Los niños atrapados entre México y Estados Unidos

Los niños atrapados entre México y Estados Unidos

Un ensayo en 40 preguntas

18 Agosto 2019

ENSAYO

LOS NIÑOS PERDIDOS

VALERIA LUISELLI

(Sexto Piso - Madrid)

Esta premiada crónica/ensayo nos enfrenta a la tragedia de los niños atrapados entre México y Estados Unidos. La autora, como traductora, participa de los juicios de residencia e interpreta las narraciones de las insólitas peripecias de los niños centroamericanos que huyen de la violencia y el hambre y buscan un lugar en el Norte. Los sin tierra, los desterrados son arrojados a otro territorio, a otra cultura por necesidad. A estos migrantes involuntarios se los somete a un tipo de cuestionarios muy distintos del que contestan aquellos que intentan sacar la “Green Card”.” ¿Por qué viniste a Estados Unidos?” es la primera pregunta de las 40 formuladas por los jueces a seres de otra raza, que no conocen la lengua, algunos ni siquiera hablan castellano. Los dramáticos relatos de quienes, a pesar de su corta edad, según la ley migratoria, son “aliens”: “non-resident aliens”, “resident aliens” o “illegal aliens”.

La prensa los presenta como amenazas, algunos ciudadanos manifiestan contra ellos. La Patrulla de la Frontera, su primer interlocutor, los recibe hoscamente.

Algunos periódicos anuncian la llegada de los niños indocumentados como se anunciaría una plaga bíblica: ¡Cuidado! ¡Las langostas! Cubrirán la faz de la tierra hasta que no quede exento ni un milímetro –estos amenazantes niños y niñas de piel tostada, de ojos rasgados y cabellera de obsidiana.

Ante la ley

A partir del interrogatorio la autora relata las pruebas que deben atravesar. Además de haberse expuesto al peligro de “La Bestia”, a lo largo del viaje, sobrevivir a las maras y a la policía, estos niños que salen de comunidades devastadas, son expuestos al acoso y la violencia. A veces funcionan como carnada para detectar a otros migrantes ilegales. Son encerrados en la “hielera” o en los albergues.

La autora también migrante entrelaza su historia personal con los relatos de los niños. El ensayo se mezcla con la crónica de un viaje familiar a la frontera que nunca se cruza.

El ensayo capta el sufrimiento kafkiano ante “la ley” de los «niños perdidos» como les llama su hija. Un nombre que puede extenderse a todos los migrantes. Perdidos en el espacio, la cultura y la lengua. Advierte la necesidad de registrar esas historias contra la normalización del horror. Porque, aunque “contar historias no sirve de nada, no arregla vidas rotas … es una forma de entender lo impensable”. Poner palabras a imágenes impactantes, pero sin historia es restituir humanidad. Ir más allá de la foto del niño muerto en la arena, tratar de comprender y comprendernos. Los “niños perdidos” ya no están sólo en los cuentos de hadas.

© LA GACETA

CARMEN PERILLI

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