Versos, editoriales y aires de “filo”: por qué vale la pena visitar el FILT antes de que termine

Versos, editoriales y aires de “filo”: por qué vale la pena visitar el FILT antes de que termine

Hoy termina la quinta edición del encuentro. Hay una pequeña feria, lecturas de cuentos y poesía. Los visitantes ilustres del MUNT

LIBROS “JÓVENES”. En las salas del MUNT es posible encontrar los últimos lanzamientos de algunas de las editoriales que participan del Festival. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.- LIBROS “JÓVENES”. En las salas del MUNT es posible encontrar los últimos lanzamientos de algunas de las editoriales que participan del Festival. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.-

Los antiquísimos libros que dormitan en las bibliotecas de Juan Benjamín Terán no se han enterado de que en el patio sus colegas más jóvenes se pasean en libertad. Aburridísimos como están, encerrados desde hace décadas en cajones que dejan filtrar algo de polvo y de luz, los enormes tomos oyen apenas el sonido, sólo sienten las vibraciones de las voces que les dan vida a nuevos cuentos y poemas en el Festival Internacional de Literatura de Tucumán. Más allá de la pared que está detrás de los estantes, entre los árboles, en el medio del jardín, jóvenes escritores tucumanos se turnan para leer lo que han hecho; a un costado, bajo el sol, libreros de nuevo ofrecen sus últimas publicaciones al centenar de personas que concurre este fin de semana al Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (MUNT), en la calle San Martín al 1515. De ellas dependerá que a estos libros recién impresos les aguarde un destino más luminoso que el de aquellos mamotretos venerables.

Detenerse en la digna pero triste oficina de un rector muerto antes de caminar por el alegre patio del Festival sirve para advertir la identidad entre la literatura y su celebración: para festejarla, para leerla, para escribirla, primero hay que dejar que salga del anaquel a la existencia. Como sucede ahora en el patio del Museo, donde hay un montón de lectores, o aparentes lectores, que pasean, ríen, toman mate, charlan, comen y esperan que comience el Festival. “El museo, en la medida en que hablamos de un espacio público, es también sus visitantes; no debes actuar, por tanto, como si no existieran”, recomienda Juan José Millás cuando escribe sobre El Prado; aquí, en consecuencia, hay escritores, por supuesto, pero también profesores, estudiantes, papás, mamás, niños, jubilados, montones de curiosos y el clásico perrito semicallejero de cualquier universidad pública argentina.

La luz del faro literario de Blas Rivadeneira, Ezequiel Nacusse y Sofía de la Vega, los organizadores del Festival, atrae a muchos adultos jóvenes. Como Álvaro Astudillo, de 39 años, que escribe poesía y lleva adelante la editorial Monoambiente; o como Arantxa Laise, de 29, que heredó la administración de la bookstore online Luz Tibia cuando Blas, Ezequiel y Sofía se marcharon a Buenos Aires. Álvaro y Arantxa comparten la idea de que hoy todavía se hace buena literatura y tratan de publicitarla, pero cada uno lo hace a su manera: mientras que Arantxa trae a Tucumán libros que no llegan a través de las grandes cadenas, Álvaro se dedica a darles una oportunidad a autores inéditos, incluido él mismo.

Si el lector alguna vez se sentó en los merenderos de la Facultad de Filosofía y Letras, no le costará evocar el ambiente del festejo; también, si pasó hace poco por esa facultad o la de Artes, imaginará ciertas expresiones de los visitantes: varios tratan, a veces en broma, a veces en serio, de cambiar la “o” por la “e”. Y en ocasiones trastabillan. En la inauguración, por ejemplo, Ezequiel saluda: “bienvenides”, para después referirse a él, Blas y Sofía como “nosotros”. Pero más allá de esta manera de expresarse y algún que otro comentario, el Festival transcurre bastante alejado de la ideología; como, cita alguien, le habría gustado a Jorge Luis Borges, porque “al fin y al cabo, las opiniones políticas son lo más superficial de una persona”.

Entretanto, mientras en el patio autores más bien nóveles leen sus poemas y sus cuentos, en la Sala Audiovisual Inés Garland, Carmen Perilli, Julián López, Ana García Guerrero y Alejandra Mizrahi relatan algunas experiencias. Antes de empezar a divagar sobre las suyas, López describe el Festival: “la cosa más hermosa de ser escritor es reunirse a charlar sobre cosas que uno piensa en soledad”. Definición a la que se adecuará bien, un rato más tarde, la poeta Tamara Kamenszain, a quien entrevistará Sofía entre lágrimas de admiración.

Esta edición del Festival tiene algo de homenaje a la generación de Kamenszain, a la que pertenecen, entre otros, su ex marido Héctor Libertella, Ricardo Piglia y María Moreno. Por lo tanto, las discusiones sobre la literatura del yo, con sus términos psicoanalíticos y su teoría lingüística, le dan, por momentos, la nota intelectual a la reunión, que continuará hoy a partir de las 16. Por quinto año consecutivo, tres jóvenes tucumanos le han brindado al noroeste un espacio para la difusión y la discusión literarias que no tiene nada que envidiarles a los de Buenos Aires, Córdoba o Rosario.

> El filt hoy
1 - Arranca a las 16 con una lectura de poesía. A las 16.30, Verónica Juliano y Bernardo Erlich, entre otros, hablarán sobre sus lecturas favoritas.

2 - Entre las lecturas de poemas y cuentos, habrá “álbumes de autores” y una charla con el uruguayo Felipe Polleri, el extranjero de este año. 

3 - Finalmente, a las 19.30 se presentará el libro de crónicas “Aquí dentro”, de Tucumán Zeta. A las 20.30 habrá una comida literaria de cierre.

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