Audaces y distintas: conocé a las tucumanas que compitieron en los mundiales de roller in-line y de longboard

Audaces y distintas: conocé a las tucumanas que compitieron en los mundiales de roller in-line y de longboard

Calificar a Florencia Masoero y Sophia Abraham como audaces se justifica porque las damas se deslizan sobre rutas a más de 70 kilómetros por hora. No lo hacen sobre ningún vehículo. Una lo hace encima de una patineta, estilo longboard y la otra sobre patines, los rollers in-line. Son mundialistas porque representaron al país en las máximas citas de sus respectivos deportes. Y son distintas porque como ellas hay pocas mujeres, pero también hay pocos hombres. Lo que pasa es que la popularidad, baja por el momento de las actividades que practican, no distingue género. Puede ser por lo que Sophia dice. “En Tucumán falta que la gente se interiorice más y juzgue menos”, afirma la única tucumana que compitió en la fecha mundial de downhill que se realizó en La Rioja. Abraham con su longboard hizo todo el esfuerzo, físico y económico, para poder representar al país. “Al no tener una federación que siga los eventos y lleve un ranking para sacar de ahí a los mejores riders, fue cuestión de ganar y juntar mucha plata”, explicó.

Algo parecido le pasó a Masoero cuando participó en el Mundial de Patín que se hizo en Barcelona. La tucumana fue la única argentina en la especialidad roller in-line, pero, a diferencia de Abraham, sí contó con una buena parte de apoyo de la Confederación Argentina. “Había gente que no era muy diferente a mí: fueron a competir haciendo mucho sacrificio. Otros, tenían sus entrenadores y asistentes. Algunos competidores cambiaban de ruedas tres veces, yo las cambié recién para competir”, contó Masoero. El relato marca las diferencias que hay de desarrollo en otros países con respecto a Argentina. Sin contar que en una economía dolarizada, en deportes que demandan mucha indumentaria específica, los esfuerzos para reunir un presupuesto deben ser redoblados si se quiere estar a un nivel competitivo.

Florencia terminó en el noveno puesto por encima de representantes de Francia, Italia y Alemania, sobre un total de 25 corredoras. “Una desgracia mi posición, je...”, se lamentó la mujer de 31 años. Si se analizan las ventajas que dio la corredora, sobre todo de roce competitivo ya que en Europa hay ligas de competencia, ser top-ten mundial entrenando en Tucumán es un gran resultado. Pero ante el ímpetu deportivo de Masoero es lógico el lamento. “Yo iba a ganar. Quería ser campeona del mundo, obvio”, reconoció.

“Si tuviera algún sponsor o el Estado pudiera avalarme, podría seguir tranquilamente el circuito y ser el orgullo del downhill a nivel nacional”, decía Abraham antes de partir a la fecha mundialista. Por su ubicación, la mujer de 28 años tenía motivos para destilar tanta confianza previa con respecto así misma: la rider finalizó en el cuarto puesto. Claro que le hubiese gustado terminar más adelante, pero no es algo que podía escoger, tal cual como cree que sucedió en el vínculo con la patineta. “Creo que no la elegí, sino que ella me eligió a mí. La tabla es lo mío”, estableció sin dudar la deportista que hace 10 años no se despega de ella.

Las dos mujeres, audaces, mundialistas y distintas, desean que haya cada vez más riders. Quieren que las personas conozcan una sensación que quizás sea encantadora para muchos y que todavía no lo saben. Pero además hay otro motivo, quizás urgente para ellas que quieren elevar su nivel deportivo. “En Barcelona, fue la primera vez que competí sólo contra mujeres. Como aquí no hay ni muchas chicas, ni muchos varones, competimos todos juntos. En el Mundial había 35 mujeres y todas eran rápidas. Se notaba que tenían más competencia y que estaban más acostumbradas a patinar en ese tipo de pistas. Claramente, allá este deporte es más conocido y le dan más bolilla”, indicó Masoero.

SOPHIA ABRAHAM. Además de deportista, la rider es una talentosa DJ. Sus desafíos tienen que ver con el longboard y por ello no deja de buscar apoyo.  fotos gentileza sophia caram SOPHIA ABRAHAM. Además de deportista, la rider es una talentosa DJ. Sus desafíos tienen que ver con el longboard y por ello no deja de buscar apoyo. fotos gentileza sophia caram

Abraham habla del “buen llegue” esperanzador, por cierto, que siente sobre el downhill. “Sobre todo en la gente mayor”, destacó. “Se interesan por saber qué es lo que hay detrás de todo esto”, afirmó Sophia. “Simplemente creo que es eso lo que falta: que a la gente le importe un poquito más, que se informe. Que sepan que no somos unos simples ‘locos’ por la ruta. Detrás de cada bajada hay un equipo de gente con toda la seguridad y protección posible. Somos muy conscientes de lo que hacemos. Si se interiorizan, en una de esas tenemos más riders sumándose para las bajadas”, anheló Sophia.

Debajo de las ruedas

Tanto Sophia como Florencia son muy activas en su vida en general. Sophia es también Merlina, DJ residente en La Calle Cervecería, es productora de contenido audiovisual y estudia mineralogía a distancia. “Me gustan mucho las piedras pero no como para hacer la carrera de geología, entonces busqué cursos. DJ porque amo la música”, reveló Abraham. Florencia, además del tiempo que destina al deportes, divide su agenda en la residencia de cirugía que hace en el Centro de Salud. “Es prácticamente de tiempo completo”, contó. También cuida de Victoria, su hija de tres años. Antes, cuando la pequeña tenía un año, Masoero la cargaba en su espalda, en una mochila y salía a entrenar haciendo trekking. Ahora su hija ya está más pesada así que la cuestión se complica. “Mi mamá es la que me colabora un montón. Mientras estoy en el hospital o entrenando, Victoria está con ella”, agradeció Florencia.

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