“En general, nos aburrimos a los 20 minutos de clase”

“En general, nos aburrimos a los 20 minutos de clase”

Ana Jándula tiene 15 años y certezas sobre su futuro: será actriz y escribirá canciones esperanzadoras; piensa que la educación debería cambiar y que los políticos siempre dicen lo mismo.

Su voz adolescente parece no corresponderse con sus opiniones e ideas. Ana Jándula tiene 15 recién cumplidos pero parece mucho más grande. En diálogo con LA GACETA Play, la estudiante del Colegio Santa Rosa habló sobre el sistema educativo, la política y los problemas más relevantes para la juventud.

La joven, que estudia teatro musical desde los 12, dijo que -en general- los alumnos se aburren a los 20 minutos de clase. Afirmó que los dirigentes políticos “siempre hablan de lo mismo” en las campañas y que no incorporan ideas de los más chicos. Estos son algunos conceptos de la entrevista que se realizó en el marco del ciclo “estudiantes” del programa “La Otra Pregunta”, de LA GACETA Play emitido ayer por Canal 11 de CCC, Facebook y YouTube.

-¿Qué cambiarías de la sociedad?

- El sistema educativo. Lo veo igual que cuando mis familiares eran chicos.

- ¿Está obsoleto?

- No sé si obsoleto, pero estaría bueno que algo cambie.

- ¿Cuál es el problema?

- El problema es que muchos alumnos se aburren en algunas materias. Dicen: “qué pesada esta materia, no tengo ganas de estudiarla”, y justamente es la que se terminan llevando a febrero.

- ¿De qué depende?

- De la dinámica de clase, del profesor o profesora. Yo lo que cambiaría es que se enseñe cultura general en la primaria y en la secundaria los alumnos elijan qué materias tener. Que haya que elegir 10, con 4 obligatorias (matemática, lengua, física y química, historia y geografía) y que todo lo demás lo elijan los alumnos. Si quieren hacer música o lenguaje corporal que vayan profundizando los conocimientos para ver si en un futuro quieren hacer eso u otra cosa. También deberían enseñar que podemos equivocarnos de carrera, que no es que el que se recibe primero gana. No es así. Te podés equivocar, podés cambiar de idea, de carrera... podés cambiar.

- ¿Es aburrida la lógica de enseñar de hoy?

- Sí. Los primeros 20 minutos estás atenta a lo que dice el profesor y después estás viendo a quién se le puede caer el ventilador. Y estaría bueno que se acabe la idea de las tres filas, que se use más la idea de ronda, que nos veamos todos, que participemos todos, que haya algo dinámico para que los alumnos no nos distraigamos con otra cosa.

- ¿O sea que hoy se aburren a los 20 minutos?

- No todos. En términos generales, sí. En 20 minutos, media hora. Hay profesores que se han dado cuenta de esto y han cambiado un poco la dinámica: hacen preguntas, juegos.

- ¿Los jóvenes de hoy son distintos a los de antes?

- Una vez, una tía que tiene 30 años me dijo: “yo a tu edad me comía los mocos. Solamente organizábamos la semana. No hacíamos casi nada. Y ahora te veo a vos que te estás informando sobre política, que estás tomando una postura, que estás leyendo dos lados objetivamente y parecés mucho más grande de lo que sos a tu edad”.

-¿Les faltan límites a los adolescentes?

- Faltan límites, sí. Todo viene desde la casa. Una persona que es violenta lo aprendió o no le dan un apoyo en su casa. Eso suele pasar. En mi caso tengo la suerte de tener padres muy presentes.

- ¿La idea de que no hay diversión sin alcohol está presente entre los jóvenes?

- Sí, está. A mí me parece una tontera... Yo no tomo nada. Me podés cruzar en una fiesta de 15 y estoy bailando, gritando, saltando, pero estoy sobria. Y mis compañeros, mis amigos, cuando les sacan el alcohol en las puertas de los salones o algo por el estilo piensan que no va a ser una buena noche. Pienso que deberíamos aprender a divertirnos sobrios porque de lo contrario no hay equilibrio.

- ¿Cuáles son los problemas que preocupan a tus compañeros?

- Estudiar, obviamente, que es como la obligación, y también se presenta mucho todo lo que es el alcohol en las fiestas.

- ¿Se toma mucho alcohol?

- Lamentablemente sí.

-¿Desde los cuántos años?

- En general desde los 13.

-¿Qué tipo?

- Fernet y vodka.

