Pese al éxito, el deporte amateur requiere ayuda urgente

Pese al éxito, el deporte amateur requiere ayuda urgente

Bien podría suponerse que la excelente cosecha de medallas del deporte argentino en los Juegos Panamericanos de Lima puede abrirle a la actividad un horizonte de luces. Pero sucede todo lo contrario. Hoy los avatares económicos y políticos que atraviesa el país son en extremo condicionantes para entender el futuro. En tiempos de recortes en áreas sensibles como la salud, la educación y la ciencia, por citar sólo algunas, que el presupuesto deportivo se encuentre en una cuerda floja es un reflejo de la situación general.

Fueron 101 las medallas obtenidas en territorio peruano. Para esta cosecha hubo aporte tucumano en el rugby (con Matías Vanni), el hockey (con Victoria Sauze), el fútbol (con Solana Pereyra) y la pelota vasca (con Cynthia Pinto). Es este último caso el que, quizás, más impacta. Por su concepción y por su proyección.

La atleta talitense, de 30 años, madre de dos hijas, pudo lograr su sueño deportivo luego de años de sacrificios económicos y familiares, incluyendo duros entrenamientos en Buenos Aires. Al volver a Tucumán, fue recibida por el gobernador, Juan Manzur, acompañado por el diputado nacional, Pablo Yedlin. Este último fue quien adelantó que el Gobierno asumió el compromiso de ayudarla en su afán de tomar parte del Mundial. “Queremos ayudarla a ella y a otros atletas porque el deporte es inclusión y forma parte de nuestras políticas de Estado”, dijo el parlamentario.

Sólo el tiempo dirá si estas expresiones pasarán al campo de los hechos concretos. Se sabe que el deporte amateur, en Tucumán, recibe un apoyo que de ninguna manera resuelve sus necesidades. El caso de Pinto, buscando darles alas a sus sueños con dineros propios y de su entorno, es uno de los cientos que se multiplican en la provincia. Y no sólo de ayuda oficial se adolece: tampoco el factor privado contribuye en su conjunto en la medida de los requerimientos. Las excepciones a esta realidad existen, pero quizás quedan minimizadas ante el vacío de la falta de un apoyo serio, responsable y extendido en el tiempo. En Córdoba, desde hace años hay un formato que une esfuerzos públicos y privados, que tuvo su éxito generando una dinámica de trabajo más productiva y que bien podría ser un modelo a considerar.

Es en el nivel nacional donde el panorama se torna más complejo. La crisis se manifiesta en la mayoría de los frentes, y a diario ello se refleja en las redes sociales, en las que hay atletas que piden ayuda para sostener sus carreras. La situación del país golpea directamente en el alto rendimiento. Los costos de preparación cada vez más elevados asfixian a los deportistas.

En enero, el presidente Mauricio Macri, a través de un decreto de necesidad y urgencia, eliminó la Secretaría de Deportes y la reemplazó por la Agencia de Deporte Nacional. El propio mandatario recibió a parte de la delegación nacional que fue a Perú y de ese encuentro sólo trascendieron agradecimientos por el trabajo hecho. En el medio, subsisten versiones de que, en septiembre, se hará una revisión del listado de becas -según los datos, hoy son casi 1.000 los atletas y entrenadores que las reciben-, y que se tomarán en cuenta los méritos que se hayan hecho, es decir, los resultados.

No parece mal que se pidan resultados. Pero antes hay que generar las condiciones y aceitar los mecanismos necesarios para conseguirlos. Los modelos del Primer Mundo tienen por detrás una planificación a largo plazo. Y su cumplimiento. Si la vara es alta y se condiciona el apoyo, el riesgo es quedarse sin deportistas. Y se estaría destruyendo así, sin remedio, la esencia misma de la actividad. Debe quedar claro que, ante decisiones erróneas, el futuro se encargará de cobrar cuentas.

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