Acciones políticas con la mayor celeridad posible

Acciones políticas con la mayor celeridad posible

29 Agosto 2019

Por Diego Martínez Bursaco

Economista, especialista en mercados bursátiles.

Más allá de que no haya quitas, en el caso de las deudas de corto plazo, la situación que se plantea a partir de las medidas adoptadas por el equipo económico nacional es asemejable a un default selectivo. Sencillamente porque se cambian las condiciones originales de emisión. Detrás de los sectores institucionales hay pequeñas y medianas empresas, rentas que se colocaron en los Fondos Comunes de Inversión, que invierten en Lecap y que, indudablemente, implica un efecto en cadena que no será fácil de digerir.

Si tomamos en cuenta la situación de la deuda de mediano y de largo plazo, que es la contemplada en el proyecto de ley que se manda al Congreso, es fundamental encontrar un consenso en un país en el que esa palabra dejó de usarse hace mucho tiempo. Por esa razón, puede vislumbrarse que el proceso de discusión de la normativa puede ser largo. Sin embargo, en las condiciones en que se encuentra la Argentina eso debe darse con la mayor celeridad y urgencia posible.

Esto de reperfilar las deudas, naturalmente, lleva un costo que debe ser compartido tanto por el oficialismo como por la oposición. En estas circunstancias actuales, me inclino a pensar que se pensó más en términos políticos que en cuestiones económicas y financieras.

Por otra parte, entablar negociaciones con el FMI es algo que se caía de maduro. Vamos a esperar la reacción del organismo internacional de crédito a las medidas anunciadas por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza. Creo, no obstante, que todo esto puede llegar a condicionar el envío del dinero que tanto hace falta que sea desembolsado a mediados de septiembre. Hoy estamos frente a otra situación de incertidumbre y, ante esta volatilidad, no queda otra que esperar las reacciones del mercado.

Todo lo financiero tiene correlato con la economía. En la Argentina hay un problema de confianza y, frente a la sobreinformación existente, los agentes económicos reaccionan lo más defensivamente posible para cuidar sus ahorros.

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