Trasmontaña en Tucumán: el agite detrás del pedal

Trasmontaña en Tucumán: el agite detrás del pedal

El compañerismo entre pares y las familias son un gran sostén emocional para los bikers.

HINCHADA PROPIA. Para los ciclistas Víctor Molla y Federico Morales el mejor complemento del Trasmontaña es poder disfrutar de los logros obtenidos en familia. la gaceta / fotos de inés quinteros orio HINCHADA PROPIA. Para los ciclistas Víctor Molla y Federico Morales el mejor complemento del Trasmontaña es poder disfrutar de los logros obtenidos en familia. la gaceta / fotos de inés quinteros orio

“¡Dale Juan!”, “no te dejes ganar Pablo”, “vos podés”... son algunos de los gritos de aliento que retumban hasta la línea de largada del Trasmontaña. Allí y repartidas en las zonas de abastecimiento son cientas las familias y los grupos de amigos que siguen ansiosos el recorrido. Como un refuerzo emocional o para aprovisionar a los bikers de agua y comida ellos representan el detrás de bambalinas de esta competencia.

Al pie del cañón y con el celular siempre en la mano, hace tres años que Natalia Gareca acompaña a su hijo Juan Gabriel Vide (el Nº 2.265) en las travesías por los cerros y los bosques. “Incluso cuando él va a otras provincias nosotros lo seguimos por detrás haciendo el aguante. Es una experiencia hermosa y me siento orgullosa de sus logros y cada avance”, relata ya concentrada en la cuenta regresiva.

Ahora es el turno de la categoría Elite y desde la primera fila, cuando apenas restan 10 segundos para el descenso, una mano saluda desde la multitud de cascos. “Vieja, nos vemos abajo”, se escucha de fondo.

Otra de las hinchadas de fierro es la del ciclista Sergio Ero. “Es la primera vez que todos nos reunimos para alentar. Somos una familia de tradición biker así que esto es parte de nuestra herencia. Mi bisabuelo andaba en bicicleta de ruta, también lo hizo mi padre y ahora es nuestro turno”, comenta Pablo Ero, hermano del concursante y encargado del picnic.

Una vez que la bicicleta de Sergio se pierde entre la mata de raíces y de vegetación, sus fieles espectadores salen disparados hasta el siguiente punto de encuentro: La Sala.

Sentados a un costado de las piedras y en compañía de unos mates, Guillermo Jorge Garay y Gabriela Quintana están listos para brindar apoyo logístico al equipo de Manuel Talec y Marcelo Chávez (el Nº 1.453). En su “kit” tienen algunas frutas, una botella de Coca-Cola, agua y tabletas de dulce de leche. “Nosotros también vinimos a concursar, pero en la prueba del viernes me caí y tuvieron que hacerme 32 puntos en la cara”, comenta Guillermo, deportista que ya sorteó los pedregosos suelos de San Javier en dos oportunidades.

A pesar del infortunio la pareja y el resto del público presente no duda en mostrar apoyo a los ciclistas que lo necesiten. Entre ellos está Facundo Reinoso (Nº 2.428), concursante que debió recurrir a los mecánicos luego de que su descarrilador se aflojara en la bajada de Calle 15. Al acabar con el arreglo una ronda de aplausos lo acompañó hasta la siguiente instancia.

“Como acompañante es un ir y venir a las corridas. Sentís mucha ansiedad por verlos llegar sin heridas y tenés que estar atento a sus necesidades. Creo que todos entendemos el desafío que implica el Trasmontaña y, por eso, antes que enemigos o competidores todos nos alentamos”, reflexiona Cecilia Alonso, fan del Nº 1.585.

Luego de tanta adrenalina, su dupla favorita descansa acostada en el pasto. “Saber que contamos con esa contención es importante en los momentos de cansancio o miedo. La contención de tu compañero a la par y ese apoyo extra hace que no bajemos la toalla”, comenta Federico Morales, ciclista de la categoría Mayores B.

Una vez que se cruza el arco de llegada, el rally cambia de color y vienen las ganas de disfrutar del resto del evento. “Vinimos a competir desde San Juan y mañana pegamos la vuelta. El equipo está formado por 17 bikers, así que nos toca celebrar los retos superados y descansar”, explica divertido el concursante Federico García, con un choripan en la mano y un cementerio de cáscaras de mandarina y botellas vacías a sus pies.

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