Horco Molle: “queremos que les reconozcan los derechos posesorios”

Horco Molle: “queremos que les reconozcan los derechos posesorios”

La familia Medina, que demanda a la UNT, argumenta que ocupa las tierras desde hace un siglo.

CARLOS MEDINA. Se enfrenta judicialmente a la UNT. la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio CARLOS MEDINA. Se enfrenta judicialmente a la UNT. la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio

En la casa de los Medina se toma mate en bombilla con tres cucharas de azúcar por cebada. Pero La casa de los Medina es un decir, porque en realidad se trata de una sucesión de casas: la de ladrillos a la vista, donde vive Carlos Medina; la de revoque y pintura, de su hermano José Reymundo Medina; la de tablas paradas en la que vivía su difunto padre, Tomás Medina, y un rancho en la parte de atrás, levantado hace 100 años -aseguran- por el primero de ellos: Santos Medina. Y la casa de los Medina también podría ser un decir porque no tienen papeles de propiedad: le reclaman a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) que les reconozca lo que consideran propio.

Llegar a las casas de los Medina es fácil. Se encuentran al costado del camino hacia Horco Molle y a la altura de un CAPS. Cuando uno golpea las manos ante su tranquera, los perros son los primeros en aparecer. Don José Reymundo, de 73 años y un poco rengo, viene por detrás. Carlos, el hermano, le sigue. “Los abuelos vinieron cuando eran jóvenes, desde Amaicha del Valle. Se quedaron porque tenían el agua cerca”, cuenta Reymundo.

Su hermano le ha iniciado un juicio a la UNT por prescripción adquisitiva. Según el planteo, ellos son continuadores de la posesión del padre. Pero el abogado que los representa, Omar Reynoso, cree que, aunque los Medina son los únicos que han ido hasta la Justicia, por detrás aguarda un pueblo entero. “Aquí se ha instalado una comunidad. Son más de 1.000 personas. Un 20 % de esa gente, ha llegado aún antes que la Universidad. Se pretende desplazar a una población nativa. Ellos no son usurpadores; no son ocupantes. Han nacido aquí. Queremos que les reconozcan los derechos posesorios de una propiedad originaria”, remarca el letrado.

Otra situación es la de ese 80 % restante, quienes fueron instalándose en las últimas décadas de modo ilegal o hasta con la venia de la Universidad, dice Reynoso. “Los jueces solo miraron los papeles y fallaron en contra. Si hubieran venido, se hubiesen dado cuenta de que esta familia acredita su posesión”, añade. El caso de los Medina se dirime actualmente en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a través de un recurso de queja extraordinario, tras haber pasado por un juzgado federal de primera instancia y por la Cámara de Apelaciones de Tucumán. En esas etapas, los jueces rechazaron la demanda por prescripción adquisita.

Ahora, el abogado le reclama a la Corte que acceda a reabrir el caso, puesto que considera que se vulneró la garantía de un debido proceso legal. Según él, el juez le extendió injustificadamente los plazos a la UNT para que conteste la demanda; no llamó a las partes a una audiencia y no se sustanciaron las pruebas ofrecidas por sus clientes. ¿Hasta dónde piensan llegar?, se les pregunta a los hermanos. Pero el abogado es quién responde: de ser necesario -dice- irán a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Él considera que sus representandos se están viendo relegados de toda clase de derechos. “Esta gente representa una cultura autóctona a la cual se quiere extinguir”.

Planteos cruzados

En su presentación, Medina había argumentado que el inmueble que ocupa correspondió originariamente a sus antepasados. Que posee planos de mesura aprobados. Y que ha cumplido con los plazos de una posesión pública, pacífica e ininterrumpida. Contó que la propiedad se encuentra forestada con vegetación de antaño, como laureles, pacarás, moras y arrayanes. Y que pusieron frutales. Pero la UNT negó casi todo.

Contestó que esa vegetación está allí porque pertenece a la Reserva Experimental de Horco Molle. Que del plano de mensura autorizado por la Dirección General de Catastro surge que el predio forma parte de una mayor extensión, cuyo titular de domino es la Universidad. Que se trata de un área natural protegida y que -en consecuencia- es imposible cualquier intento de ocupación. Y que en los documentos del Registro Inmobiliario consta que entre 1947 y 1949 se ordenó la transferencia de esos terrenos a nombre de la UNT (habían sido expropiados a la sucesión de Justiniano Frías Silva).

Este último punto es objetado por Reynoso. Considera que esa institución tiene la misma tenencia precaria que sus defendidos, porque hasta ahora no ha inscripto el dominio. Pero el abogado Máximo Castro -al frente de la Comisión de Inmuebles de la Universidad- se encoge de hombros. “Los documentos oficiales prueban que se ordenó la transferencia”, simplifica. Lo que sí es discutible, resalta, es que tanto los Medina como la mayoría de los pobladores de Horco Molle han ido ocupando cada vez más tierras destinadas a una reserva a medida que sus familias crecían. “Si no frenamos ya las usurpaciones no podremos evitar el efecto contagio”, finaliza.

El rectorado pidió un censo de las tierras usurpadas

La UNT es titular dominial de un importante número de inmuebles. Y su regularización -tanto en lo jurídico como en lo fáctico- exige la atribución de funciones en forma exclusiva. Eso expresa el rector de esa institución, José García, a través de un documento que lleva su firma, por el cual declara de interés prioritario la defensa de los derechos dominiales y le asigna a su Departamento de Bienes Patrimoniales las siguientes funciones: hacer un estudio de la situación dominial de cada inmueble; relevar los predios no urbanos que hayan sido usurpados, y diseñar instrumentos de acuerdos, intimación, denuncias y acciones judiciales.

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