Tafí del Valle tuvo una clase de ESI a cielo abierto

Tafí del Valle tuvo una clase de ESI a cielo abierto

Juegos colaborativos; charlas y debates; concursos de preguntas y respuestas: las estrategias lúdicas generan la confianza necesaria para hacer y hacerse todas las preguntas necesarias sobre salud sexual y reproductiva.

EDUCAR PARA LA SALUD.  Más de 300 jóvenes aprendieron a cuidarse y a cuidar a sus pares. EDUCAR PARA LA SALUD. Más de 300 jóvenes aprendieron a cuidarse y a cuidar a sus pares. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

Fue una fiesta en honor de la salud, pero no una cualquiera: de esas de las que los participantes salen enriquecidos y agradecidos. Los invitados fueron unos 350 estudiantes de nivel superior de Tafí del Valle, y la fiesta se vivió durante el “1er. Encuentro de Jóvenes de los Valles”. Desde temprano la cosa venía bien: las cumbres de los cerros se recortaban contra el azul del cielo y el sol ponía tibieza en el aire. En el Complejo Democracia, ese que alberga la Fiesta del Queso en verano, los chicos jugaron, rieron, escucharon y explicaron... y -fue la conclusión de las organizadoras- todos, también los grandes, aprendieron.

Salud y derechos

Era una fiesta temática: giraba alrededor de la salud sexual integral; de sus derechos como niños, niñas y adolescentes; de los riesgos que corren, como el abuso o el grooming. Por eso, era una fiesta, pero una en la que sucedían muchas cosas muy serias al mismo tiempo.

En una carpa, Ana Bulacia Márquez, de la ONG Mamás en línea, hablaba con los chicos sobre grooming, y los riesgos de exponerse en las redes. Como complemento, Moyra Valdez (14), Juan Cáceres (15), Anahí Cruz (15) y Melina Fernández López, de la Escuela Media de La Costa, explicaban cómo proceder en caso de abuso y contaban sobre su campaña para combatir el bullying.

En el patio, pero a la sombrita, unas colchonetas delimitaban el espacio donde aprendieron reanimación cardiopulmonar. Acababa de ser el turno de los alumnos de 6° B de la Escuela Agrotécnica. “Es muy importante -aseguró Nahuel Galleguillo (18)-; tuvimos en la escuela un compañero que convulsionó”. “Y aunque no sea tan grave, también se puede desmayar alguien, y es importante poder ayudar, colaborar”, agregó Micaela Albornoz (16).

La colaboración también se puso en juego (literalmente) de un lado y del otro de la red de voley. “Este es un voley particular -explicó la “profe” Fernanda Gerez a grupos que sostenían un plástico azul-. La pelota no se pasa con las manos; la tienen que cazar entre todos con el plástico y mandarla para el otro lado”. Las carcajadas acompañaban los fracasos, y los aplausos, los logros compartidos; entre todos, compartiendo, aprendieron.

Y de eso se trataba: las tres organizadoras Lorena Montañez, Valeria Pasini y María Benítez formaron hace poco más de dos años el grupo “Compartiendo conocimientos”. Habían detectado que eran muy pocos los adolescentes que acudían al hospital a buscar anticonceptivos o información, y salieron a buscarlos. Así nació una alianza importante con las escuelas y con los padres de alumnos.

“En general, el tema de la sexualidad no es tabú en esta zona, y los propios padres, cuando conocieron el proyecto, pidieron que lo ampliáramos -contó Antonio Palau, rector de la Agrotécnica-. Y ahora tenemos adolescentes empoderados”.

La kermés saludable

Cuando se ingresaba al salón se alineaban los puestos de juego: embocar pelotas en un aro, acertar en el blanco con los dardos, piedra, papel o tijera... Cualquiera servía como excusa para elegir quién respondía preguntas. Si eran correctas, había premio; si no, se aclaraban dudas. ¿Los temas? Métodos anticonceptivos, derechos sexuales y reproductivos, e infecciones de transmisión sexual. Con la seriedad con la que los chicos se toman los desafíos cuando se sienten respetados, los saberes compartidos generaron confianza, preguntas y respuestas. ¡Y premios!

“¿Una caja de preservativos?”, preguntó alegre una voz. “No -contestó Valeria-; eso hay para todos. ¡Pueden llevarse las que quieran!”.

Lorena y María, mientras tanto, recargaban los dispensers que había en el salón: no quedaba ninguno. “Fue buenísima esta experiencia; aprendimos mucho, y saber es importante para decidir” aseguró Camilla González (14). “Muy interesante -añadió Matías Juárez (16)-. Ahora sé que podemos pedir preservativos, que a mi edad no necesito autorización, que tenemos derechos”.

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