Guillermo Oliveto: “la clase media quedó golpeada por la crisis de 2018”

Guillermo Oliveto: “la clase media quedó golpeada por la crisis de 2018”

El experto estima que el consumo se irá recuperando lentamente.

EL HORIZONTE. Oliveto considera que es fundamental pensar en el largo plazo y salir de la coyuntura. EL HORIZONTE. Oliveto considera que es fundamental pensar en el largo plazo y salir de la coyuntura.

En la Argentina, ocho de cada 10 habitantes se definen como integrantes de la clase media tradicional. Sin embargo, al analizar la evolución de sus ingresos, sólo cuatro caben en la definición clásica. Y es que el año pasado, frene a los incrementos de precios, en un escenario inflacionario, con un dólar al alza y con el aumento de las tarifas de los servicios públicos “esa clase media y el resto de los estratos que componen la pirámide social bajaron un escalón, lo que les ha causado un sentimiento de dólar y de pérdida del poder adquisitivo que les obligó a reacomodar su estructura de gastos hogareños”, dice a LA GACETA Guillermo Oliveto, director de la consultora W. En una entrevista concedida a LA GACETA antes de su disertación en esta ciudad en el marco del Ciclo de Conferencias de la Fundación del Tucumán, el especialista en el estudio de las conductas de los individuos, los consumidores y los mercados afirmó que las medidas adoptadas por el gobierno nacional alentaron el consumo y, hacia fines de año, se evidenciará en los indicadores.

-¿Qué puede esperar la clase media en el actual escenario económico del país?

-La clase media siente que se achicó, que tuvo que recortar y, en algún punto, tuvo un 2018 en el que quedó muy golpeada. Este escenario se observó, más o menos, hasta abril pasado y, lentamente, está saliendo del dolor. No está de fiesta ni algo que se le parezca, pero está mejorando por una sumatoria de cuestiones como la estabilidad del dólar, la baja progresiva de la inflación y la llegada de los nuevos sueldos. Creo que las medidas de estímulos al consumo tienen un alto grado de aprobación en la sociedad y están generando cierto impacto. Así, la gente está dejando de lado aquella sensación de temor porque siente que puede recuperarse, muy paso a paso, respecto de lo que vivió, por ejemplo, hasta hace dos meses.

-¿Qué sucede con el resto de los estratos sociales?

-La sensación ha sido la misma en todos los eslabones de la cadena social: bajaron un escalón, aunque indudablemente el impacto dependió mucho de la cuestión económica. La clase alta se dio menos lujos y menos viajes al exterior. Además, resignaron algunos consumos y usaron servicios con menos frecuencia. A la clase baja, a su vez, la llevó a consumir menos alimentos y pasar a segundas o terceras marcas para estirar un poco sus ingresos. Su situación ha sido más compleja, pero el sentimiento de bajar un escalón social ha sido transversal.

-Hay personas que llegaron a comparar la situación vivida con lo que percibieron, algunos, en 1999 y otros en 2002, por efectos de las crisis financieras y económicas...

-Lo que acaba de pasar no tiene nada que ver con lo sucedido a fines de 2001 y principios de 2002. En aquella oportunidad, la economía cayó un 11%, el consumo de alimentos lo hizo en un 15-17%, mientras que el año pasado, la actividad bajó 2,5% y el consumo de alimentos lo hizo en torno de un 1,6%, sin caída, por caso, en supermercados. Indudablemente que aquel 2002 es como un fantasma que siempre está en la memoria de los argentinos. Pero el de ahora no tiene nada que ver con entonces. Y si comparamos con 1999, vemos que el desempleo en ese año fue del 18% y hoy está en 10%. No son situaciones comparables, sin negar lo complejo que ha sido el proceso económico desde el 25 de abril del año pasado hasta abril de este 2019.

-¿Se observan comportamientos de consumos particulares entre generaciones?

-Los argentinos tienden a comportarse como animales de la selva. Tienen un nivel de registro y de lectura que, en algunos puntos, son intuitivos acerca de los momentos económicos que les tocó vivir. Por eso reaccionan rápido hacia arriba y hacia abajo. Hay una percepción en la sociedad de que cada tanto la Argentina hace una crisis. Por eso estamos en estado de semialerta y, cuando ve dos o tres señales, se le encienden las luces preventivamente. Por eso, además, es una sociedad que llega a sobreactuar con profecías autocumplidas. Y esto no es por problemas psicológicos colectivos, sino porque la historia misma del país les da la razón. Esto es lo que hay que cambiar, en la conducción del país y en la sociedad toda. Hay que permitirse pensar en el largo plazo y en un horizonte que supere la coyuntura. Para eso se necesita que la economía se estabilice y que tenga previsibilidad. Si vemos en los comportamientos intergeneracionales, podemos ver que los jóvenes tienen menos apego a los bienes físicos, pero más vocación por las experiencias y creen que la devaluación los ha dejado un poco más lejos del mundo. Pero los más adultos ven una ventana de oportunidades.

-¿Cómo evolucionará el consumo este año?

-Estamos viendo que hizo un punto de inflexión y que, en términos de consumo masivo, fue menos 9 en el primer trimestre, menos 5 en el segundo y creemos que estará entre más 2 y más 3 hacia fines de año, en promedio. Se ve una curva diferente y, en principio y si no hay más presiones cambiarias extrañas, debería seguir mejorando.

-¿Más allá del año electoral?

-En general, por lo que suele decir el economista Miguel Bein, los años pares son buenos, en general, porque se vota, más que los impares. En los períodos electorales suele haber más dinero en la calle, y sea cualquiera el oficialismo que esté en el poder. La política estimula el consumo

-¿Cree que han sido efectivos los cambios en las medidas como en el Ahora 12?

-Son efectivas; están funcionando. Uno observa que en el rubro electrodomésticos, las ventas de junio han sido mejores en un 50% respecto de las observadas en mayo último. También han tenido un impacto favorable las que se lanzaron en junio para la compra de vehículos cero kilómetro. Está empezando a moverse un sector con muchas dificultades frente a la falta de crédito y lo poco que había era muy caro. Como dije antes, las medidas de estímulos al consumo no sólo están funcionando, sino que tienen un elevadísimo nivel de aprobación: casi el 70 de la población los aprueba y el 85% cree que, de alguna manera, les sirvió en lo personal.

-¿Considera que puede reducirse el nivel de morosidad que gran parte de la sociedad ha caído con las tarjetas de crédito?

-Creo que la mora se irá reacomodando lentamente, acompañando la tendencia económica. Si la microeconomía se oxigena, la mora empezaría a bajar. Lo que hubo fue un endeudamiento de golpe que se profundizó por las elevadas tasas de interés vigentes. Esto llevó a que mucha gente no pudiera cumplir los compromisos asumidos. El aguinaldo y la llegada de los aumentos salariales contribuirán a cambiar ese escenario. Lo que es muy claro es que no pocos hogares han quedado desordenados en su economía cotidiana por la devaluación, la inflación y las tasas. Pero creo que, lentamente, comienza la recuperación. No a un nivel de boom o de fiesta, pero sí que estaremos mejor de lo que estábamos.

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