Nubes bajas y una mala planificación determinaron el accidente aéreo con más víctimas

Nubes bajas y una mala planificación determinaron el accidente aéreo con más víctimas

LOS RESTOS DEL AVIÓN. La imagen muestra lo que quedó del Beechcraft B-58 precipitado en la zona de El Naranjo.

Una pesquisa concluyó que antes del despegue existía información meteorológica que permitía calcular el peligro. El piloto Urtubey, los hermanos Calliera y el empresario Zagaglia perdieron la vida como consecuencia de la tragedia ocurrida en abril del año pasado, en la localidad de El Naranjo.

Irene Benito
Por Irene Benito 19 Septiembre 2019

La aeronave Beechcraft B-58 perdió las referencias visuales del terreno e impactó contra la ladera de una serranía: todos los que viajaban en ella fallecieron en el acto. El accidente aéreo más serio desde el punto de vista del número de víctimas (cuatro) ocurrido durante lo que va de este siglo en Tucumán es atribuible a la planificación del vuelo con insuficiente búsqueda de información meteorológica, y a la inadecuada identificación de riesgos en zonas con serranías y meteorología adversa. Estas conclusiones surgen del informe que la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (Jiaac) elaboró sobre el avión que se estrelló el 10 de abril en El Naranjo. El organismo dependiente del Ministerio de Transporte de la Nación expresó que los factores mencionados tienen como origen la formación y el entrenamiento insuficientes del piloto. La Junta descartó las fallas mecánicas, aunque precisó que no era posible determinar si el avión había sido mantenido correctamente (se informa por separado).

El informe de la Jiaac, organización a cargo del director Daniel Oscar Barafani, fue confeccionado por Claudio Lavirgen, investigador a cargo del siniestro tucumano que ocasionó la muerte del piloto Miguel Urtubey, y de los empresarios José y Álvaro Calliera, y Javier Zagaglia. Lavirgen presentó sus conclusiones el 7 de agosto de 2018 en un documento que advierte que su objetivo es evitar futuros accidentes, y no generar presunciones de culpa ni responsabilidad civil, administrativa o penal. El de El Naranjo es uno de los nueve sucesos acontecidos en la provincia desde 2001: siete de esos aviones, incluido el caso del Beechcraft B-58, violaban las reglas. En total, 11 tripulantes y pasajeros fallecieron en estos vuelos privados, según un estudio de LA GACETA.

La pesquisa de la Jiaac precisó que la aeronave modelo Beechcraft B-58, matrícula N 6926Z, despegó el 10 de abril de 2018 a las 11.30 aproximadamente del aeroclub Horco Molle para realizar un vuelo de traslado al aeródromo privado Agro Servicio Yoris en la localidad de Gobernador Garmendia, provincia de Tucumán. La nave tomó contacto radial con el control de tránsito aéreo del aeropuerto tucumano. Alrededor de las 11.40, la torre perdió el contacto con el Beechcraft. A partir de ese momento, comenzaron los procedimientos de búsqueda y salvamento. El accidente ocurrió de día por la presencia de nubes bajas.

El piloto tenía 30 años y 587 horas de vuelo, según registros de noviembre de 2017, pero no disponía de la licencia de la Federal Aviation Administration requerida para volar una aeronave con matrícula extranjera dentro del territorio argentino, como era el caso del Beechcraft de propiedad de la Estancia El Azul SA, establecimiento de la familia Calliera. La autopsia no detectó evidencias médico-patológicas relacionadas con el desencadenamiento del accidente. Los ocupantes fallecieron por un shock politraumático. Dada la violencia del impacto contra la ladera del cerro, los arneses no soportaron ni contuvieron en el habitáculo a quienes se trasladaban en la nave.

Nubes bajas y una mala planificación determinaron el accidente aéreo con más víctimas

Ese día había niebla espesa y una humedad relativa del 96%, con un incremento de nubes bajas entre las 10 y las 12. Pobladores de El Naranjo manifestaron que había niebla en la zona de los valles. “Con un alto grado de probabilidad se puede expresar que el piloto fue sorprendido por la ladera de la sierra. Esta situación es concordante con las condiciones meteorológicas reinantes al momento del accidente: posiblemente el piloto dejó de tener contacto visual con el terreno”, dijo Lavirgen. Su pesquisa sugiere que el vuelo debió haber sido retrasado hasta que las nubes bajas se disiparan o levantaran, y que el piloto disponía de información válida y veraz para tomar esa decisión antes de despegar.

El factor humano

El investigador de la Jiaac subrayó que el Beechcraft mantenía la matrícula estadounidense pese a que sus propietarios estaban obligados a registrarlo en el país. “Si hubiesen realizado el cambio de matrícula, se habría hecho el mantenimiento correspondiente. A partir de ese momento, la autoridad aeronáutica argentina hubiera determinado su aeronavegabilidad”, precisó. Lavirgen añadió: “se puede observar que fueron superados los plazos máximos permitidos para que una aeronave con matrícula extranjera pueda operar en aeropuertos nacionales sin que se haya registrado por parte de la autoridad aeronáutica alguna solicitud al propietario de prórroga para poder operar en las circunstancias mencionadas o haya algún trámite iniciado para la rematriculación de la aeronave. De todo esto se puede inferir un ‘control laxo’”.

Entre los corolarios extraídos del accidente tucumano, el informe de la Jiaac destaca que: 1) el piloto no disponía de licencia habilitante de Estados Unidos para volar una aeronave matriculada en ese país; 2) el equipo mantenía la matrícula estadounidense pese a que ya había superado el período permitido para volar con esta dentro del territorio argentino; 3) el Beechcraft no disponía de certificación de aeronavegabilidad vigente para operar en el país; 4) no se pudo comprobar que la aeronave estuviese equipada y mantenida según la reglamentación vigente, y 5) las nubes bajas afectaban las condiciones meteorológicas en la zona y el momento del accidente: esta información, que existía al momento del despegue, era suficiente para determinar los peligros.

Las inferencias de la Jiaac ratifican los diagnósticos iniciales. El día del accidente, Rodolfo Guerci, autoridad del Aeroclub Tucumán, había considerado la posibilidad de que haya habido problemas de visibilidad dado que, según su criterio, la avioneta presentaba “excelentes prestaciones” y estaba en “muy buenas condiciones”. “Es un equipo confiable y parece difícil que se haya producido un desperfecto”, había apuntado Guerci y anticipado que la Jiaac estaba a cargo de determinar las fallas mecánicas. El informe de ese organismo ratifica la tesitura de que la mayoría de los accidentes aéreos obedecen al “factor humano”.

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