San Martín tiene un equipo bien trabajado

San Martín tiene un equipo bien trabajado

Sin llenar los ojos con su fútbol, el “Santo” de Orsi y Gómez progresa partido a partido.

RECUPERANDO SU MEJOR VERSIÓN. Partido a partido, Gonzalo Rodríguez se va transformando en un jugador clave en la estructura de este nuevo San Martín. la gaceta / foto de diego aráoz RECUPERANDO SU MEJOR VERSIÓN. Partido a partido, Gonzalo Rodríguez se va transformando en un jugador clave en la estructura de este nuevo San Martín. la gaceta / foto de diego aráoz

En una era en la que muchos hablan y elogian el fútbol ofensivo, las transiciones rápidas de defensa a ataque y en la que el sistema táctico ideado por Gustavo Alfaro para su Boca es cruelmente criticado a pesar de que rinde los efectos esperados, San Martín construye su nueva identidad en silencio. Se hace fuerte como local y de a poco va dejando en claro que planea convertirse en un equipo rocoso, incómodo de enfrentar y con la idea fija de llegar a ser protagonista de la Primera Nacional.

El modelo de Favio Orsi y Sergio Gómez está a mitad de camino. Esto no tiene nada que ver con los partidos dirigidos que lleva la dupla como entrenadores “santos”, sino más bien con una identidad de juego que intentan aplicar y que, da la impresión, se va perfeccionando con el correr de los partidos. Algunas veces las estadísticas no reflejan demasiado, pero en este caso demuestran que este San Martín por ahora muestra dos caras, sobre todo en defensa.

La valla invicta que tiene Ignacio Arce jugando en La Ciudadela es un claro indicador de lo que genera el equipo cuando actúa ante su gente: una estructura sólida, compacta y que sabe que no puede perder puntos de local. Pero claro, de visitante no está tan fino en ese aspecto; algo que deberá mejorar en los próximos juegos para así poder ratificar su rol protagónico en la categoría.

Pero, volviendo al juego que despliega San Martín, muchos saldrán a criticar su estilo. Algunos sacarán la bandera del “fútbol champagne” o las credenciales del “lirismo” para fustigar a un equipo que no luce, pero que demuestra mucha fortaleza y jerarquía para dominar a su rival, aún sin la posesión de la pelota. “No fue un gran partido el que hicimos en esta ocasión; sí un juego inteligente”, explicó Gómez en el inicio de la rueda de prensa pos victoria sobre Brown de Adrogué, leyendo de manera exacta el duelo contra el equipo dirigido por Pablo Vicó.

Nada más sintética y cierta que esa afirmación del DT. San Martín tuvo la mente fría para manejar cada segundo del juego y la enorme capacidad de manipular a su rival. Algo parecido había intentado hacer en el debut contra Villa Dálmine y también lo había resuelto a la perfección, con la idéntica receta, hace 15 días contra Riestra.

El mecanismo de la dupla va sumando algunos signos positivos con el correr de los minutos de la temporada. San Martín regula esfuerzos y, además no muestra ni la mínima muestra de ansiedad. Por momentos ataca con mucha gente y en otros pasajes le entrega la pelota y el campo a su rival, y se agazapa para salir de contra. “Tenemos el objetivo claro. Sabemos que este es un torneo difícil, que debemos tener paciencia y dedicarnos a hacer nuestro juego”, aseguró Matías Fissore.

Así, con inteligencia, paciencia y efectividad, el “Santo” no necesita generar muchas situaciones para llegar al gol; mucho menos tener amplio dominio en la posesión; tirando abajo el fundamento de los que relacionan jugar bien con dominio del balón.

De hecho, contra Brown cedió la pelota durante casi todo el segundo tiempo. Pero San Martín muestra una virtud cuando no tiene la bola. Sabe cerrarse y maniata a su rival. Lo noquea psicológicamente y hace que de tanto ir y no encontrar situaciones claras, termine frustrándose. Eso sí; no debe confiarse en ese aspecto porque el domingo Brown le hizo pasar un par de sofocones.

Con este sistema, da la sensación que cuando convierte el partido inicia el camino hacia su final. Pero debe seguir mejorando en algunos aspectos. El domingo mostró algunas flaquezas en el juego aéreo defensivo; le cabecearon mucho y debió apelar a los reflejos de Arce. Otro punto es que debe tratar de retener un poco la pelota en los minutos finales, evitando rifarla rápido por malas decisiones. Y por último, lo más importante, tratar de llevar a cabo el mismo libreto jugando de visitante. “Es nuestra cuota pendiente; esperamos”, aseguró Fissore.

San Martín va por buen camino. Con un estilo algo tosco, pero sólido, se acomodó en el pelotón de punta de la zona B. Además tiene un juego pendiente, que podría proyectarlo mucho más arriba, tranquilo, mientras sigue buscando su mejor versión.

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