- ¿De dónde viene la idea de tomar hasta “reventar”?

- Por el tema de querer pertenecer al grupo de los cancheritos que toman en las fiestas.

- ¿Qué es ser canchero hoy para los jóvenes?

- Ser canchero, más allá del alcohol, es el típico grupito de atrás que molesta, que hace bromas, que no deja prestar atención, que después sale... al que lo sancionan y le llaman la atención y le dicen: “che, escuchame, estás en el colegio, ubicate, hay lugares y lugares”.

- ¿A qué atribuís eso?

- Puede ser que sea propio de la adolescencia, pero hay veces que va más allá. Como que se sobrepasa el límite propio de la “edad del pavo” y empieza a ser algo como chiste.

- ¿Sentís que estás en la edad del pavo?

- Sí (risas). Me río por cualquier cosa. Te puedo pasar de cantar Britney Spears a Jesse & Joy en dos segundos. Después termino cantando las canciones de “La Desgracia”, el musical del momento acá en Tucumán... y es como que mi hermana ya está harta. Es divertido, te morís de risa con tus amigos y familia. Lo malo es que te empezás a distraer cuando debería ponerme en foco.

- ¿Te interesa la política?

- No formo parte de ningún partido político, pero leo mucho. Creo que todos los años es lo mismo: las campañas políticas son iguales, dicen lo mismo, tienen el mismo marketing. ¡Innoven un poco!

- ¿Qué deberían cambiar?

- Hay una gran cantidad de población joven que está interesada por la política, por votar, por su futuro, pero ellos están dirigiéndose a los de 30 para arriba. Debería haber muchísimos mas jóvenes que empiecen a innovar la forma de dirigir la economía, el país, la manera de hacer campaña.

- ¿Qué falla en la comunicación de los políticos?

- Siempre se dirigen a las clases sociales más bajas y prometen cosas que por ahí no cumplen, o que quizá sí cumplen pero lo hacen de otra forma de la que lo habían dicho y perjudican a otros.

- ¿De qué temas deberían hablar?

- Del cambio social. Por ejemplo, durante toda la ola de cambio social que hubo el año pasado se ponían a hablar del Fondo Monetario Internacional en vez de darse cuenta de lo que estaba pasando en su propio país. No salían a hablar ni daban ningún tipo de postura, y es como que: ¿señor, usted qué piensa?

- ¿Por qué decidiste estudiar teatro siendo tan joven?

- No sé, me acuerdo un día que salía del colegio y le dije a mi mamá: quiero empezar teatro, de un día para el otro, aunque desde los cinco años que canto. ¿Viste cuando hacés algo por primera vez y le encontrás la magia? Bueno, a mí me ha pasado eso en mi primera clase. Cuando cuento que me veo estudiando teatro me dicen: “te vas a morir de hambre”, “eso no es una carrera”, “eso no se estudia”. Y yo les digo que es una carrera en serio al igual que psicología, abogacía, contaduría... Cuando le ponés ganas a algo y le ponés todo el empeño y crees en eso, sí podes encontrar todo el trabajo que quieras y lo podés fabricar vos también. Si no encontrás un casting o una obra, hacés vos tu propia obra, o te ponés a dirigir o te ponés a enseñar, y encontrás algo para hacer siempre.

- En tu Instagram acostumbrás repetir que “el arte sana y salva”. ¿De qué?

- Muchas veces, tanto a compañeros míos como a mí, nos ha pasado de tener un día muy feo, y entramos al teatro o nos ponemos a cantar e improvisamos canciones y algo cambia. Tengo amigos que han tenido una infancia bastante difícil y gracias al teatro han cambiado un montón.

Vos los veías al principio de año y decías: “pero qué chicos con ojos tristes” y al final del año los veías sonrientes, con toda la energía contagiosa, y es como ¡wow¡, a este chico lo salvó. Es re lindo.

- ¿Al mundo le falta arte?

- Sí, puede ser que le falte un poco de locura a la sociedad. Creo que se necesita mucha locura para resistir tanta realidad algunas veces, porque cuando estás todo el tiempo serio, todo el tiempo pensando los problemas, necesitas un poquito de distensión.

- ¿Cómo te gustaría ser dentro de 10 años?

- Me gustaría escribir mis canciones, vivir de lo que amo, y transmitir un mensaje de esperanza, de que no importa cuál sea el problema, de que no sé si todo va a estar bien, pero de que se puede seguir y ponerle ganas, porque la vida persevera y siempre encontrás la forma de seguir adelante.

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