Libertadores: River mostró su versión “vegana” en el empate con Cruzeiro

Libertadores: River mostró su versión “vegana” en el empate con Cruzeiro

Matías Suárez erró un penal sobre el final del partido.

BUENOS AIRES.- El River de Marcelo Gallardo, conocido por su apetito “caníbal” especialmente cuando se cruzan sus dos coordenadas predilectas -los ‘mata-mata’ (series de eliminación directa) y las competencias internacionales- mostró su versión “vegana” en el empate a cero con Cruzeiro en la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores.

Esta vez, “Hannibal Lecter” no apareció con la banda roja en la gélida noche del Monumental. Una imagen vale más que todas las palabas de esta nota: la pelota que se fue allá arriba, apuntando a la “Sívori”, en ese penal en tiempo de descuento marrado por Matías Suárez. Tampoco el “Millonario” había sabido transformar su hambre en gol en un primer tiempo muy favorable.

Los interrogantes que se hacían los hinchas locales en la previa se condensaban en uno: ¿River podría sobreponerse al mal de ausencias, a su falta de ritmo tras la larga pretemporada y sacar un resultado positivo ante uno de los equipos más sólidos de la primera fase del torneo?

Entre suspendidos y lesionados, y sin altas aún en este mercado de pases -el último capítulo del culebrón que tiene a Paulo Díaz como galán todavía no fue grabado- el “Millonario” se presentaba ante Cruzeiro con una billetera más flaca de lo habitual.

Sin Milton Casco, “Leo” Ponzio, Rafael Santos Borré, Ignacio Scocco y, sobre todo, Lucas Pratto (además de “Juanfer” Quintero, el ilustre ausente desde hace cinco meses), el conjunto del “Muñeco” en la enunciación parecía un “muletto” lujoso, un pariente de sangre, pero de segundo grado, de aquel que se abrazó con la gloria en Madrid.

Por si faltaba algo, en ese primer tiempo en que River dio pruebas de voracidad -fútbol asociado, de precisión, en velocidad- se lesionó su baluarte, Javier Pinola. Los muchachos de Gallardo merecieron irse al vestuario en ventaja: las chances más claras las tuvieron Ignacio Fernández y Nicolás de la Cruz. Sin embargo, el dominio abrumador del anfitrión careció de peso en el área, de finalización.

Todo cambió. El River del segundo tiempo, se asemejó al de Copa Argentina, al de la preocupante victoria por penales sobre Gimnasia de Mendoza. Especialmente en la primera media hora: perdió la pelota, salvó el cero en su arco gracias a un offside tecnológico -juez de línea y VAR mediante- y en ese lapso ni siquiera inquietó al arquero Fábio.

Más allá del pisotón en el área a Gonzalo Montiel, de la mano que no fue (y el VAR reaseguró), de lo que Pratto aportó en sus treinta y pico minutos en cancha (cabezazo apenas afuera), Cruzeiro, que no es ninguna maravilla, lo hizo mejor en el complemento: el equipo de Mario Menezes -con Dedé como figura- se dio cuenta que el vigente campeón de la Libertadores estaba de cuerpo ausente. Casi sobre sobre el final, Edígio perdonó a River, que devolvió gentilezas con ese penal (lo “camisetearon” a Pratto) enviado a la “hache” por un Suárez diferente al que se fue a Brasil a disputar la Copa América con la “Albiceleste”.

Toda la cuestión se reduce a una, de cara a la revancha. ¿Recuperará el “Millonario” su carácter de equipo voraz en Belo Horizonte, demostrará que sigue siendo insaciable a imagen y semejanza de su entrenador? Este martes, en el Monumental, exhibió su costado “vegano” y sufrió una leve indigestión.

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