Tucumán lucha contra el trabajo infantil

Tucumán lucha contra el trabajo infantil

La Argentina no solo tiene la ley N° 26.390, que prohíbe ese tipo de trabajo, sino que hay empresas, que incluyen al sector agroindustrial, que despliegan fuertes estrategias de compromiso empresario en defensa de la niñez y la adolescencia. El tema fue abordado en el IX Congreso Argentino de Citricultura que terminó ayer.

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Durante el desarrollo del IX Congreso Argentino de Citricultura que se realizó esta semana en Tucumán coincidió con el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se celebra el 12 de junio, por lo que fue uno de los temas tratados en este importante evento. No todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo infantil, que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o los adolescentes en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su escolarización, se considera positivo.

Entre otras actividades, cabe citar la ayuda que prestan a sus padres en el hogar, la colaboración en un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario escolar o durante las vacaciones, para ganar dinero de bolsillo. Este tipo de actividades son provechosas para el desarrollo de los pequeños y el bienestar de la familia; les proporcionan calificaciones y experiencia, y les ayuda a prepararse para ser miembros productivos de la sociedad en la edad adulta.

El término “trabajo infantil” suele definirse como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.

Es la actividad económica o estratégica de supervivencia, remunerada o no, realizada por niños o niñas que no tienen edad mínima de admisión al empleo o trabajo, o que no cumplieron los 18 años si se trata de trabajo peligroso.

Argentina tiene la ley N° 26.390, que prohibe el trabajo a menores de 16 años y regula las condiciones de protección del trabajo adolescente, por lo que resulta importante tener en cuenta para no entrar en explotación infantil dentro de las actividades del campo.

Los niños no deben realizar trabajos que son considerados peligrosos y perjudiciales para su bienestar físico, mental o moral, que interfieren con su escolarización, puesto que les priva de la posibilidad de asistir a clases, les obliga a abandonar la escuela de forma prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que insume mucho tiempo.

En las formas más extremas de trabajo infantil, los niños son sometidos a situaciones de esclavitud, separados de su familia, expuestos a graves peligros y enfermedades, y/o abandonados a su suerte en las calles de grandes ciudades (con frecuencia a una edad muy temprana). Cuándo calificar o no de “trabajo infantil” a una actividad específica dependerá de la edad del niño o la niña, del tipo de trabajo en cuestión y de la cantidad de horas que le dedica, las condiciones en que lo realiza, y los objetivos que persigue cada país. La respuesta varía de un país a otro y entre uno y otro sector.

Lo que queda claro es que, en nuestro país y en Tucumán, no debe existir el trabajo infantil, y en esto muchas empresas dedicadas a actividades agropecuarias y agroindustriales trabajan mancomunadamente en que esta situación no se den en las respectivas actividades que estas realizan.

Buenos ejemplos

Hay actividades como la producción citrícola y la de arándanos, que trabajan mucho en contra del trabajo infantil, por lo que resulta importante comentarlo y dar a conocer, a la opinión pública, esta loable labor en contra del trabajo infantil.

Es importante el trabajo conjunto que se viene realizando entre todos los factores que tienen responsabilidad, para que esta situación laboral no se dé y las empresas, en general, trabajen en responsabilidad social para evitar estas prácticas.

Durante la charla realizada sobre este tema en el Congreso citrícola, a cargo de Guadalupe Bulacio de la empresa Argenti Lemon, ella afirmó que la actividad citrícola del NOA nació y se desarrolló produciendo para el mundo cumpliendo los estándares más exigentes del mercado globalizado, que son los derechos laborales, los humanos y los ambientales, y que la actividad no tiene trabajo infantil y que existen convenios de Co-Responsabilidad para erradicar el trabajo en negro.

La erradicación del trabajo infantil es responsabilidad primaria del Estado. Pero al ser un fenómeno multicausal se requiere de la acción conjunta y mancomunada de toda la sociedad, por lo que se creó una red de empresas contra el trabajo infantil con la misión y objetivos claros para prevenir y erradicar el trabajo infantil a través del trabajo de diferentes áreas que cumplan ese objetivo final. Como dice el eslogan del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, “Trabajar no es un juego” para ello se debe hacer todo lo posible para que los niños no trabajen, y por eso es que iniciativas como las que llevan adelante los sectores citrícola y arandanero deben ser apoyadas en todo sentido e imitadas.

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