Manila, capital de Filipinas. En el aeropuerto, un hombre con sotana se acercó hasta el Santo Padre y lo atacó con una daga. Paulo VI apenas recibió algunas heridas superficiales en el pecho. El agresor era Mendoza Amor. De él habló entonces todo el planeta. Luego confesaría que no quería matar al papa, sino solamente llamar la atención. Fue condenado, pero pasó un corto tiempo en la prisión, pues le dieron la libertad tras pagar una fianza de 700 dólares. Desde entonces la vida de Mendoza Amor cambió para siempre. Los galeristas le encargaron obras y comenzó a exponer. Las ventas fueron extraordinarias. Los críticos, desde entonces, ponderaron sus trabajos. Realizó exposiciones en ochenta países. De todos modos, siempre fue recordado, más que por su obra pictórica, como el hombre que quiso matar a Paulo VI. Mendoza Amor murió en 2004.

Luis Salvador Gallucci

¡Pochoclos...!

Entonces, eran tiempos de los pantalones cortos y de los sueños de largos. Recuerdos que no se borran nunca, como palomas de alas blancas que un día se alejan y tardías vuelven a su palomar.-Ubicados en tiempos y distancias (“ahícito” nomás, de los 70 años) risas y algarabías; sólo para pagar la entrada y un paquete de pochoclos de los no tan grandes y los cariñosos y eternos sentenciosos consejos...”ya saben, a portarse bien”. Cine Edison, frente la iglesia del Corazón de María, calle Santiago del Estero al 800, a la par del Club Almagro, los días domingos a las 2 de la tarde, las inolvidables ”matiné” , en grupos de cuatro o cinco, a veces hasta seis, temprano, para ganar de la primera hasta la cuarta fila, las series de Flash Gordon, Bambi, El ladrón de Bagdad... o algunas de pistoleros, los Dos Gordos... ¡Qué importaba! Si eran repetidas... Todo entonces sucedía como si fuera la primera vez; sí, eran la primera vez en nuestras almas de pantalones cortos.  Desde distintas calles no distantes, cerca de la escuela Mitre, calles Muñecas y Santiago y todas las cercanas a la Escuela Bernardo de Irigoyen, de la calle José Colombres al 200: Catamarca, Salta, Mendoza, San Juan, o un poco más lejos , era la”matiné “, el premio para los que se portaban bien. El no menos famoso cine Belgrano, calle 24 de Septiembre al 1.000; allí, las de pistoleros. O el cine Edison, en la 9 de Julio y General Paz; hacia todos estos cines íbamos, cuando a cada familia le alcanzaba para algo “especial” para el día domingo y después el cine. Ahora  tiempo después, sometidos al rigor de los años y del denominador común de los argentinos -“las miserias y el hambre”- víctima de los hombres buenos de ahora, los de las “buenas intenciones”: pueden matar esperanza pero nuestros buenos recuerdos, nuestras mejores enseñanzas y ejemplos familiares, ese sello  inconfundible, sabor a amor, calor familiar, a ejemplos que nadie podrá borrar jamá. Gracias a épocas doradas , de la cultura del trabajo y la palabra. Ya no habrá más cines, tampoco algarabías, mientras la Argentina fragmentada  se debate entre promesas y palabras de los políticos.

Héctor Leonardo Bravo 

El cambio climático (I)

En una ciudad donde el arbolado no se repone con la frecuencia debida, no llama la atención que se dedique una página del diario al vandalismo, que es la forma en que un sector de la sociedad expresa la violencia y la canaliza contra plantas y árboles. El cuidado del árbol implica un equilibrio entre lo que se hace por uno mismo y lo que se hace por los demás,  no en actos extremos, heroicos o de impacto masivo, se consigue con pequeñas acciones diarias hacia el árbol de la vereda, hacia el que está en mi camino al trabajo, o a la escuela. Un árbol debe ser para el niño un poderoso elemento de mediación entre el mundo humano y el mundo natural. Con estímulo, con guía  en su relación con los árboles y las plantas, será probablemente, un adulto consciente de formar parte de un sistema mas vasto, al que debe entender y respetar también por su propio interés. La relación con los árboles permite la oportunidad de desarrollar en el niño la responsabilidad, el respeto por los demás, la solidaridad. Es cierto que cuando la economía obliga a la emergencia alimentaria, el aire mas puro y la frescura que aportan los árboles, no son las prioridades, pero me resisto a que, de tan repetida, parezca habitual la violencia contra los árboles y arbustos, seres vivos del ecosistema humano. Nos queda tener tan despierta la mirada y la conciencia que no nos permita verlo como inevitable, y ser tan activos como para ver qué podemos hacer.

René Carlos Roncedo

El cambio climático (II)

Ante los gritos y el clamor estentóreo de millones de voces, invocando por la reducción drástica de las emanaciones de gases tóxicos que envenenan la atmósfera y por ende producen un daño monumental sobre la vida de la tierra, cuyos efecto catastróficos se suceden en gran escala, como el retroceso y agrietamiento de los glaciares, derivando en inmensos desprendimientos de bloques de hielo, desbordantes inundaciones que anegan pueblos y ciudades y grandes extensiones de cultivos, destructivos ciclones, y las consecuencias nefastas de ingente y solapadas deforestaciones, que han desnaturalizado los paisajes cercenando las frondas y mutando su verdor por la tonalidad mustia del despojo y toda esta gigantesca furia de la naturaleza en respuesta a su agresión y maltrato, ante la pasividad, miopía e indiferencia de los líderes mundiales cuyas propuestas dilatorias y demagógicas, consiste en mensajes ambiguos, retóricos y remanido acuerdo de continuar debatiendo el clima en una próxima cumbre, prolongando de esta forma la agonía del Planeta. Estamos asistiendo a los estertores de una naturaleza lacerada, donde la compulsión de larvadas y colosales intereses, no trepidan en su accionar y objetivos. Procuremos valernos de la naturaleza sin lesionar los privilegios y la propiedad de su don don sagrado, obedeciendo al dictado de sus leyes para hacer servir a las necesidades del hombre, como postulaba el filósofo inglés Francis Bacon. En el siglo XIX el poeta neoyorquino Walt Whitman, máximo exponente del denominado “misticismo de la Naturaleza”, tumbado sobre las hojas de hierba, así intuía y columbraba en su paseo poético algunas de las innumerables manifestaciones de la naturaleza en bosques, selvas y praderas, donde la vida animal y vegetal se yergue ostentosa: Sobre el cañaveral en crecimiento, por los algodonales de amarillas flores, por los arrozales anegadizos, /Sobre la casa de campo con su techo a dos aguas festoneado de musgo, /Sobre el trigo sarraceno pardo y blanquecino, susurrando y zumbando junto a los demás, /Sobre el verde oscuro del centeno que la brisa agita y sombrea; /Escalando montañas, tomándome de las ramas retorcidas, caminando por la senda entre la hierba y los matorrales, /Donde el arroyo manda de las raíces del viejo árbol hacia las praderas, /Donde el ganado espanta las moscas con un temblor de la piel, Donde el heno se acumula en el granero, /Donde los tallos secos se esparcen, /Donde el longevo cisne curva su largo cuello, /Donde la garza de copete amarillo se acerca de noche al pantano para alimentarse de pequeños cangrejos. Y al final de este largo recorrido, eufórico e impregnado del perfume de las matas, me entrego al limo para crecer con la hierba que amo.

Alfonso Giacobbe

24 de Septiembre 290, San Miguel de Tucumán

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