Trasmontaña: peso justo en la montaña

Trasmontaña: peso justo en la montaña

Bajó más de 100 kilos en tres años gracias a la bicicleta y terminó por segunda vez la carrera.

MISIÓN CUMPLIDA. Cabrera (a la izquierda) llegó corriendo a la par de su ‘bici’ dañada. Con Altamiranda festejaron en la meta. la gaceta / foto de inés quinteros orio MISIÓN CUMPLIDA. Cabrera (a la izquierda) llegó corriendo a la par de su ‘bici’ dañada. Con Altamiranda festejaron en la meta. la gaceta / foto de inés quinteros orio

“Si me decían hace tres años que iba a correr esto, no lo iba a poder creer. Incluso, me hubiese burlado”, reconoció José María Cabrera. El catamarqueño ya tenía el status de “finisher” del Trasmontaña por segunda vez consecutiva. Es inevitable para el periodista especializado en automovilismo, pensar así. Sucede que hace apenas tres años pesaba más de 190 kilos. Ahora, con 97, la vida es lógicamente mejor. “Me pasó con gente que no ve hace años que me dice: ‘no me acuerdo de vos’. O: ¿sos José María?”, contó el catamarqueño dándose un golpecito al costado de la cabeza. “Otros se largan a llorar. Este cambio fue impensado. Pensé en operarme, anduve preguntando pero, gracias a Dios, fue todo natural... deportes y comida sana. Me causa gracia esas reacciones y los entiendo”, dijo.

Con su compañero Héctor Gabriel Altamiranda completaron el recorrido como pudieron, venciendo todos los obstáculos que se presentaron. No fue simple llegar a ese emocionante abrazo que se dieron en la línea de meta. “Pasando la Refinor, en la subida del Maciel que era una de las zonas para las que estábamos preparados, me quedé sin tracción. Toda la última parte la hice caminando. La estrategia fue aprovechar las bajadas en donde técnicamente soy fuerte y subir trotando. Ni siquiera en lo llano podía pedalear”, explicó sobre la carrera.

Atentamente Altamiranda, en su primer Trasmontaña, seguía el ritmo de su compañero, tal cual siguió todo el proceso de descenso de peso. “Son los amigos el pilar fundamental de la vida y fue gracias a ellos que tomé la decisión de bajar de peso. Dos amigos, Carlos y Ernesto, me motivaron a salir y me buscaban todos los días. Mi mamá también me ayudó con la alimentación. No era una dieta lo que hacía, pero comía sano. Por ejemplo, la ensalada y la verdura como viene: sin sal, ni aceite, nada. Y eso fue todos los días. También caminar que, sinceramente, no me gusta”, reconoció Cabrera.

Esa falta de comodidad fue lo que puso a la bicicleta en su vida. “A la semana de haber tomado la decisión, me prestaron una bici y me fascinó. Uno de los chicos me ayudó a armar una rodado 26 de aluminio y cuando la tuve, eso me motivó”, explicó. Aquella primera vez el registro de tiempo del recorrido era el acorde a una persona en su situación. “Hice sólo seis kilómetros en una hora y media. Hice dos y ya me paré a descansar”, recordó aquellos días de 2016.

Ayer lo único que lo detuvo un poco fue la falla mecánica de su máquina, pero pudo completar los más de 42 kilómetros en poco más de cuatro horas y media. “Miro hacia atrás y no puedo creer, es más, no me acuerdo como era mi cuerpo. Hay mucha gente que no tiene la suerte que yo tuve de tener los amigos que me iban a buscar a las tres de la tarde para salir a andar. Yo les digo que lo hagan y se animen a subirse en la bici con 180 kilos. Yo lo hice y no se rompió. Todavía la tengo guardada y no la pienso tocar, será mi tesoro de por vida”, sostuvo Cabrera, que hoy tiene una Scott Scale 980 de aluminio bien equipada para la ocasión de ayer, muy distinta a la básica pero noble compañera que atesorará para siempre.

Ayudar

Cabrera fue consciente de su cambio en lo personal, pero le costó entender la trascendencia que tuvo en otras personas. Con la proximidad que generan las redes sociales, el catamarqueño entendió que puede dar un mensaje de aliento. “Me escribe gente que pasa por lo mismo, tiene familiares o conocidos con este problema. Me pedían consejos, no sabía qué decir porque no me parecía algo tan importante lo que había logrado. Me empezó a escribir gente de Chile, Colombia y España fue algo que nunca me imaginé. Ahí me di cuenta que podía ayudar. Yo lo sufrí desde los 10 años que ya pesaba 100 kilos”, recordó.

“Nunca sufrí bullying porque, gracias a Dios, siempre tuve amigos excelentes en todos lados”, volvió a destacar. Bicicleta, alimentación sana y amigos es lo que le permitió a José María otro festejo en la montaña por bajar varias decenas de kilos.

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