29 Julio 2019
AL FIN SE DIO EL ORO. La selección de rugby seven, con Vanni en el plantel (octavo desde la izquierda), se trepó a la cima del podio en los Panamericanos, después de vencer a Canadá en la final, por 33 a 10. telam
En el día tres de los Juegos Panamericanos de Lima, Argentina sumó fuerte en el medallero y quedó tercero en la tabla, detrás de México y Estados Unidos. Dos medallas doradas una de plata y una de bronce ganaron los deportistas argentinos.
La más destacada de la jornada, sin dudas, fue la que conquistaron Los Pumas seven, al vencer en la final a Canadá 33 a 10, sacándose la espina de encima.
“Estábamos muy confiados. Sabíamos que si hacíamos nuestro juego lo íbamos a sacar adelante”, le confesó el juvenil tucumano Tomás Vanni a LG Deportiva, una vez que terminó el encuentro.
Desde que el rugby seven es una disciplina panamericana, Argentina estuvo en las tres finales que se disputaron. En las primeras dos fue víctima de Canadá, consiguiendo la medalla de plata. Pero la tercera fue la vencida. “Nos sacamos una espina de encima”, declaró el capitán Gastón Revol, que añadió: “esto es fruto del trabajo que venimos realizando hace mucho tiempo. Fue dura la preparación, y hoy vemos los resultados”.
Sin dejar de lado el logro colectivo, Vanni, con tan sólo 19 años, consiguió su segunda medalla de oro al hilo. A la primera presea se la colgó en los últimos Juegos de la Juventud. Continuando con los logros conseguidos a su corta edad, no se puede olvidar que se consagró campeón con los Naranjitas en los dos últimos campeonatos juveniles M18.
“Poder vivir esto a mi edad es una locura, realmente. Estoy muy contento”, reveló quien debutó este año en la Primera de Universitario. Sabe que no existe una receta mágica para ganar, y todo lo que logró lo alcanzó gracias a su trabajo. “Creo que a esto lo logré gracias a mi perseverancia, constancia, esfuerzo y dedicación”, comentó. Y añadió: “le agradezco mucho a mi madre, a mi padre y a todo mi familia que viajó hasta Lima para ver el partido. Tucumán siempre arriba”. Con una sonrisa de oreja a oreja y con la medalla dorada colgando en su pecho, Vanni fue todo felicidad.
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