17 Septiembre 2019
EN LLAMAS. Vecinos tomaron foto de la casa cuando se estaba incendiando.
“El sábado a la madrugada recibimos un llamado de la empresa de alarmas porque nos estaban robando. Tomamos el auto y nos fuimos directo a El Naranjo. Al llegar, encontramos a nuestra casa de fin de semana incendiándose. Mi esposa no paró de llorar en ningún momento”, señaló Esteban Ávila, propietario de la vivienda afectada.
El médico reconoció que no pudo determinar qué es lo que le robaron, porque todo lo que había en el interior de la casa quedó quemado. “Sí sabemos que fue un robo porque detuvieron a una persona con uno de los equipos de aire acondicionado que estaba instalada en casa”, comentó.
El Naranjo está ubicado en Burruyacu, a más de 30 kilómetros de nuestra ciudad. En los últimos años, esa localidad ha mostrado un importante crecimiento porque cada vez son más las personas que lo eligen para construir viviendas para descansar los fines de semana.
“Este no es el primer hecho que se produce en los últimos tiempos. Hace poco le pasó lo mismo a un vecino. Ingresaron a la casa, le robaron cosas y después le prendieron fuego. Es un acto criminal increíble. Actúan con una saña que no se puede creer”, explicó el profesional en una entrevista con LA GACETA.
“La verdad es que estamos muy preocupados por lo que está sucediendo en el pueblo. Nos resulta increíble que ahora que está creciendo ocurran este tipo de ataques. Atentan con el desarrollo”, explicó la delegada comunal Maia Martínez. “Este no es un hecho aislado. Hace poco tiempo pasó lo mismo con otro veraneante”, explicó.
La funcionaria también se lamentó por la víctima. “No es un visitante más. Es médico cardiólogo y no sólo nos vive donando medicamentos para que repartamos entre los habitantes, sino que también nos ayuda cuando tenemos que conseguir la atención de urgencia de uno de los habitantes. El daño que le hicieron es casi irreparable”, agregó la funcionaria.
La funcionaria explicó que en El Naranjo residen unas 6.000 personas, pero la población se incrementa en el verano, ya que se suman las personas que tienen casas de descanso y las que concurren a los dos campings que hay en la zona.
“Tenemos una comisaría que está abierta todos los días, pero tiene un solo policía que no puede abandonar la dependencia para realizar tareas de prevención. Tampoco hay un móvil para hacer patrullajes. Hace cuatro años que estoy peleando para conseguir un patrullero. Ahora que pasó todo esto espero que me escuchen”, concluyó Martínez.
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