"Tomy" Vanni, un chico que vale oro

"Tomy" Vanni, un chico que vale oro

Después de ganar la medalla dorada en Lima, se toma un breve descanso en Tucumán.

EN FAMILIA. Tomás junto con sus padres, Matías y Milagros, y sus hermanos Matías y Martina Vanni. EN FAMILIA. Tomás junto con sus padres, Matías y Milagros, y sus hermanos Matías y Martina Vanni.

Por una cuestión de cercanía, el destino más lógico para el futuro rugbístico del pequeño Tomás Vanni era Tucumán Rugby: su casa quedaba a menos de una cuadra de Campo Norte, y por las arterias de varios de sus familiares cercanos corría sangre “verdinegra”. Así hubiera sido de no ser por la aparición de su tío, Cristian Más, quien durante un asado familiar le sugirió a su cuñado Matías Vanni que llevara a sus hijos (“Tomy” y a su hermano mayor, Matías) a Universitario. Ese fue uno de los varios episodios que marcaron significativamente el curso de los acontecimientos en la vida de quien hoy, con apenas 19 años, es el único jugador en la historia del rugby argentino con dos medallas de oro: la de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, que se desarrollaron en Buenos Aires, y la de los Juegos Panamericanos de Lima, que finalizaron el pasado fin de semana.

“Ganar la medalla de oro fue impresionante. Trabajamos muchísimo para eso, siempre fue el objetivo y creo que el equipo se lo merecía”, asegura Tomás, aunque sin exteriorizar euforia ni abundar en palabras. De hecho, se ve en la necesidad de aclarar que se siente mucho más feliz de lo que aparenta. “No me lo imaginaba. Es como que se fue dando de la nada”, agrega.

Ahí interviene Milagros Honorato, madre y portavoz de una familia que parece haber heredado la economía discursiva de papá Matías. “Acá a la que le gusta hablar es a ella”, informa él, que se limita a meter la cuchara sólo de vez en cuando para completar el relato de Milagros.

TESOROS. Tomás, con los oros que ganó en Buenos Aires y en Lima. la gaceta / foto de Ines Quinteros Orio TESOROS. Tomás, con los oros que ganó en Buenos Aires y en Lima. la gaceta / foto de Ines Quinteros Orio

“Para nosotros, como padres, es muy emocionante todo esto. Y para Tomás también, sólo que él no es tan demostrativo, pero yo sé que por dentro está muy contento. Además, es muy generoso: las veces que gana algo, regala camisetas, medias y shorts a sus amigos, las sortea con el teléfono. Pocas cosas se queda para él”, cuenta orgullosa la madre.

“Sí, no soy de guardar cosas, rara vez lo hago. Por ahí tengo algunas camisetas. Creo que lo único que no daría son las medallas”, reconoce el joven talento de las “Serpientes”, un Rey Midas que convierte en oro casi todo lo que toca. Porque las medallas son sólo sus últimos éxitos: fue dos veces consecutivas campeón argentino juvenil M18 con los “Naranjitas” en 2017 y 2018 (la segunda como capitán) y también tuvo su debut en la primera de su club en el Regional de este año, que terminaría consagrando a la “U”. ¿Tenerlo trae suerte? “No, todo casual”, descarta Tomás, que se lo toma todo con mucha soda.

Virtudes

Otros de los momentos que pudo haber cambiado la historia ocurrió cuando Tomás tenía apenas dos años. Guiado por un mal presentimiento, Roberto Vanni fue al fondo de la casa y encontró a su nieto inmóvil en la pileta. Inmediatamente se arrojó y lo rescató a tiempo. “Se salvó gracias a Dios y al abuelo”, cuenta su tío Cristian, quien sería su entrenador en juveniles. “En infantiles lo tuvo Walter Cautelier. Cuando lo vio jugar a ‘Tomy’, que era chiquito, decía a éste no me lo saca nadie”.

El tema es que casi se lo sacan. No otro club, sino otro deporte. Resulta que Tomás también le entiende a la redonda, y en un momento llegó a asistir junto a su primo Patricio Más a la escuela de fútbol de Pablo Jemio. “Decían que era un crack y ya lo querían en Atlético, pero el padre es muy hincha de San Martín y dijo que no había chance”, relata Cristian.

No había nada que hacer: el destino de Tomás lo llamaba a romperla con la ovalada. “Yo lo tuve en M15 y M16. Ya se notaba lo distinto que era. No sólo desde lo técnico, sino por la actitud y el temperamento. Se mataba entrenándose, mejoró mucho sus condiciones físicas. Es que se trata de un jugador muy competitivo, pero en el buen sentido. Tiene mucho orgullo y se preocupa por ser cada vez mejor. Por eso también está en el nivel que está. Y lasí como es protagonista adentro de la cancha, afuera es muy humilde”, perfila Cristian.

En pausa

De nuevo en casa de los Vanni. Junto a Tomy están también Matías (21 años), Martina (14), quienes comparten la emoción por el presente del hermano del medio. No es común ver a toda la familia reunida, porque Tomás vive viajando a concentraciones y torneos con los seleccionados de seven, pero por estos días tiene una pausa para respirar en Tucumán. “Durante agosto tenemos vacaciones y ya en septiembre empezamos con la pretemporada del seven apuntando al Circuito Mundial, que empieza en noviembre”, cierra Tomás, el “pibe de oro” del rugby argentino.

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